Apenas unas 18 personas utilizan los trenes al aeropuerto a diario para llegar allí o a sus estaciones de destino. En lo que va de año la situación ha mejorado pues la influencia del tráfico de media distancia (especialmente el que llega hasta 'La Parra' desde las localidades de la Bahía) ha provocado que los cinco pasajeros al día con los que se empezó el año se hayan casi multiplicado por cuatro. Pero sigue siendo una cifra insuficiente, ridícula.

Normalmente, los usuarios del aeropuerto que son de Jerez prefieren que alguien -un amigo o un familiar- les acerque hasta la instalación aeroportuaria antes que contratar los servicios de un taxi o coger uno de los autobuses del Consorcio Metropolitano.

"En la actualidad", apunta a este medio José Aroca, responsable del Sindicato Ferroviario a nivel provincial, "se puede decir que los trenes de la red de Cercanías acercan hasta el aeropuerto a unas 10 personas al día, y que la media distancia trae a otras ocho. Son datos aproximados pero que no se alejan de la realidad actual de dicho apeadero".

En un principio se pensó que los principales clientes del apeadero del aeropuerto serían los trabajadores de 'La Parra', así como los que cumplieran con sus obligaciones profesionales en las empresas del Polo Aeronáutico, donde hoy en día tan sólo se ubican Carbures y la Escuela de Pilotos. Las malas conexiones han provocado que muchos trabajadores del aeropuerto hayan dejado de utilizar este apeadero y, según se apunta desde el Sindicato Ferroviario, "no se trata de una conexión fácil". No en vano se trata de una vía de gran importancia que tiene lo que en el argot de los trenes se llama "una malla de seguridad intensa". Esto viene a significar que la vía tan sólo puede ser utilizada cuando no hay trenes ni por delante ni por detrás que puedan permitir la conexión con el apeadero y acto seguido proseguir hasta su destino, hacia delante o volver sobre sus pasos. Dicha seguridad en la 'malla' es esencial para que las señales a las que atienden los maquinistas funcionen".

"Lo habitual -destaca el responsable del Sindicato Ferroviario de la provincia- es que el tren vuelva del aeropuerto vacío y vaya para allá con unas pocas personas a bordo. Lo habitual en muchas ocasiones ha sido que el maquinista y el interventor fueran absolutamente solos en el tren".

Las penosas cifras de este apeadero levantan muchas dudas sobre su viabilidad, aunque por el simple hecho de estar considerado un servicio público de importancia provoca que Renfe siga asumiendo las indudables pérdidas. El hecho de que las vías del tren pasaran por el aeropuerto de Jerez resultó determinante para que el apeadero se construyera. Se trató de una inversión del gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero (PSOE) cuando el ministro de Fomento era José Blanco. Costó 11,3 millones de euros. Fue inaugurado el 7 de septiembre de 2011. Desde entonces, jamás ha llegado a funcionar con un flujo de pasajeros que se pueda considerar como mínimamente normal. Quizás la verdadera utilidad de este apeadero llegue cuando el aeropuerto funcione recibiendo dos millones de pasajeros al año. No en vano fue diseñado para atender a tres, aunque la llegada de la crisis le hizo caer en picado.