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3 mayo 2014

CARTAS AL DIRECTOR

Pajares y el agua

 

Imagine un gran montón de arena muy empapada de agua, un acuífero. Si atraviesa ese montón de arena con un tubo de plástico duro lleno de agujeros, el agua de la arena entrará en el tubo por los agujeros, y si el tubo está inclinado como el túnel de Pajares, pues toda el agua de la arena se irá por el tubo al punto bajo y vaciará el acuífero. Sin embargo, si el tubo no tiene agujeros no pasa nada, el tubo no afectará al acuífero y estará seco por dentro.

La excavación con tuneladora deja siempre un hueco entre el anillo de revestimiento y la roca, que para el tamaño de las tuneladoras de Pajares es del orden de unos 10 centímetros de espesor. Este hueco debe rellenarse siempre de un material absolutamente impermeable, que suele ser mortero de cemento, y de esa forma el túnel queda dentro del terreno como un tubo sin agujeros. En el caso de Pajares, para sus 25 kilómetros de cada tubo y un diámetro de 9,5 metros, el volumen de mortero necesario para impermeabilizar los dos tubos del túnel sería de uno 150.000 metros cúbicos de mortero, que necesitarían más de 25.000 toneladas de cemento. Si para ahorrar este dinero no se rellena el hueco con mortero, sino con la propia gravilla de la excavación y sin cemento, se está haciendo un túnel permeable como el tubo con agujeros. Esto es lo que ha pasado en Asturias.

Lo peor no es eso, sino que exactamente lo mismo pasó hace ocho años con los túneles de Abdalajís (los vídeos están en YouTube), y luego hubo que hacer un enorme y carísimo anillo interior en el túnel para eliminar las filtraciones. Como consecuencia, la sección interior final es muy pequeña, el pobre tren casi no cabe y tiene que circular a menos de 180 km/h en una vía que hemos pagado para que pueda ir a 350. Y lo mismo pasó en Guadarrama y otros túneles de Adif, sólo que en Guadarrama había menos agua.

Y no le echemos la culpa al contratista. El contratista hace exclusivamente lo que le dice la dirección de obra, así que habrá que pedir explicaciones a Adif. Pero el origen de los males está más arriba, en el estudio informativo y el proyecto de la obra. Así que habrá que indagar también por qué hicieron estas cosas la Dirección General de Ferrocarriles del Ministerio y la Ingeniería Pública INECO. El ahorro de cemento en Pajares fue muy grande, pero llevan más de 3.000 millones de euros y más de nueve años intentando corregir el daño que hizo ese ahorro. Y no creo que ahora reparen ese daño los mismos que lo crearon.— Manuel Melis. Catedrático de Ferrocarriles y de Ingeniería del Terreno.

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