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28 octubre 2018

El tren, un lujo desaprovechado

brauli montoya abat 26.10.2018 | 04:15

 

Los nuevos trenes de proximidad podrían servir para descongestionar los días laborables la cargada autovía entre Villena y Alicante

Hace unos días las comarcas media y alta del Vinalopó se han dado la enhorabuena porque ha empezado a funcionar una línea de trenes de cercanías que se había prometido por los sucesivos gobiernos desde 2010, cuando desaparecieron del corredor alto y medio del Vinalopó todos los trenes con destino a Madrid. Supuestamente, el anuncio entonces de las cercanías se dirigía a compensar tal pérdida transportando a los pasajeros a la estación de «Alacant-Terminal» para que allí pudieran acceder a los trenes que antes pasaban por su misma puerta. Pues bien, ocho años después (!) ha llegado el ansiado tren de cercanías. ¡Bienvenido sea! Con este supuesto, consultamos la compatibilidad de los horarios de cercanías con los trenes de larga distancia que parten de la capital alicantina (AVE y Alvia a Madrid, y Euromed a Valencia y Barcelona) y resulta que no se llega a tiempo para subir a los de larga distancia más madrugadores: el primer cercanías entra en la estación de Alicante a las 07.33 horas y ya han partido dos AVEs (06.08 y 07.14) y un Euromed (06.50 horas), y el último cercanías que remonta el Vinalopó hasta Villena parte a las 20.40, y los pasajeros de los últimos trenes de larga distancia del día (un AVE a las 23.50 y dos Euromeds a las 20.55 y las 23.03) ya no tienen más opciones para regresar a sus casas. Ciertamente, el resto del día se puede enlazar con algunos trenes de larga distancia, pero, o bien hay que esperar cerca de una hora o más, o bien se llega a penas unos minutos antes, lo que es un riesgo para cualquier enlace ferroviario. Es evidente, pues, que los horarios de las cercanías Villena-Alicante no se han concebido con esta finalidad.
Podríamos preguntarnos, entonces, si esos horarios se han pensado para los numerosos usuarios de la Universidad de Alicante que viven en la cuenca alta y media del Vinalopó. Veamos: las primeras llegadas al apeadero de la Universidad son a las 07.26 y a las 09.02 horas; sabiendo que las clases empiezan a las horas en punto a partir de las 08.00, el primero es demasiado madrugador y el segundo llega un poco tarde. En cuanto a las clases vespertinas, el primero llega a las 15.04 (algo tarde) y el segundo a las 15.22 (demasiado pronto para la clase de las 16.00 horas). Pero lo peor de todo es que la propia Universidad no se ha preocupado de coordinarse con Renfe ni ha dispuesto un horario suficiente de la lanzadera para llevar hasta el campus contiguo a los viajeros. Pues parece ser que estas cercanías tampoco se han diseñado con esta otra finalidad.
En cualquier caso, los nuevos trenes de proximidad podrían servir para descongestionar los días laborables la cargada autovía entre Villena y Alicante. Pero para eso Renfe y los ayuntamientos de los municipios beneficiados, básicamente, Novelda, Elda, Petrer, Sax y Villena, tendrían que haberse preocupado de montar –conjuntamente– unas campañas de difusión del nuevo servicio ferroviario y de concienciación a la ciudadanía para dejar el coche en casa. Claro que esto implicaba una tarea simultánea de negociación con las compañías de autobuses urbanos para recoger a los pasajeros desde los barrios más alejados de la estación y llevarlos al centro ferroviario. Es decir, dar todas las facilidades posibles para usar el tren. En el caso del núcleo más poblado de esta zona del Vinalopó, el de Elda-Petrer, que es el que conocemos mejor, nos consta que el Ayuntamiento de Elda, que es al que corresponde por demografía, ha intentado que la empresa de autobuses Vectalia Subús pusiera en marcha una nueva línea circular con destino y partida en la estación de ferrocarril. Para eso, la empresa tenía que modificar el contrato existente de líneas urbanas y parece que no le ha convenido. ¿Por qué? Posiblemente, porque teme perder volumen de negocio en su trayecto interurbano hasta Alicante, por un lado y, por otro, a la Universidad, en Sant Vicent del Raspeig.
El resultado es que el nivel de ocupación de los trenes que circulan desde hace unos días por el corredor del Vinalopó es todavía muy bajo y que la A-31 sigue prácticamente colapsada en algunos puntos neurálgicos y en las horas punta. Y la solución no es hacer un tercer carril, porque si hay más carriles, acudirán más «amigos del volante», poniendo en peligro la seguridad de todos y el futuro del planeta con más emisiones contaminantes a la atmósfera. La solución es promover la comunicación ferroviaria de proximidad y, en el caso concreto que nos ocupa, facilitar a la ciudadanía que habita en las comarcas de l´Alacantí, el Vinalopó Medio y el Alto Vinalopó la utilización del tren que ya existe para sus desplazamientos laborales, de gestiones, de estudios, y hasta de esparcimiento. Seguramente, llegados a este punto, la responsabilidad, además de tenerla Renfe (y Adif), como empresa(s) pública(s) y los ayuntamientos afectados, la tiene la Conselleria de Habitatge, Obres Públiques i Vertebració del Territori, que cubre las competencias de Transporte y ha elaborado recientemente un plan muy ambicioso sobre el tema («Uneix»). Quedan invitados, pues, a pasar a la acción.

 

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