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28 julio 2014

Galicia / aniversario angrois

Las víctimas del Alvia intentan cicatrizar las heridas

Día 25/07/2014 - 09.20h
 

ABC se ha reunido, un año después, con dos de los heridos aquella fatídica víspera de Santiago

 

Las víctimas del Alvia intentan cicatrizar las heridas

miguel muñiz

 

 

Los 146 heridos en la tragedia de Santiago intentan superar un suceso con el que tienen que convivir a diario. Ninguno de ellos puede olvidar el espanto que vivieron, la angustia, el apoyo de los héroes de Angrois y el trabajo incansable de las Fuerzas de Seguridad, de los bomberos, de los médicos y enfermeras... Hay quienes no siguen las noticias sobre el caso, porque aún les hacen daño y perjudican su recuperación; otros, en cambio, creen que la investigación judicial no avanza,consideran que el maquinista no es el único responsable, que también lo es Adif, y sospechan que el Gobierno intenta que no se condene a la empresa estatal para no tener que hacer frente a las responsabilidades civiles. ABC se ha reunido, un año después, con dos de los heridos aquella fatídica víspera de Santiago.

Lidia Sanmartín, 31 años: «Me convencí de que tenía lo más importante, que era seguir viva»

Lidia Sanmartín fue una de las últimas supervivientes del accidente del tren Alvia en abandonar el hospital. Lo hizo en septiembre del pasado año con un clavo que bajaba desde su rodilla hasta el tobillo, varios injertos de hueso y un pulmón tocado. Durante meses, esta ferrolana de 31 años que el 24-J viajaba de Madrid a Barallobre para aprovechar los días de fiesta con su familia estuvo atada a una silla de ruedas. Abandonarla fue un reto que desde el primer momento la ayudó a luchar y salir adelante. Su positivismo, pese a las operaciones, la rehabilitación y el dolor, asombra. «Ya puedo caminar sin muletas, aunque no puedo correr, ni saltar ni evitar obstáculos. Sigo en rehabilitación y la última operación fue hace unas seis semanas. Me dijeron que en el tobillo me van a quedar secuelas, pero ya puedo mover sola la pierna», explica tras un año del fatal choque que la mantuvo inmovilizada más de cuatro meses.

Aunque Lidia se centró en su recuperación física, las secuelas psicólogicas provocadas por el descarrilamiento siguen presentes. Lo peor –confiesa– fue la situación derivada de su falta de independencia. «Me vi impedida para todo y eso me pesó más de lo que yo podía pensar al principio. Mi vida se frenó en seco y dejé de tener intimidad. La mayoría de los bajones vinieron de ahí».

Con la imagen del instante en el que un bombero agarró su mano en medio de los hierros grabada en la mente, Lidia convirtió en asidero la idea de que «tenía lo más importante, que era seguir viva». Ahora, olvidadas las muletas, esta superviviente reconoce que tiene pendiente una visita a Angrois. Quiere agradecer a los vecinos la ayuda que le prestaron en las vías. Recuerda que la cubrieron con mantas, que pidieron a los médicos que la atendiesen, que le dieron agua y que incluso le ofrecieron un teléfono móvil que ella rechazó porque no quería preocupar a su familia. Con ellos se encontrará hoy por la tarde por primera vez desde la catástrofe. (Más información en ABC y kiosko y más)

«Lo más duro ahora es no tener apoyo político y que no haya una comisión de investigación»

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