El objetivo de alcanzar los 3,5 millones de usuarios en la estación ferroviaria de Santiago para ejecutar la nueva intermodal no parece una tarea de un lustro. Más bien todo apunta a que el plazo para cumplimentar ese requisito va a ser más largo de lo que se presume. Al menos, los datos de la evolución de pasajeros en los últimos años no invitan al optimismo.

Vía Libre, publicación de la Fundación Española de Ferrocarriles que recoge información estadística de Renfe, establece que el número de usuarios de la estación compostelana el pasado año, tanto en larga como en media distancia, se situó en 2.302.449. Y fue el año en el que más movimiento se incorporó a la terminal del Hórreo.

En el 2004 entraron en Santiago 1.633.270. Y desde ese año las cifras no solo no avanzaron, sino que retrocedieron en las temporadas sucesivas. Así ocurrió en el 2008, en el que el movimiento de pasajeros sufrió un descenso notable. La situación comenzó a revertir en el año 2010, en que recalaron en la ciudad 1.771.974 pasajeros.

A partir de ahí el progresivo aumento (salvo en el año 2013, en el que se produjo un pequeño bajón) de usuarios condujo a la cifra de 2.058.557 en el 2014. Es decir, diez años después del 2004 aumentaron en 425.000 los viajeros. La entrada del Eje Atlántico de alta velocidad en el 2015, con la mejora de los trenes, elevó la cuantía a los 2,3 millones citados. De hecho el tramo Santiago-Vigo registró un 20,5 % más de viajeros. Pero hacen falta 1.204.500 pasajeros más y a tenor de las estadísticas es fácil que discurra otra década antes de que se consigan.

El grupo de gobierno local sitúa el objetivo de los 3,5 millones a cinco años vista, atendiendo a informaciones de Fomento, pero el dato suscita escepticismo en todos los grupos municipales. Precisamente el incremento del 2015 es, a juicio del PP, el aumento más importante que se puede dar, y a partir de ahí habrá incrementos menores.

Refiriendo experiencias de otros puntos de España, Agustín Hernández estima que el aeropuerto de Santiago perderá a lo sumo cerca de 400.000 pasajeros en beneficio del tren una vez que entre en servicio la conexión del la alta velocidad con la Meseta. De los 900.000 pasajeros que van en avión a Madrid se trasvasaría un 40 % al ferrocarril. Ese incremento de 400.000 usuarios sería el escenario más favorable, según estas estimaciones. Parece claro que el ADIF no tiene mucha intención de hacer inversiones a corto plazo al instaurar la cifra mínima de los 3,5 millones de viajeros. Es lo que cree Carlos García Cumplido, portavoz del Foro Cívico Empresarial: Madrid «xa tiña todo planificado» cuando sacó el concurso de la reforma que va acometer en breve. Considera que es una forma de eludir el compromiso con una auténtica terminal.

García Cumplido considera que el 25 % es un crecimiento importante y calcula que como mínimo antes del 2022 no se ejecutará la obra de la futura estación intermodal. Pero las estadísticas de viajeros, aun teniendo en cuenta los hitos de la alta velocidad, no alientan el optimismo.