A día de hoy, la ausencia de una adaptación para 'Barik' en las máquinas canceladoras de Renfe sigue siendo la principal queja de los usuarios de Cercanías. Este hecho obliga a los clientes a sacar el Creditrans que creían olvidado, o a comprar un billete propio de Renfe.

Sin embargo, el convenio de colaboración entre el Consorcio de Transportes de Bizkaia y la Red Nacional de Ferrocarriles ha puesto como fecha tope el mes de noviembre para adaptar la maquinaria de las estaciones. Todas aquellas que formen parte de las líneas C1, C2 y C3 (Bilbao-Santurtzi; Bilbao-Muskiz y Bilbao-Orduña).

Renfe asumirá el coste de adaptación del sistema al nuevo soporte, por 2.163.000 euros, y el CTB se encargará de la gestión de la implantación del billete sin contacto.

Evolución

Desde su puesta en marcha en octubre de 2012, la tarjeta sin contacto suma un total de 5 millones de usos mensuales, ya sea con la versión anónima o la personalizada. No obstante, la corta edad de 'Barik' todavía supone un reto para los usuarios, que dejan 145 quejas mensuales en el buzón del CTB.

Aún con todo, el número de reclamaciones va en descenso, bien sea por las mejoras técnicas (que no se reconozca la tarjeta) y corrección de errores (cuando el conductor del autobús no marca el cambio de parada o el cambio de sentido correcto), bien sea por las costumbres ya adquiridas. Por ejemplo: ticar a la salida (error habitual en los viajeros).

A pesar de ello, el CTB ya cuenta con 700.000 tarjetas distribuidas, dato que supera las espectativas. Además, se espera contabilizar hasta 75 millones de viajes 'sin contacto' a final de año.