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¿Cuanto tiempo se necesita para arreglar una escalera automática en una estación de Renfe?

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¿Desidia o un claro exponente -otro más- de la crisis? La pregunta no es gratuita. Desde hace cuatro meses permanece fuera de servicio la escalera automática que da acceso al intercambiador de Príncipe Pío (metro, cercanías y autobuses interurbanos) por paseo del Rey, cuyo mantenimiento depende de Renfe. El problema “excede al aspecto técnico”. Esa es la respuesta que reciben los usuarios que plantean la queja ante el correspondiente organismo.

¿Renfe es responsable del arreglo? ¿O lo es Adif? Porque esa es otra. El viajero nunca sabe cuál de los dos entes es el titular de los dispositivos existentes en una terminal ferroviaria (Cercanías corresponden a la operadora). Y eso que sobre el papel parece meridianmente claro: Adif es el gestor de las infraestructuras ferroviarias españolas; y Renfe Operadora, compañía que explota los ferrocarriles de titularidad pública. ¿Entonces por qué responde la operadora con la gestión del arreglo? Misterios de la política ferroviaria.

Lo que tienen más que claro los uuarios que conviven a diario con este problema desde hace cuatro meses es que deben bajar a pie los 70 escalones que separan un nivel del otro. Bien está que los primeros 30 peldaños no dispongan de un mecanismo automático; pero los otros 40 sí que lo han tenido…hasta la avería que impide su normal funcionamiento. Los viajeros se ven obligados a transitar y salvar una escalera angosta y empinada o a dar un rodeo para entrar por la glorieta de San Vicente.

Cierto que Renfe cumple con su obligación y advierte de la anomalía a quienes transitan por el lugar. ¡Estaría bueno! Los responsables de la estación han colocado el cartel correspondiente donde se informa a los transeúntes de la situación. Eso sí, el aviso se encuentra a mitad de la escalera, donde debería empezar el dispositivo que hace funcionar la rampa mecánica. Vamos, lo lógico, porque los mencionados 30 escalones anteriores deben bajarse a pie. Así que los viajeros ocasionales se ven a mitad de camino sin saber bien qué hacer a continuación: si volver a subir o bajar los 40 escalones mecánicos que permanecen parados y que no invitan demasiado a realiar la operación a pie.

Son muchos los usuarios que se quejan del problema. Pero para eso también tiene respuesta la escaleta de soluciones del manual de la operadora. Renfe siempre responde, aunque hay veces que sería mejor que se ahorrara la sentencia. “Podemos asegurarle que nuestro departamento de Instalaciones está trabajando de forma intensiva en la solución de la deficiencia, de gran complejidad y que excede el aspecto técnico“. Según cuenta la agencia Efe, una usuaria recibió por escrito esta conestación. En el escrito, fechado el 27 de febrero y firmado por Antonia Guerrero, del Servicio Posventa, Renfe confiaba en que el problema se pudiera solucionar “en breve”.

Desde el mismo departamento se asegura que, con toda probabilidad, a la vuelta de las vacaciones de Semana Santa se acometerán las obras de reparación de la escalera mecánica. No se aclara, en esa réplica, cuál es esa deficiencia “de gran complejidad y que excede el aspecto técnico” que ha dejado a la escalera mecánica inservible durante tanto tiempo.

Y se sabe que ante los problemas de esta índole, la compresión de vecinos y usuarios es más bien escasa. No es de extrañar, por tanto, que saquen a colación otras cuestiones que afectan a la operadora y que en el pasado también fueron objeto de burla. Aseguran algunos viajeros que se tardó cinco años en reponer un tramo de la barandilla de las escaleras.

Lo que podía ser una anécdota, parece más bien un problema que se repite con cierta frecuencia. Y si no que e lo pregunten a los viajeros habituales de laestación de Zabalburu en Bilbao que sufrieron una situación muy similar en el último trimestre del pasado año. Renfe tardó mes y medio en dar con el origen del problema. La empresa detectó un fallo en el sistema de antiatrapamientos, por ello optó por parar el servicio «y evitar así poner en peligro a los pasajeros». Los viajero soportaron esta situación durante cerca de tres meses y medio. O el caso de La Hoya, en Lorca (Murcia): los vecinos de esta localidad decidieron en agosto del año pasado recaudar dinero para reparar el ascensor de la estación de Cercanías, que llevaba averiado desde septiembre de 2012.

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