Por Fidel Rubio | Con EFE, REUTERS

20/09 14:41 CET

La ciudad croata de Tovarnik, fronteriza con Serbia, vuelve a ser escenario de enfrentamientos entre policía yrefugiados. Algunos de estos inmigrantes, procedentes de Oriente Medio, han logrado subirse a un tren para dirigirse hacia Europa central, mientras que otros han tenido menos suerte y no han podido acceder al convoy o han visto cómo la policía les separaba de sus familiares.

Desde el pasado miércoles, cuando empezó el desvío de la llamada “ruta de los Balcanes”, más de 21.000 refugiados han entrado en Croacia.

Con el objetivo de desatascar el alud migratorio registrado estos días en ese país, Hungría, que ha impuesto estrictas leyes para controlar la entrada de refugiados, ha abierto uno de sus puntos fronterizos con Serbia.

Por otro lado, centenares de refugiados siguen llegando a la frontera croata desde la localidad serbia de Sid, a ocho kilómetros de distancia.

Allí, en un refugio temporal de Cruz Roja, han recibido ropa y comida para afrontar mejor la próxima etapa de sus periplos.

Sin embargo, aquellos que cruzan la frontera y entran en territorio croata hacen frente al peligro de las miles de minas antipersona que siguen enterradas desde la guerra de Yugoslavia.