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21 abril 2015

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GUADIX

 
Vista de la estación de Guadix. 28 de marzo de 2015. Fotografía de Juanjo Olaizola Elordi
 
Durante el último fin de semana de marzo, a petición del Ayuntamiento de Guadix (Granada) y la Fundación de los Ferrocarriles Españoles, acudí a la capital accitana para colaborar en el encendido y revisión de la locomotora de vapor 140-2054 que se conserva en esta ciudad.
Fachada principal de la estación de Guadix. Año 2000. Fotografía de Juanjo Olaizola Elordi
 
Guadix es una importante localidad granadina, capital de la comarca accitana, que en la actualidad cuenta con cerca de 19.000 habitantes. De su rica historia queda el testimonio de un importante patrimonio cultural entre el que, sin duda, destaca la imponente silueta de su catedral. 
Fachada de servicio de la estación de Guadix. Año 2000. Fotografía de Juanjo Olaizola Elordi
 
A lo largo de la historia, Guadix se ha convertido en un importante núcleo de comunicaciones, al estar situada en la encrucijada de las rutas históricas que comunicaban el interior peninsular con el puerto de Almería y con las vías que enlazan Granada con Murcia. De este modo, desde que a mediados del siglo XIX se iniciara la construcción de la red ferroviaria española, fueron numerosos los proyectos para implantar este medio de transporte en la capital accitana, aunque el nuevo medio de transporte llegó con notable retraso a la región. En concreto, el primer servicio ferroviario se estableció el 26 de julio de 1895, fecha en que entró en servicio la sección de Guadix a Almería. El 22 de octubre de 1896 la vía se amplió hasta Moreda y el 15 de marzo de 1899 se finalizó la construcción del ferrocarril de Linares a Almería, explotado por la Compañía de los Ferrocarriles del Sur de España.
Primitivo reloj Paul Garnier de la estación de Guadix. Año 2000. Fotografía de Juanjo Olaizola Elordi
 
La estación de Guadix se encuentra en el punto kilométrico 151,1 del ferrocarril de Linares a Almería, a 931 metros de altitud sobre el nivel del mar y a cierta distancia del casco histórico de la localidad, hecho que, con el paso del tiempo, generó el desarrollo de un pequeño núcleo de población que, en la actualidad, tiene categoría de pedanía. Sus instalaciones ferroviarias pronto se vieron ampliadas, al convertirse en un importante nudo ferroviario tras la inauguración del ferrocarril de Baza a Guadix, el 15 de marzo de 1907, línea con la que se completaba la conexión ferroviaria entre Granada y la costa levantina. 
Bombardeo de la estación de Guadix durante la Guerra Civil. Fotografía de Rino Zitelli
 
Tras convertirse en nudo ferroviario, la estación de Guadix experimentó un notable incremento de su actividad, lo que trajo consigo la implantación de un importante depósito de locomotoras. Asimismo, la facilidad de transporte atrajo a diversas industrias, siendo las más destacadas la fábrica azucarera de San Torcuato, inaugurada el 16 de julio de 1901 y la fábrica de harinas de los señores Gómez Mateos, que inició su actividad en 1933.
Bombardeo de la estación de Guadix por la aviación fascista italiana. Fotografía de Rino Zitelli
 
La Guerra Civil tuvo especial repercusión en la estación de Guadix. La rápida reacción de los ferroviarios, apoyados poco después por los mineros del Marquesado, resultó fundamental para impedir el triunfo de la sublevación militar en la ciudad y, de hecho, durante todo el conflicto la capital accitana se mantuvo leal a la República. En contrapartida, y dada su importancia estratégica en la red de comunicaciones de la región, la estación pronto se convirtió en uno de los objetivos prioritarios de la aviación fascista. Los primeros bombardeos tuvieron lugar a comienzos del mes de agosto de 1936, lo que obligó a construir, junto al edificio de viajeros, un refugio antiaéreo que todavía se conserva. Finalizado el conflicto, los franquistas desataron sus ansias de venganza, siendo muchos los ferroviarios víctimas de su inquina.
Vista de la estación de Guadix. A la izquierda se aprecia la estructura del refugio antiaéreo construido durante la Guerra Civil. Fotografía de Manuel Khortés
 
