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1 diciembre 2016

La constructora de la variante avisó de que el muro era insuficiente hace nueve años

VÍDEO

Cabecera de la pantalla de pilotes que está cediendo hacia la plataforma ferroviaria, desbordada por la ladera. / JUAN CARLOS ROMÁN

  • Sugería un túnel o levantar cuatro pantallas para contener el terreno. Los técnicos creen que el actual deslizamiento no retrasará su apertura

     

    El Ministerio de Fomento, a través del Adif, acaba de licitar un contrato que evidencia su frustración con la ladera de Campomanes, el problema geológico más grave de la variante de Pajares. Once años después de su primer proyecto para el tramo Sotiello-Campomanes, y tras más de un lustro de modificados y refuerzos, los técnicos del Adif piden de nuevo auxilio externo. El pliego que rige el concurso reconoce que el deslizamiento número 2 está venciendo la resistencia de una pantalla de pilotes diseñada para contenerla.

    «Los incrementos de desplazamientos medidos en cada una de las fases constructivas superaron las previsiones de los cálculos (...) en algunos casos ampliamente», señala el documento. «Los movimientos de avance hacia intradós continúan hasta la fecha en todos los niveles auscultados sin mostrar una tendencia clara hacia la estabilización», agregan. «Los anclajes no son capaces de proporcionar a la pantalla la retención necesaria frente a los empujes del deslizamiento». Los especialistas sospechan que la tierra se mueve bajo la pared, admiten que «el modelo geológico que se tomó como referencia para el cálculo de la pantalla sea diferente al real» y piden que un grupo de expertos analice de nuevo el problema.

    Adif asumió la situación a finales de primavera, el jefe de la obra firmó el pliego el 11 de agosto y la empresa lo sacó a concurso el sábado pasado, concediendo un plazo inusualmente breve para presentar ofertas. Hasta el próximo día 13 tienen los estudios de ingeniería y cálculo para postularse. Quien se lleve el encargo, dispondrá luego de cinco meses para entregar todos los informes requeridos.

     
     

    Lo sucedido es la última consecuencia de un debate técnico que se resolvió mal entre finales de 2006 y principios de 2007. En aquellas fechas dos partes se sentaron alrededor de la mesa. De un lado Acciona, que el 24 de julio de 2006 se adjudicó la obra de Sotiello-Campomanes. Del otro, los técnicos del Adif que habían diseñado el proyecto constructivo con la asistencia de Geocontrol y Gabinete de Estudios Técnicos, consultoras que cobraron 715.737 euros por ello.

    El proyecto inicial reconocía la existencia de depósitos de arcilla a lo largo de un segmento de 2.100 metros, a pesar de lo cual, diseñaba muros de escasa entidad al considerar que los deslizamientos apenas tenían actividad. Los asesores de Acciona en cambio encontraron justo en el deslizamiento 2 un inclinómetro, instalado dos años antes, roto por los corrimientos. Alarmados por el dato, ejecutaron más de 120 sondeos, instrumentaron inclinómetros en unos 5.000 metros, y sacaron medio centenar de cortes geológicos. Con esos datos, instaron a Adif a replantearse el proyecto, pues juzgaban insuficiente el muro de contención propuesto.

    La primera idea sugerida fue la de salvar Sotiello-Campomanes con un túnel bajo la zona de deslizamiento. Los técnicos del Adif rechazaron la propuesta al considerar que encarecía los trabajos. La segunda alternativa calculada por Acciona pasaba por levantar la actual pantalla de pilotes, pero acompañándola de dos más enterradas ladera arriba que le redujeran parte de la presión; el sistema se completaba con otra más entre la plataforma ferroviaria y el río Huerna, para cortocircuitar de alguna manera el efecto que tiene el cauce. El paso de las aguas lame el final del deslizamiento, reactivando su progresión.

    Los ingenieros del Adif también rechazaron este segundo planteamiento, concediendo toda fiabilidad al proyecto original. En un momento dado, Acciona amenazó con rescindir el contrato, pero finalmente accedió a su materialización. Los primeros movimientos de tierra y apertura de caminos fueron demostrando el alcance de los deslizamientos, obligando ya a reforzar la pantalla de pilotes. En abril de 2011 el Consejo de Ministros aprobó un modificado de 14,7 millones para financiar, entre otros, una red de pozos drenantes abiertos en el deslizamiento 2. A finales de 2014, Moncloa estiró la asignación en otros 19,7 millones para actuar en otros puntos de la ladera.

    A pesar de los esfuerzos, la pantalla de pilotes registra todavía un movimiento, menor, de escasos milímetros al año, con tendencia al abatimiento sobre la traza, pero a largo plazo. El contrato ahora en licitación determinará cerca del verano de 2017 qué tipo de obra puede conferirle una rigidez inalterable durante décadas.

    Los especialistas consultados juzgan que el problema «no es crítico», en cuanto a que se puede ir resolviendo mientras avanzan el resto de unidades de obra. Cabe recordar que Adif acaba de dar un ultimátum a Dragados para que inicie el montaje de vía en la vertiente asturiana, y tiene en estudio un nuevo diseño para los ventiladores de los macrotúneles, inconvenientes que son los que marcarán la fecha definitiva de apertura.

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