Sexto lunes de huelga de dos horas en los tres turnos de trabajo en el servicio de metro de Barcelona. Madrugones, estaciones en las que se tuvo que regular la entrada de viajeros por las aglomeraciones, vagones hasta la bandera con usuarios como sardinas, frecuencia menor de paso de trenes... El conflicto laboral sigue encallado y los partidos de la oposición en el Ayuntamiento fueron ayer muy críticos con el Ejecutivo de la alcaldesa Ada Colau por la gestión del conflicto, que tiene su origen en la negociación del convenio.

La principal fuerza de la oposición, el grup Demòcrata, lamentó que “el Gobierno ni siquiera se molesta en comparecer” los días de huelga, como hacía al comienzo, cuando la concejal de Movilidad, solía dar cuenta de la situación de las negociaciones. “Está desaparecido”, afirmó el portavoz de los demócratas, Joaquim Forn. “Quieren convertir esta jornadas, la sexta ya, en una situación normalizada. No entendemos la incapacidad para resolver un conflicto que comienza a estar enquistado”, criticó.

Por parte de Ciutadans, su jefa de filas en el Ayuntamiento, Carina Mejías, también se refirió a la “incapacidad” del Ejecutivo para resolver el conflicto. El concejal Santiago Alonso reclamó “voluntad real para llegar a un acuerdo con los trabajadores del metro” y acusó al Gobierno, que ostenta la presidencia de TMB, de haber convertido la negociación colectiva en “un caos”.

El concejal Javier Mulleras (PP) afirmó que “para Colau, los usuarios del metro son invisibles”, y recordó la afectación de los paros para “miles de personas que cogen el metro para ir a trabajar”. “Ante la huelga de metro, Colau ni participa ni dialoga ni gestiona el conflicto”, lamentó.