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18 febrero 2014

Siete meses de peregrinación truncada en Angrois

El presidente de las víctimas del Alvia termina el viaje en bicicleta que inició en julio

Se reune con el juez Luis Aláez, que le pide “confianza” en la Justicia

 Santiago 17 FEB 2014 - 17:01 CET

 

El presidente de la asociación de víctimas del Alvia. / ATLAS / EFE

 

Cristóbal González Rabadán tenía 51 años cuando salió en julio de su casa de Sevilla para hacer el Camino de Santiago en bicicleta recorriendo la Ruta de la Plata. Pero no llegó a Compostela a bordo de su montura de dos ruedas hasta ayer, siete meses después y ya con 52 años. En este tiempo, en un intento de atajar, el 24 de julio, cuando aún estaba en Puebla de Sanabria (Zamora), decidió subirse a media tarde a un tren para llegar a Santiago en la víspera de la fiesta grande. Ese Alvia Madrid-Ferrol descarriló cuatro kilómetros antes de que Cristóbal alcanzase su destino. Así que la semana pasada, más recuperado de sus heridas, decidió terminar lo que empezó en julio y esta mañana, mil kilómetros después, cumplió su objetivo.

Cristóbal, militar retirado, no quería solo saldar una deuda pendiente. Es el presidente de la Asociación de Perjudicados por el Accidente Ferroviario del Tren Alvia de Santiago (Apafas), y como tal se reunió con Luis Aláez y Antonio Roma, juez y fiscal encargados de la instrucción del accidente en el que fallecieron 79 personas y otras muchas, como él, sufrieron heridas físicas y sicológicas. Más de dos horas estuvo en los juzgados de Santiago para entregarles una carta de la asociación y pedirles “que se haga justicia, que se investigue y se sepa toda la verdad”. Y salió contento de esas “dos charlas sin prisas”: “Me transmiten los dos una palabra, confianza, y me voy con ella, es suficiente y justifica haber hecho este viaje”, asegura. “Van a hacer todo lo que está en sus manos para conseguir justicia”, añade, y se muestra convencido de que el juez Aláez, que ha pedido el cambio de juzgado por motivos personales y de carrera judicial, decisión que respeta, “va a seguir” con la instrucción y retrasará su traslado mientras tanto.

González Rabadán cree que “la responsabilidad del maquinista no es la única, hay más”, pese a que el conductor del tren, Francisco José Garzón, siga siendo actualmente el único imputado tras reconocer que circulaba a más velocidad de la debida despistado tras recibir una llamada telefónica del interventor del tren. El presidente de Apafas cree que está “fuera de lugar” culpar solo al maquinista porque “no se puede dejar una máquina así solo en manos de una persona”. “En España vendemos nuestro tren como líder, y no lo pongo en duda, pero es difícil asimilar cómo puede producirse un accidente de esta magnitud si somos punteros en esta tecnología”.

Antes de llegar al juzgado a bordo de su bici, Cristóbal entró en Santiago por Angrois, por donde lleva siglos discurriendo esa Ruta de la Plata que él inició en Sevilla. Allí se detuvo a colocar un ramo de flores en la verja que lleva siete meses acogiendo los homenajes a los fallecidos. Y allí paró a hablar con los vecinos que el 24 de julio saltaron a las vías para socorrer a los pasajeros del tren. El propio Cristóbal, con una brecha en la cabeza, ayudó a sacar heridos de entre los restos del tren hasta que las fuerzas lo abandonaron y, pensando que iba a morir, se despidió de su mujer con un mensaje telefónico. Ahora el teléfono tampoco para. Son periodistas de toda España que quieren que les cuente su viaje. Cristóbal, paciente, atiende a todos, porque lo que él quiere es que nadie se olvide de la tragedia de Angrois.

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