jueves, 16 de mayo de 2024

LOS TRANVÍAS DE GIJÓN (III)

 

 

Retrato de Calixto Alvargonzález Landeau

 

CALIXTO ALVARGONZÁLEZ LANDEAU

Aunque Florencio Valdés fue el primer concesionario de los tranvías de Gijón, si hay una saga estrechamente vinculada al devenir de este medio de transporte en Asturias es la de los Alvargonzález, desde Juan Alvargonzález Sánchez, quien ya en 1889 era el mayor accionista de los tranvías de Gijón, hasta Ramón María Alvargonzález Rodríguez, historiador que en 1990 narró la historia de esta empresa, sin olvidar a José Luis Alvargonzález Caso, desde 1907 ingeniero jefe de movimiento o a su hermano Romualdo, secretario del Consejo de Administración desde 1918. A falta de espacio para plasmar la biografía de cada uno de ellos, en este apartado se analizará la figura del padre de ambos: Calixto Alvargonzález Landeau.

Nacido en una familia vinculada al mundo del mar, Calixto Alvargonzález cursó sus estudios secundarios entre los años 1866 y 1870 en el Lycée Impériale en Pau (Francia) para posteriormente obtener en 1875 el título de ingeniero químico en la Columbia University de Nueva York. En 1878 fundó el que, en la actualidad, sigue siendo el principal periódico de Asturias, El Comercio de Gijón, desde el que defendió los intereses de la ciudad en proyectos como la modernización de su antiguo puerto o la construcción del ferrocarril que debía conectar el principado con la meseta por Pajares.

Calixto Alvargonzález no dejó de lado la vinculación marinera de su familia y en 1885 fundó una de las consignatarias de buques más importantes de Asturias, que bautizaría con su propio nombre: Calixto Alvargonzález y Compañía. A partir de 1897 se implicó en el Consejo de Administración de la Compañía de los Tranvías de Gijón, primero como secretario y, a partir de 1901, como presidente.

Entre otras muchas empresas, Calixto Alvargonzález participó en la Compañía Popular de Gas y Electricidad, fundada en 1901 y que, a partir de 1909, se convertiría en el principal suministrador de fluido para los tranvías de la ciudad. También fue miembro del Consejo de Administración del Crédito Industrial Gijonés, fundado en 1900 y que ese mismo año tomó el control de la Compañía de los Tranvías de Gijón.

Calixto Alvargonzález también participó en numerosos negocios inmobiliarios como las urbanizaciones de los Cotos del Real y de San Nicolás, ambas situadas en el trayecto del tranvía de Somió, medio de transporte que, sin duda, contribuyó a la revalorización de estos terrenos. No cabe duda que durante su estancia en Estados Unidos pudo ver cómo los tranvías eran utilizados como herramienta para la urbanización de nuevas zonas y la especulación inmobiliaria, experiencia que aplicó en su ciudad natal.

Entre otras muchas actividades, Calixto Alvargonzález fue contratista de obras de gran importancia para Gijón como la ampliación del instituto Jovellanos o las obras de reforma del puerto, incluido el enlace con el ferrocarril y el ensanche del dique de Santa Ana. Además, impulsó las excavaciones arqueológicas en el Campo Valdés, realizadas en 1903, en la que pudo descubrir unas termas de época romana.

Preocupado por todas las facetas de la economía, estudió la implantación en Gijón de nuevas actividades. Una de las más llamativas es la del desarrollo de nuevos cultivos, tema que dejó plasmado en su obra El espárrago, su cultivo, su rendimiento, su porvenir. También se interesó por otras facetas como la gastronomía, con la invención de un popular guiso de pescado conocido en Asturias con el nombre de Caldereta así como, para acompañar este plato, la Limonada, bebida que, según el propio Calixto Alvargonzález, «lleva de todo menos limón».

Calixto Alvargonzález ostentó a lo largo de su vida diversos cargos como agente consular de los Estados Unidos y, más tarde, Vicecónsul honorario, cargo al que renunció al estallar la guerra de Cuba. También fue vocal contador de la Junta Directiva de la Cámara de Comercio de Gijón, Presidente del Casino de Gijón y miembro de la Comisión Técnica organizadora de la Exposición Regional de Gijón de 1899. En la actualidad, una calle de su ciudad natal honra su memoria.  

 

 

 
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