Treneando

Enero 24, 2010

Madrid sufre el asedio de la aviación de los sublevados. Estamos en los comienzos de la Guerra Civil. Peligran las obras de arte que se custodian en la capital de España. El Prado no es el lugar seguro para los tesoros que se guardan en el museo, por lo que la Junta Central del tesoro Artístico decide poner a salvo los cuadros y evacuarlos a un lugar más seguro, antes de que algún bombardeo acabe con el patrimonio español. Veinte mil obras -entre ellas las renombradas y famosas pinturas de Velázquez, El Greco y Goya, por ejemplo- son convenientemente embaladas y preparadas para hacer el viaje hacia la capital del Turia por ferrocarril.

El 10 de noviembre se inicia el viaje hacia Valencia con las primeras obras de arte. Seis días después las bombas caen sobre el museo, pero los daños sólo afectan al edificio porque sus tesoros ya están a buen recauda. Ese viaje, sin precedentes en la historia de aquel tiempo según Colorado Castellary, marcó un antes y un después en la salvaguarda del arte en caso de conflicto, puesto que “el traslado supuso un cambio en la normativa internacional y, desde entonces, se aconseja la evacuación de las obras de arte en el desarrollo de conflictos bélicos”.

Dos años más tarde, se vuelve a emprender otra operación de salvamento. Tampoco Valencia es segura, por lo que en marzo de 1938 se evacúan los depósitos de Valencia y las obras se mueven hasta Barcelona ante el temor de que las tropas franquistas corten las comunicaciones.

Tras miles de vicisitudes, los tesoros del Prado llegan a Figueras en 1939. Pero la guerra en la zona hacía peligrar la integridad del patrimonio pictórico español. De esta forma, las pinturas cruzan los Pirineos, gracias a un Comité Internacional para el Salvamento de las Obras de Arte Españolas formado por personajes anónimos amantes del arte y los principales museos del mundo que consiguieron los fondos necesarios para ponerlas a buen recaudo.

El 3 de febrero de 1939 se firmó el acuerdo de salida de las obras al extranjero, que garantizaba la pertenencia al pueblo español y que debían regresar al país al finalizar la contienda. El 13 de febrero todo el material llega a Ginebra, después de un viaje por tren de veinticuatro horas desde Perpiñán. Ese verano se organiza una exposición en la ciudad suiza bajo el nombre de ‘Obras Maestras del Museo del Prado’.

Al acabar la contienda española, Franco reclama los tesoros pictóricos que retornan al museo en septiembre de 1939, donde siguen exhibiéndose para deleite de millones de personas que las han contemplado en este tiempo.

Los salvadores de los lienzos del Prado recibirán la Medalla de las Artes de manos del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. El Museo del Prado rendirá homenaje y volverá a recibir a los representantes de todas las pinacotecas y descendientes de las personas que formaron parte de la creación del Comité Internacional para el Salvamento de los Tesoros de Arte Españoles. Será también el primer acto cultural de la presidencia española de la Unión Europea.

Al término del acto se inaugurará en el bulevar central del paseo del Prado la exposición Arte Salvado. La muestra, abierta hasta el 21 de marzo de 2010, pretende, según su comisario, Arturo Colorado Castellary, “sacar la cultura a la calle y popularizar los hechos narrados”, mostrando el largo viaje que las obras del Prado hicieron desde Madrid hasta su salvaguarda en Ginebra. Tampoco estaría de más que se hubieran acordado de los ferroviarios que colaboraron en el viaje que puso a salvo el patrimonio español.

(Fuente Público)

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