España es un territorio grande. No tan extenso como Estados Unidos o Rusia, pero lo suficiente para que los trayectos de tren puedan ser fácilmente superiores a las tres horas. Incluso algunos Alvia pueden superar todavía las 12 horas de viaje.

Como podemos ver en el mapa de la cobertura 4G en España de la principal operadora, Movistar, el servicio es deficiente o muy deficiente fuera las principales áreas urbanas españolas. Una carencia más clara en las dos Castillas con una población diseminada en pequeños núcleos.

Mapa España 4G Movistar

Esos vergeles de población son los nudos principales de las líneas ferroviarias. Ninguna operadora móvil tiene interés en desplegar sus repetidores en esas áreas, lo que dificulta la comunicación de los pasajeros del tren. Ciertamente es un campo complicado. Aunque muchos pasajeros creen que debería ser la propia compañía Renfe quien facilitase el servicio mediante antenas móviles en sus trenes. Lo cierto es que dichas instalaciones tendrían poco servicio en una gran parte de su recorrido.

La convivencia entre trenes y datos parece estar más lejos que cerca. Una compañía prácticamente estatal como Renfe, cuya única preocupación es sobrevivir a la futura competencia, y compañías operadoras como Movistar, cuya inversión se reduce cada vez más y de forma exclusiva a zonas con un potencial de clientes, olvidando que en su día fue fundada con un fin no sólo económico.