TRENEANDO

Protesta en Hendaya contra el tren de alta velocidad

Enero 24, 2010

Siguen las protestas contra la alta velocidad. Iparralde es uno de los lugares donde mayores protestas se organizan en los últimos meses contra los nuevos proyectos ferroviarios. Entre 13.000 personas, según la Policía, y 20.000, según los organizadores, se manifestaron hoy en la localidad francesa de Hendaya y la fronteriza localidad española de Irún para protestar contra el proyecto de línea ferroviaria de alta velocidad que conecta Burdeos con España. La manifestación, que transcurrió sin incidentes, comenzó en la estación ferroviaria de Hendaya y llegó hasta el centro de la vecina Irún a través del puente que cruza el río Bidasoa, frontera natural entre España y Francia.

Convocada por colectivos abertzales y por ecologistas de Francia, España e Italia, la protesta se nutrió también de personas llegadas del departamento de las Landas, en contra de la otra línea de alta velocidad, con destino en Toulouse. Los manifestantes solicitaron a los Gobiernos francés y español “la detención inmediata de las obras y los proyectos del TAV (tren de alta velocidad) para acometer un verdadero debate público uniforme a escala europea sobre el modelo de transporte, de ordenación del territorio y de sociedad que subyacen a este desarrollo desenfrenado de líneas de TAV”. Los convocantes adoptaron un texto común, bautizado “Carta de Hendaya”, que pretenden sirva para federar a los diferentes movimientos europeos que se oponen a la construcción de líneas de alta velocidad.

En conferencia de prensa, al término de la marcha, anunciaron que el movimiento quiere apelar al Parlamento Europeo y a la Comisión Europea para que reflexione sobre “el absurdo y lo innecesario de las grandes infraestructuras” y para que se revise “a fondo la estrategia de la Unión Europea (UE) en cuanto a los transportes europeos”. Un portavoz del Colectivo de Asociaciones de Defensa del Medioambiente en el País Vasco, Víctor Pachón, indicó que no hay “ninguna lógica ni coherencia” entre Francia y España en lo que concierne al proyecto de líneas de alta velocidad. “Debemos atacar lugares comunes, principalmente que la línea de alta velocidad es sinónimo de progreso”, agregó. Aquellos que se oponen a los trenes de alta velocidad prefieren la optimización de las líneas ya existentes antes que la creación de nuevas infraestructuras.

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