DiariodeBurgos.es

21 marzo 2014

Cultura / Historia

Aranda y Azpeita se quedan algunos fondos del fallido museo ferroviario

G.A.T. / Miranda - jueves, 20 de marzo de 2014

 

García (i.) conserva miles de piezas en una lonja en las que apenas puede exhibirlas. F.V.
García (i.) conserva miles de piezas en una lonja en las que apenas puede exhibirlas. F.V.

El fallido proyecto para hacer en el Centro Cívico Raimundo Porres un museo ferroviario va a ocasionar la salida paulatina de la ciudad de parte de los importantes y numerosos fondos que en su día se contemplaron para el espacio museístico mirandés. La falta de avances en el proceso abierto hace años por los dueños de los fondos de Museo del Ferrocarril III Generaciones (hoy almacenados en una lonja), que ofertaron al Ayuntamiento todo el material expositivo, ha hecho que se decidan por responder de forma afirmativa a la donación de los fondos a otros museos nacionales que desde hace mucho tiempo se habían interesado por las extraordinarias piezas que conserva Julio García, responsable del III Generaciones, y que las retenía en Miranda confiado en que el museo saliera adelante.
Después de que hace unos meses el propio Julio García comunicara al Ayuntamiento la imposibilidad de avanzar en el museo local ante la falta de respuesta del alcalde a su petición de firmar un convenio para la cesión de los fondos y la organización de lo que iba a ser el museo del Centro Cívico, algunos de los materiales ya tienen nuevo destino.
Una parte ha viajado a Aranda de Duero. La ciudad cuenta con un Museo del Tren que había mostrado a García el interés por algunos de los valiosos elementos que conserva gracias a un trabajo de acopio y documentación de varias décadas. Otra parte de los fondos serán llevados esta misma semana a Azpeitia. La localidad guipuzcoana es la sede del Museo Vasco del Ferrocarril, uno de los centros ferroviarios de referencia en Europa.
Los materiales enviados son variados, desde piezas de algunos trenes que tuvieron base en Miranda, a placas de locomotoras antiguas. Hay también varios planos de los años 30 y 40, y una curiosa máquina que llamó la atención al museo de Azpeitia y que servía para dar la nomenclatura con microfilms los vehículos, lo que permitió pasar de la nomenclatura manual a esta automática, y que hoy ha sido reemplaza por la informática.
Preguntado sobre la marcha de los materiales a estos dos museos, García confirma que desde hace tiempo estaban interesados en ellos y en muchos otros, y que cuando se supo que el museo mirandés no salía adelante volvieron a solicitarlos. «Para nosotros es una pena que estos fondos no puedan exponerse en Miranda, pero como siempre hemos dicho lo importante es que los ciudadanos los puedan disfrutar, y si no puede ser en Miranda que sea al menos en otros lugares», dice García, recordando que durante muchos años se han negado a peticiones de otras localidades confiando en que en Miranda podría hacerse el museo.
Afirma -ya que en alguna ocasión se le ha acusado de querer sacar beneficio económico del museo mirandés- que han donado los fondos a los centro ferroviarios. «Yo nunca he querido sacar un beneficio económico, que eso quede muy claro... y se puede contrastar con los directores de ambos museos», explica, reiterando que lo único que solicitó al Ayuntamiento mirandés fue la firma de un convenio. «Hay que hacer las cosas bien, poner por escrito y conforme a un acuerdo cómo se cedían los fondos, en qué condiciones, cómo iba a ser la seguridad para conservarlos, la forma de exponerlos... y el Consistorio es el que tiene los recursos jurídicos para redactarlo», dice.  Cree, al menos, que el destino de ambos lotes de piezas va a «dos museos que son importantes», en dos ciudades que apuestan por conservar su patrimonio ferroviario.

Los dueños de la colección que se había ofertado al Ayuntamiento para el Centro Cívico creen que ante la falta de avances deben acceder a las peticiones para exhibir el material
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