jueves, 29 de febrero de 2024
EL FERROCARRIL DE DURANGO A MINAS DE ARRAZOLA Y ELORRIO (y IV)
LOS AUTOMOTORES BENZOELÉCTRICOS
Ferrocarriles Vascongados fue pionera en la implantación de algunas técnicas hoy habituales en el ferrocarril español. Entre estas novedades destaca la utilización, por primera vez en el país, de automotores equipados con motores de combustión interna y transmisión eléctrica.
Con el propósito de mejorar sus servicios de cercanías en San Sebastián, y aprovechar el circuito urbano que a modo de tranvía había implantado en las calles de la capital guipuzcoana el vecino ferrocarril de San Sebastián a la frontera francesa, el popular «Topo», Ferrocarriles Vascongados decidió en 1912 construir tres automotores equipados con motores de gasolina (benzina) suministrados por la francesa Dion-Bouton y transmisión eléctrica de la norteamericana Westinghouse. Las carrocerías y el montaje final se realizó en los propios talleres de la empresa en Durango.
Finalizada la construcción de los automotores, Ferrocarriles Vascongados decidió realizar diversos ensayos antes de proceder a su puesta en servicio. Para ello, aprovechó las vías de su línea de Durango a Arrazola y Elorrio, dado que ya entonces registraba un nivel de tráfico muy inferior al de la línea general y, al mismo tiempo, se encontraba junto a los talleres en los que se habían construido. Fue en estas pruebas cuando se tomó esta fotografía.
El 13 de mayo de 1913 el Consejo de Administración de los Ferrocarriles Vascongados realizó un viaje en estos nuevos automotores entre Bilbao y San Sebastián. Ante el buen resultado de la prueba, se decidió transformar dos remolques de su empresa filial, el tranvía de Bilbao a Durango y Arratia, para incrementar su capacidad y el 19 de julio de 1913 se procedió a su inauguración en el servicio de cercanías entre San Sebastián y Zarautz.
Los automotores benzoeléctricos fueron los primeros vehículos dotados de motores de combustión interna que prestaron servicio en los ferrocarriles de servicio público del Estado español, por lo que la experiencia desarrollada por Vascongados fue absolutamente novedosa. Sin embargo, su explotación se vio dificultada por numerosas averías fruto del desconocimiento y la inexperiencia en el manejo y mantenimiento de la nueva tecnología, lo que unido a la falta de benzina provocada por la Primera Guerra Mundial, provocó su prematura desaparición. El 30 de mayo de 1917 dejaron de circular y poco después sus equipos generadores fueron reaprovechados como refuerzo de la subestación del tranvía de Arratia en Durango, filial que también recuperó sus motores eléctricos.