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5 octubre 2015

Muchas posibilidades de que anulen el concurso si se convoca antes de las elecciones

El AVE pierde apoyos políticos y la competencia se arruga, quizá para siempre

Bruselas fue el verdadero impulsor del fracasado proyecto liberalizador

Jorge Chamizo

5 octubre 2015 / 06:00h

Trenes de Ave en España

Trenes de Ave en España

Ha arrastrado tanto los pies el Gobierno en la apertura a la competencia del AVE que al final se ha quedado sin impulso político y esa liberalización tiene todas las papeletas para acabar durmiendo el sueño de los justos en un cajón de un frío e impersonal despacho del edificio de Fomento en Nuevos Ministerios. Pese a que se ha seguido una hoja de ruta legal para permitir que hubiera competencia en esta legislatura, las presiones han sido tales, que la elaboración de ese marco legal se ha ido retrasando tanto que se han echado encima las elecciones generales.

Es de­cir, que to­davía no se ha con­vo­cado el con­curso para elegir al com­pe­tidor de Renfe en el Corredor de Levante y por tanto ya no hay plazo para re­sol­verlo esta le­gis­la­tura. Cuando se con­vo­que, se dará un plazo de tres meses para pre­sentar ofertas y dos meses para re­solver quién es el ga­na­dor. En el mejor es­ce­nario nos iríamos a marzo.

Será por tanto el pró­ximo go­bierno quien de­cida y aquí se abren una serie de hi­pó­tesis que hacen bas­tante im­pro­bable que el pro­ceso li­be­ra­li­zador ac­tual puede lle­varse a cabo. Sólo una ma­yoría am­plia del PP que le per­mi­tiera go­bernar en so­li­tario per­mi­tiría dar con­ti­nuidad al pro­ceso ac­tual, pero de mo­mento las en­cuestas no an­ti­cipan que ese es­ce­nario po­lí­tico sea fac­ti­ble.

La crea­ción de un go­bierno que re­qui­riera la con­fluencia de vo­lun­tades de dos par­tidos ame­na­zaría se­ria­mente el es­quema li­be­ra­li­zador ac­tual, que ha sido muy con­tes­tado desde dis­tintos ám­bitos y grupos de in­te­rés. Dada la tras­cen­dencia po­lí­tica y so­cial del asunto, será tema clave en la agenda pro­gra­má­tica del nuevo eje­cu­tivo. Son mu­chas las po­si­bi­li­dades de que el con­curso, si fi­nal­mente se con­voca antes de las elec­cio­nes, sea anu­lado por el nuevo eje­cu­tivo.

Realmente, el im­pulsor de este fra­ca­sado pro­yecto li­be­ra­li­zador fue Bruselas, dentro del pa­quete de exi­gen­cias que puso a España para res­catar a la banca. Dentro del Gobierno siempre ha ha­bido dos almas sobre este asunto. El mi­nistro de Economía, Luis de Guindos, ha se­cun­dado la exi­gencia de Bruselas, pero Fomento no ha tras­mi­tido nunca tener una con­vic­ción clara sobre la ma­te­ria. Los dis­tintos lob­bies que con­fi­guran el sector fe­rro­viario han pre­sio­nado fuer­te­mente para man­tener el status quo, en el que todos ellos están muy có­mo­da­mente asen­ta­dos: altos cargos mi­nis­te­ria­les, de Adif, de Renfe, sin­di­ca­tos, su­mi­nis­tra­do­res, etc.

Al otro lado del campo de ba­ta­lla, los grandes in­tere­sados en esta li­be­ra­li­za­ción han sido las grandes cons­truc­toras de la in­fra­es­truc­tura y al­gunas ope­ra­doras del bus y la avia­ción. Para todas ellas su­ponía un con­trato por siete años, que si bien bajo las pri­meras con­di­ciones ex­pre­sadas por Fomento res­pecto de la cuantía de los cá­no­nes, ofrecía una ren­ta­bi­lidad dis­cu­ti­ble, Fomento ya ha echado marcha atrás.

Sea como fuere, y una vez más arras­trando los pies, el Ministerio de Fomento daba el pa­sado miér­coles el pe­núl­timo paso de este pro­ceso para elegir a la pri­mera em­presa pri­vada que en­trará a com­petir con Renfe en trans­porte de via­jeros en tren.

La Orden Ministerial pu­bli­cada n el BOE, además de los plazos para con­cursar es­ta­blece los re­qui­sitos que deben re­unir las com­pañías in­tere­sadas en el ne­go­cio. Así, deben contar con li­cencia fe­rro­viaria y cer­ti­fi­cado de se­gu­ri­dad, pero no están obli­gadas a tener dis­puestos todos los me­dios ma­te­riales (trenes) y per­so­nales en el mo­mento de con­cu­rrir al con­curso, sino que bas­tará con el «compromiso de ob­te­ner­los» en caso de ad­ju­di­ca­ción. Fomento es­tima que «el in­terés pú­blico no re­quiere ese exor­bi­tante es­fuerzo eco­nó­mi­co».

En cuanto a la va­lo­ra­ción de las ofer­tas, el Ministerio otor­gará al plan de ne­gocio que pre­senten las com­pañías la mayor im­por­tancia (el 55% de la pun­tua­ción total de la ofer­ta), con el fin de ase­gu­rarse de que «tiene vo­luntad de per­ma­necer en el ne­gocio de ma­nera es­ta­ble».

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