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25 febrero 2016

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TELMO ZARRA, FERROVIARIO

 
Telmo Zarra oficiando de factor de circulación de honor en el Museo Vasco del Ferrocarril. Fotografía de Mercedes García Fernández
 
Hoy, 23 de febrero de 2016, se conmemora el décimo aniversario de la muerte de uno de los futbolistas más míticos de nuestro país; Telmo Zarraonandía Montoya, más conocido como Zarra. No es esta la página más adecuada para glosar sus hazañas balompédicas, entre los que destacan seis trofeos "Pichichi", cinco copas o una liga, sino para recordar una etapa de su biografía menos conocida: la de ferroviario.
 
 Telmo Zarra pertenecía a una familia de gran tradición ferroviaria, directamente vinculada, desde sus orígenes, al Ferrocarril de Lutxana a Sondika y Mungia, en la actualidad parcialmente explotado por EuskoTren. Su aitona trabajó en las obras de construcción de la línea y, tras su inauguración en 1894, continuó al servicio de la empresa como responsable de la sección de Vía y Obras.
 
El padre del ilustre futbolista vizcaíno, también llamado Telmo, fue factor de la estación entonces denominada Erandio, más tarde rebautizada con el nombre de Asua. Es preciso recordar que, en aquella época, la estación más tarde conocida como Erandio, en la línea de Bilbao a Plentzia, se denominaba Desierto.
 
Fue precisamente en la histórica estación de Erandio (Asua) donde vino al mundo el ilustre delantero del Athletic de Bilbao el 20 de enero de 1921. Tanto Telmo hijo, como sus otros cuatro hermanos, más tarde también futbolistas, ingresaron en la compañía del Ferrocarril de Lutxana a Sondika y Mungia convirtiéndose los Zarra en una verdadera saga ferroviaria.
 
Telmo Zarra ingresó en el Ferrocarril de Lutxana a Sondika y Mungía en 1935, a los quince años de edad, en el puesto de guardafrenos, ya que en aquellos tiempos los trenes se frenaban a mano. Posteriormente pasó por casi todas las categorías del ferrocarril, salvo las relacionadas con la tracción, ya que según sus propias palabras, nunca le atrajo el sucio trabajo de las locomotoras de vapor. Así, fue interventor y factor en la estación de Mungia hasta el año 1939, fecha en que cambió las vías por el césped de la catedral del fútbol; San Mamés. Sin embargo, en sus inicios en el fútbol profesional, hubo de compaginar durante un tiempo el balón con el servicio ferroviario ¡eran otros tiempos para el fútbol profesional! En ocasiones finalizaba el servicio poco antes del inicio del partido, pero afortunadamente contaba con la colaboración de todo el personal que preparaban la circulación de su tren para llegar a Bilbao con un ligero adelanto. En la parada del trolebús de San Nicolás, inmediata a la terminal de esta línea en la estación de Bilbao-Calzadas, los viajeros le permitían saltarse la “cola” para que llegara a tiempo al campo de fútbol.
 
En 1998, Telmo Zarra quiso unirse a la celebración del centenario de la locomotora de vapor Aurrera del Museo Vasco del Ferrocarril, oficiando como jefe de estación honorario en Azpeitia.
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