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5 noviembre 2015

La parada de tren discriminatoria

VÍDEO

Vista de la escalera de la parada de tren Valdecilla-La Marga. / Foto: María Gil Lastra | Vídeo: Pablo Bermúdez

  • Tres escaleras de 32 peldaños cada una, y ningún elevador, separan la parada Valdecilla-La Marga de los apeaderos | Renfe anuncia que en 2016 se instalarán tres ascensores

    Resulta curioso e incluso de chiste, de humor negro, por supuesto, entrar en laparada de Feve Valdecilla-La Marga y ver en amarillo unos pictogramas que hacen adivinar que la máquina de acceso (unos tornos) al apeadero está adaptada, en cuanto a la anchura, para madres con carritos de bebé y personas en silla de ruedas. El que pegó los dibujos debió echarse las manos a la cabeza pensando que su trabajo, a veces, carece de sentido.

    Tres ascensores en 2016

    "Pedir disculpas a los clientes por los inconvenientes causados por la falta de accesibilidad", es lo primero que dice Renfe al conocer los inconvenientes que viven los usuarios de la estación Valdecilla-La Marga. Y añade más. Dentro del Plan +Renfe Cercanías, que se encuentra en fase de redacción del proyecto, "se incluye la instalación de tres ascensores en el lado de Renfe (ancho métrico) y la modificación de las escaleras con objeto de solventar los impedimentos" derivados de la falta de accesibilidad.

    Según la compañía ferroviaria, el inicio de las obras está previsto para "2016 y se completará con la instalación de una nueva marquesina que conferirá al apeadero un moderno aspecto".

    Tres barreras arquitectónicas de nombre escaleras y apellido '32 peldaños cada una' separan el acceso principal de los adenes. La parada de tren de Valdecilla-La Marga, que es así como la ha bautizado la propia Feve, es la que utilizan (o deberían utilizar) más enfermos y pacientes para desplazarse al Hospital. "En algunas ocasiones he tenido que ir hasta la estación del centro y allí coger un taxi porque tengo asma y no puedo subir por aquí", dice un usuario al que le cuesta articular las palabras tras vencer la pendiente. Ha hecho cuatro parones para aspirar aire hasta llegar arriba. Como él otros tantos enfermos se ven obligados a, mientras niegan con la cabeza pensando en las instituciones, dejar pasar de largo la parada más cercana al centro sanitario.

    "La gente en silla de ruedas tiene que buscarse la vida y las madres suelen pedir ayuda para subir el carro. He visto a personas mayores con muletas que han tenido que coger otro tren porque no podían subir. Me cuesta a mí que soy joven...", dice una chica conocedora del problema de accesibilidad.

    La parada discriminatoria

    Tres pasos de cebra y 350 metros (cuatro minutos andando) separan la parada de tren de la puerta de Valdecilla Sur. Una conexión perfecta si no fuera porque no todos los ciudadanos pueden hacer uso de ella. Para Rosario Perales, vecina de Santander, cree que es "inadmisible y discriminatorio" que en pleno siglo XXI y en una ciudad que "presume de ser Smart City" se den situaciones como esta. Perales cuenta que un vecino y conocido suyo "está operado del corazón y va con frecuencia en tren al hospital, pero viaja hasta el centro y allí coge otro medio de transporte porque no puede hacer grandes esfuerzos".

    "Debería adaptarse a las necesidades de los ciudadanos", grita una mujer mientras corre para alcanzar el tren que llega a la estación.

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