La construcción en Vietnam de los 1.726 kilómetros de la línea ferroviaria que une Haoi con la ciudad de Ho Chi Minh (antes Saigón) dio comienzo en 1899, bajo el mandato del gobernador general Paul Doumer, y ha sobrevivido a todas las peripecias de un siglo de historia: sabotajes, atentados, bombardeos… Nada ha podido con ella, nada ha logrado detener al Expreso de la Reunificación. Una vez concluidas las obras en 1936, el trayecto fue bautizado como Transindochina, y tenía, a finales de los años treinta, una duración de 40 horas y 20 minutos a una velocidad media de 43 km/hora.

 

(06/10/2003) 

 

Durante la Segunda Guerra Mundial, los japoneses emplearon masivamente este ferrocarril. Fue saboteado por el Viet Minh y bombardeado por la aviación americana. Una vez terminada la guerra, dieron comienzo los trabajos de restauración del Transindochina. Más tarde, durante la Guerra de Indochina con Francia, el Viet Minh destruyó varios tramos de la línea ferroviaria, desmontando en una ocasión varios kilómetros en tan solo una noche. En represalia, los franceses introdujeron en 1948 dos trenes blindados equipados con cañones, ametralladoras antiaéreas, lanza granadas y morteros. 
A finales de los años 50, el sur, gracias a la ayuda financiera americana, reconstruyó los 1.041 kilómetros de vía que unían Ho Chi Minh con Hué. Entre 1961 y 1964, la vía recibió 795 ataques del Vietcong, lo que condujo finalmente al abandono forzado de varios tramos entre otros, el que unía la vía férrea con la ciudad de Dalat. Un enorme esfuerzo de reconstrucción se llevó a cabo entre los años 1967 y 1969 que permitió devolver al servicio varios tramos. El primero en las inmediaciones de Ho Chi Minh, un segundo entre Nha Trang y Qui Nohn y un tercero entre Danang y Hué.
Durante la guerra entre los Estados Unidos y Vietnam, el trazado ferroviario fue bombardeado en varias ocasiones. Hoy en día, se ven aún los cráteres dejados por las bombas, principalmente, en los tramos donde se cruzan los puentes y en las estaciones ferroviarias del Norte. 
Tras la victoria de los comunistas en 1975 y la reunificación del país, el Gobierno decidió restablecer las comunicaciones ferroviarias entre Hanoi y Ho Chi Minh como símbolo de la unidad vietnamita. Rebautizado como el "Expreso de la Reunificación" (Thong Nhat), la vía férrea fue reinaugurada el 31 de diciembre de 1976, con 1.334 puentes, 27 túneles, y 158 estaciones. Hoy este tren transporta cada año a millones y millones de vietnamitas y algunos millares de turistas. 
Los 1.726 kilómetros de recorrido y que pueden considerarse como la columna vertebral de Vietnam, desfilan a lo largo de todo el país permitiendo al viajero contemplar un paisaje glorioso de cultivos de arroz, charcas donde retozan los búfalos, poblaciones de cuento como Qui Nhon, Vinh, Thanh Hoa, Nam Din, las montañas coloreadas al crepúsculo entre las ciudades de Hué y Dá Nang, y una costa de marismas y dunas bañada por el Mar de China. 
Las viejas locomotoras a vapor, más románticas y nostálgicas, han desaparecido para ser sustituidas por los motores de diesel. El actual tren, construido en la Unión Soviética, tiene el aspecto frío, hermético y funcional de un soldado, pero el calor y el colorido lo ponen sin duda sus pasajeros y la vida que se desarrolla en los vagones. Hay cinco clases donde elegir para efectuar el viaje.
En los primeros vagones se encuentran los asientos duros de madera, que suelen ser abordados por los vietnamitas que trepan al tren en cada estación. A continuación vienen los vagones con asientos blandos, rellenos de una "fina capa" de goma-espuma, que apenas logra amortiguar los bandazos en las curvas. Después las literas de madera, en compartimentos sin puerta (poco recomendables por la incomodidad y la falta de seguridad). Los vagones siguientes ofrecen literas blandas (cuatro en cada compartimento dotado de puerta). Y por último las blandas con aire acondicionado. Estas últimas plazas cuestan aproximadamente 125 a 150 euros, cinco veces más caras que para los vietnamitas. 
Este trayecto en tren resulta considerablemente más lento que cuando se realiza en autobús turístico, pero la experiencia, sin duda, merece la pena y permite estirar las piernas de vez en cuando, cosa a considerar cuando se conocen las distancias a recorrer. 
La duración del viaje entre Hanoi-Saigon, depende entre otros factores de la climatología, de lo vetusto de las máquinas del tren que se tome, y hasta de la prisa del conductor. Después de 1989, la duración media del trayecto no dejó de disminuir gracias a los esfuerzos realizados por el servicio ferroviario para mejorar algunos tramos: de 48 horas en 1989, el trayecto pasó a durar 42 horas en 1991, 38 horas en 1993, 36 horas en 1994, 34 en 1997 y 32 en 1999. A partir de mayo de 1999, el Expreso de la Reunificación empezó a realizar tan solo siete paradas: Nam Dinh, Vinh, Dông Hoi, Huê, Dà Nang, Diêu Tri y Nha Trang . La velocidad media pasó a ser de 54 km/h, alcanzando en algunos tramos la velocidad de vértigo de 80 y 90 km/hora.
No fue hasta la definitiva remodelación de los servicios, la rehabilitación de las infraestructuras, la repoblación de árboles a lo largo de la vía con el fin de evitar los deslizamientos del terreno, que el Expreso de la Reunificación logró ganar aún dos horas en mayo de 2002 y que hoy transporta al viajero desde Hanoi a Saigón en (tan sólo) 30 horas. Hay que tener en cuenta que la estrechez de las vías no favorece la velocidad, ya que se trata de vías únicas que obligan a los trenes a cruzarse en las grandes estaciones (cosa por otra parte preferible), y donde a veces los tiempos de espera son más largos de lo que uno desearía. A pesar de todo, un viaje en el Expreso de la Reunificación es un viaje a través del tiempo donde el viajero, a través de las experiencias que vive en este singular país, acaba sintiéndose pasajero de sí mismo.

(FUENTE VIA LIBRE)

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