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18 enero 2016

Un ferrocarril que circula a ritmo de diligencia

Faltan personal y mantenimiento de vías y máquinas, y los horarios no se ajustan a la demanda

ANA F. CUBAORTIGUEIRA / LA VOZ, 17 de enero de 2016. Actualizado a las 09:31 h.

 

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FOTO: JOSÉ PARDO

 

Los ferroviarios cuentan, no sin ironía, que las diligencias tardaban 13 horas en completar la ruta de Ferrol a Oviedo. «Y a nosotros casi nos lleva siete y media». La compañía Feve, responsable del ferrocarril de vía estrecha, inaugurado en Galicia en 1972, fue absorbida hace tres años por Renfe Viajeros, de la que dependen interventores y maquinistas (igual que la organización de los horarios), mientras que el personal de las estaciones -jefes y factores de circulación- pertenece a Adif, responsable del mantenimiento de la infraestructura.

Mentar el AVE a un usuario del tren de la costa -la mayoría habituales- genera indignación y algún chascarrillo. Las restricciones de velocidad impuestas a raíz del trágico accidente del Alvia en Santiago han ralentizado aún más la marcha. Los maquinistas confirman que el control es estricto y entre O Barqueiro y Ferrol solo pueden alcanzar los 80 kilómetros por hora en un par de tramos. Las señales de límite a 30 jalonan el recorrido, alguna desde hace años, e incluso lustros, «por precaución», por una incidencia registrada en su día que jamás ha sido reparada.

Entre 1996 y 2000 Feve mejoró las instalaciones, renovó y electrificó vías, remodeló estaciones e invirtió en seguridad. Y a principios de este siglo se modernizaron los trenes de viajeros y mercancías. «Es como circular con un Mercedes por una corredoira», ilustra un operario. Los vagones están bien acondicionados, «pero las máquinas han salido malas» y las averías son frecuentes. Los recortes han adelgazado la partida de reparaciones y en vez de solventar cuanto antes los fallos, la empresa opta por contratar servicios de microbús. Si a esto se suma la escasez de maquinistas -no se cubren las jubilaciones-, casi todas las semanas se produce algún transbordo.

«Vamos hasta Xuvia en tren y desde ahí en bus», avisa el interventor. Ahí empieza el periplo, de estación en estación, de apeadero en apeadero, por pistas imposibles, que el conductor ya conoce -«cuando mandan uno nuevo se vuelve loco»-. «¿E logo hoxe non vén o tren?», pregunta un viajero que espera en Ortigueira para regresar a O Barqueiro, cargado con las bolsas del mercado. «Xa me ten tocado ir varias veces en taxi», cuenta una vecina de Pedroso. «O outro día mandaron unha furgoneta», comenta su compañero de asiento. El cambio de horarios, en vigor desde el 29 de noviembre de 2014, también genera quejas. «Seguimos con los retrasos y han quitado trenes en los que viajaban muchos pasajeros», afirma una afectada. El que antes salía de Ferrol hacia Cerdido a las 20.20 horas se adelantó a las 20.00. «y ahora mucha gente queda fuera porque no sale de trabajar a tiempo para cogerlo». «Y así perdemos viajeros, unos se mueren y otros nos dejan porque no les damos lo que necesitan», constata un veterano.

Pese a todo, hay servicios de cercanías bastante concurridos, más en los tramos próximos a Ferrol, como el de las 7.22 horas desde Cerdido, lleno de estudiantes; el de las 7.15 de San Sadurniño, con empleados de oficinas; o el de las 8.35 desde Xuvia, «sobre todo a principios de mes, con mucha gente mayor que va al banco y también al médico». En sentido contrario, en el tren de las 13 horas con destino a Ortigueira y en los de las 14.30 (a San Sadurniño) y 15.30 (a Cerdido), regresan a casa quienes madrugaron. «O coche é moi cómodo, pero non ves a ninguén», comenta una jubilada. «O tren sae más barato, teste que adaptar aos horarios, pero gastas menos e libraste de buscar aparcamento, que en Ferrol non hai, peor os días de mercadillo», agrega un joven.

El viaje de Ortigueira a Ferrol muestra las miserias: trincheras devoradas por la maleza, con las mallas rotas y árboles al borde de la vía; apeaderos con papeleras y bancos oxidados, pintadas y restos de basura; y estaciones de paredes ennegrecidas por la humedad. Abandono. Las brigadas de Feve son historia y ahora Adif contrata la limpieza, «tarde e mal». Estos días los únicos trabajos se concentran en el entorno de la estación de Xuvia, cerrada por la mañana el fin de semana (y la de Cerdido por la tarde), porque no hay personal suficiente. De 11 interventores han quedado seis y lo mismo ocurre con maquinistas y factores de circulación, a quienes dirigen sus quejas a diario los viajeros, por tornos que no reconocen el billete o demoras. «Sálvese quien pueda», resume un ferroviario.

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