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19 mayo 2016

El tren de la ruta de la seda entre España y China es un absoluto fracaso comercial

  • A los exportadores les cuesta el doble que enviar por mar
  • Sólo ocho trenes han salido de España desde finales de 2014

 

18/05/2016 - 12:35

 

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Ana Pastor y Ana Botella recibieron en 2014 el primero de estos trenes, gestionado por Transfesa (Deutsche Bahn)

Fue anunciado a bombo y platillo por la ministra de Fomento, Ana Pastor. El tren entre China y España prometía abrir una ruta dorada para los exportadores españoles y acortar a la mitad el tiempo que los contenedores tardan en capear los peligrosos estrechos del sudeste asiático y en cruzar el Canal de Suez. Pero la realidad es que para los empresarios españoles este tren es un absoluto fracaso comercial.

 

Desde que en noviembre de 2014 China expandió la ruta que ya conectaba el interior del vasto país con Alemania, y la llevó hasta la península Ibérica (creando así la línea de tren más larga del planeta), sólo ocho trenes han viajado cargados de contenedores entre España y el gigante asiático, como hoy revela Quartz.

Y es que el precio de cada flete es de 2.000 euros por contenedor: casi el doble de lo que cuesta enviarlo por mar. La única ganancia es, por tanto, la del ahorro de tiempo, y hay pocos productos que justifiquen pagar el doble para llegar en 18 días a Yiwu, la terminal china de la ruta.

Es precisamente el tipo de envío del que se benefician algunos productos perecederos, como es el caso del preciado aceite o el jamón ibérico. Pero hay una dificultad añadida: los contenedores que se pueden enviar no están acondicionados para regular la temperatura.

Eso quiere decir que, en la estepa siberiana las botellas de aceite se solidifican y pueden llegar incluso a explotar en invierno, y su contenido echarse a perder en verano. La solución propuesta para el tren, de cuya tracción en Europa (también en España a través de Transfesa) se encarga la empresa Deutsche Bahn, es rodear los productos alimentarios de mantas térmicas.

Jamones congelados

Pero apenas consiguen aislar en 10ºC el frío o el calor exterior. El resultado práctico es que ningún exportador en su sano juicio utilizaría el tren en verano o en invierno. Además, la carga debe ser transbordada tres veces por los diferentes anchos de vía: en los Pirineos, en la frontera de Alemania con Polonia, y en la de Rusia con China.

Aún así algunos empresarios se atrevieron en su día a fletar contenedores para que crucen 13.000 kilómetros de Eurasia desde el Atlántico al Pacífico. ¿Por qué?

Varios productores españoles reconocen que uno de los pocos atractivos de utilizar la ruta de la seda era obtener "publicidad gratis" en la televisión china a su llegada a término. Pasada la novedad, el tren de la Ruta de la Seda parece más un empeño de Pekín por conseguir notoriedad en Europa occidental, con la asistencia de fotos institucionales (como la que la ministra de Fomento se apresuró a hacerse una fría mañana de otoño en la terminal madrileña de Abroñigal) que una empresa seria y, sobre todo, viable.

 

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