Un día de retraso en la ejecución de una obra no se puede recuperar, es un dicho de los ingenieros. Y en la construcción de la Línea de Alta Velocidad (LAV) ferroviaria de Madrid a Galicia, no son días, ni semanas, ni meses, son años los que se acumulan con respecto a las diversas fechas de finalización ya superadas.
Todo parece indicar que el impulso que se le va a dar a partir de esta primavera servirá para cumplir –aunque de forma muy ajustada– con los plazos de esa solución provisional, que se fijó en la reunión Xunta-Fomento del día 31 de enero en Madrid, para finales del año 2019. Un arreglo a través de acondicionar la actual vía convencional de entrada a Ourense desde Taboadela, para que los trenes de alta velocidad circulen por ella hasta que, no antes del año 2022, se concluya el acceso definitivo por el sureste.
Desde el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif) se confirmaron a este diario las diversas gestiones que se realizaron, o se llevan a cabo, en las últimas semanas para poner al día las obras en los tramos que hubo discrepancias con las constructoras. En la visita a Santiago el pasado 5 de diciembre, el ministro de Fomento, Iñigo de la Serna, aludía a cinco contratas, pero eran más las paralizaciones por las restricciones económicas habidas en los ejercicios precedentes.