DiariodeLeón.es

4 abril 2016

la Ciudad con dos Caminos de hierro

03/04/2016

 

La estación de Renfe, con el monte Pajariel al fondo y el embrión del barrio de La Estación, a finales de los años cincuenta. - manuel garcía granero

La estación de Renfe, con el monte Pajariel al fondo y el embrión del barrio de La Estación, a finales de los años cincuenta. - manuel garcía granero

03/04/2016

La ciudad del puente de hierro también fue lugar de encuentro de dos caminos ferroviarios. Uno conducía a Galicia y Madrid. El otro era el final de la línea del tren minero que traía el carbón de Villablino y los viajeros de Laciana que bajaban al médico o a comprar en Ponferrada. Sólo el primero ha sobrevivido.

En el álbum de García Granero destaca una imagen inédita de la actual parada de Renfe, cuando el barrio de La Estación apenas tenía una calle de viviendas bajas con tejados a dos aguas. Se trata de una fotografía tomada desde el mismo edificio de la avenida de España que las tres imágenes de Flores del Sil, de La Puebla Nueva y de la vecina estación de la MSP que este periódico reprodujo el pasado mes de marzo. En la fotografía se comprueba que la avenida del Ferrocarril aún no se ha trazado.

La memoria sentimental de la ciudad, sin embargo, conserva más imágenes de la estación de la MSP, desde su construcción en 1918 hasta su conversión en el actual Museo del Ferrocarril

Ponferrada era un lugar de «mercaderes, ferroviarios, clérigos, ancianos de fantasía». De «almacenistas, torturadores, hombres de ambición» y «mujeres vertiginosas, libres y arrojadas», según contaba el escritor César Gavela en su novela El puente de hierro (Premio José María Pereda en 1998), que, al igual que El año del wólfram de Raúl Guerra Garrido, reconstruye aquella Ciudad del Dólar e incluye además una de las mejores descripciones de la capital berciana vista con los ojos de un viajero que se baja del tren:

«Un jardín de antracita: las flores de ceniza, los setos de escoria, los árboles minerales. Un río de carbón licuado que corre por el césped bituminoso. Un sol de fin de tarde. Un hombre tumbado bajo un castaño. Una balsa de limo negro. Unos niños que fuman tras la empalizada de un huerto. Una mujer que camina mirando hacia un lado y el otro y que ahora se sienta en un mojón, como si fuera sin rumbo. Una bandada de pájaros. Las montañas del sur, veteadas de barrancos morados. El rumor creciente de las máquinas. Un grupo de obreros en bicicleta esperando en el paso a nivel. Los vagones viejos, astillados, abandonados en las vías muertas. Los depósitos de agua, altos y redondos taburetes de gigante. Un dique de arena. El silbido de la locomotora, que ya comenzó a frenar. La estación término. Un reloj verde con el cristal rajado. Los carros de los maleteros. Los últimos , lentísimos metros del viaje. Un hombre que vende bastones de caramelo. El humo final, más blanco, casi corpóreo. Él está en la plataforma, ahora ya se baja. Lleva una maleta pequeña, cubierta con una funda de tela gris. Ayer cumplió veinte años».

Pin It