jueves, 28 de abril de 2022

LAS ÚLTIMAS CONCESIONARIAS PRIVADAS (y V)

 

 

Automotor MAN del ferrocarril Vasco-Asturiano, empresa que, junto a las de los Económicos de Asturias y el Cantábrico, fue pionera en decorar su material móvil en color azul eléctrico. Fotografía de Jean-Hanry Manara
 

 

Azul eléctrico

Probablemente, el primer cambio que percibieron muchos de los viajeros de los ferrocarriles privados incorporados a Feve en 1972 fue el paulatino cambio de la imagen exterior de los trenes, de una variada gama de verdes, ocres o marrones, generalmente en tonos oscuros y austeros, a un alegre color azul eléctrico, con finas bandas plateadas. Entre los amigos del ferrocarril esta decoración ha sido coloquialmente conocida como “azul Feve”, pero, como nos recuerda Javier Fernández López, director del Museo del Ferrocarril de Asturias, la atribución de este diseño a la empresa estatal no es correcta, ya que unos años antes ya había sido utilizada por algunos ferrocarriles de vía métrica asturianos.

En 1965, en el marco de un plan de modernización de los ferrocarriles de vía estrecha, diversas compañías, conjuntamente con Feve, realizaron importantes pedidos de nuevo material motor con el que se esperaba suprimir definitivamente la tracción vapor. Entre los nuevos vehículos destacaba la segunda serie de locomotoras diésel-eléctricas Alsthom, los tractores de maniobras Naval/Rolls Royce y los nuevos automotores diésel MAN. 

Aunque Feve mantuvo en sus primeros pedidos la imagen exterior en tonos verdes, que había heredado de la Explotación de Ferrocarriles por el Estado, las compañías del Cantábrico, Económicos de Asturias y Vasco-Asturiana decidieron aplicar en sus nuevas locomotoras y automotores una nueva decoración basada en el color azul eléctrico, aunque cada una de ellas optó por diferentes esquemas en las bandas blancas, amarillas o plateadas que recorrían sus laterales.

Feve aplicó su nueva imagen corporativa basada en el color azul eléctrico a buena parte del material móvil heredado de las antiguas compañías privadas, como es el caso de este automotor del “trenet” valenciano, construido en los años veinte. Fotografía de Werner Hardmeier

Una vez incorporadas estas compañías a Feve, la empresa estatal decidió mantener el azul eléctrico de sus vehículos más modernos, asumiéndolo como la nueva imagen corporativa de la empresa. De este modo, redecoró sus propios automotores MAN y, además, aplicó este esquema decorativo a muchos de los vehículos heredados de las antiguas concesionarias; desde el “trenet” de València, hasta el “Topo” guipuzcoano, el Vasco-Navarro, el Santander-Bilbao o los Ferrocarriles Vascongados. Posteriormente, con la llegada de las modernas unidades eléctricas de la serie 3500 este esquema evolucionó, dando mayor protagonismo al color blanco.

El mal llamado “azul Feve” fue la primera señal del inicio de una nueva etapa en la historia de los ferrocarriles de vía estrecha en España, un cambio tímido y, sobre todo, barato, si se tienen en cuenta las enormes inversiones que requería su puesta al día, pero que aportó una imagen fresca y esperanzadora, que anunciaba la inminente modernización de unos servicios que a principios de los años setenta se encontraban prácticamente desahuciados.

 

 
 
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