A partir de 1965, el depósito de Guadix experimentó una notable transformación, al pasar de la tracción vapor a la diésel. Sin embargo, el cambio más importante que experimentó la estación accitana fue la clausura del ferrocarril a Baza (y su prolongación a Murcia) que tuvo lugar el 31 de diciembre de 1984. Este hecho supuso la clausura del depósito de tracción y el inicio de una larga agonía que todavía se mantiene. En la actualidad, apenas dos trenes Talgo de Madrid a Almería y tres trenes regionales en cada sentido atienden los andenes de la antaño activa estación de Guadix.
 
Locomotora 140-2053, antigua 4105 del Sur de España, primera de las construidas por Babcock & Wilcox en 1928. Fotografía de Trevor Rowe
 
La locomotora 140-2054
 
Como se ha señalado, en la actualidad se conserva en Guadix la locomotora de vapor 140-2054 de Renfe. El origen de esta máquina se remonta a un pedido de cinco unidades encomendado por la Compañía de los Ferrocarriles Andaluces, empresa que desde 1916 explotaba por convenio las líneas del Sur de España, a la firma británica North British. Se trataba del primer modelo de locomotora 140 de la empresa andaluza que, suministrado en 1918, fue matriculado en la serie 451 a 455.
Una de las locomotoras suministradas por Baldwin a los Ferrocarriles Andaluces. Pese a su origen norteamericano, su estética evidencia la inspiración británica de las primeras North British de esta empresa ferroviaria. Fotografía de Trevor Rowe
 
El buen resultado de las locomotoras británicas impulsó a Andaluces a adquirir más unidades del mismo tipo pero, ante la difícil coyuntura que vivía la industria británica tras el final de la Primera Guerra Mundial, el pedido fue finalmente encomendado a la firma norteamericana Baldwin. Sin embargo, pese a su origen, las unidades construidas en Estados Unidos mantenían numerosos elementos propios de sus antecesoras británicas, como el bastidor de largueros de chapa, el elegante chapitel que remataba sus chimeneas o el hogar Belpaire de cielo plano. El pedido, de quince locomotoras, matriculadas del 461 al 475, fue entregado en 1921.
Fotografía de fábrica de la serie 4105-4119 de la Compañía del Sur de España. Archivo del Museo Vasco del Ferrocarril
 
Las ayudas estatales del Estatuto Ferroviario impulsado por el gobierno del dictador Primo de Rivera facilitó la adquisición de nuevas locomotoras, inspiradas en el modelo original de North British pero construidas en nuestro país. En consecuencia, Andaluces adquirió un grupo de 35 nuevas locomotoras, veinte para sus propias líneas y otras quince para las de Sur de España, cuya fabricación se encomendó a las empresas vascas Euskalduna y Babcock & Wilcox. En concreto, las de Sur de España fueron suministradas por esta última empresa bilbaína en 1928 y fueron matriculadas del 4105 al 4119. En concreto, la que ahora se conserva en Guadix recibió el número 4016.
Locomotora 140-2054 fotografíada en la estación de Guadix en 1985. Fotografía de Martin Dieterich
 
Aunque la mayor parte de estas locomotoras fueron desguazadas tras el final de la tracción vapor en Andalucía, en los años sesenta, dos de ellas han sobrevivido hasta nuestros días: la 140-2044, construida por Euskalduna para Andaluces y preservada en el Museo del Ferrocarril de Delicias y la 4016 de Sur de España, rematriculada por Renfe como 140-2054, ésta última gracias a que el auge de los spaghetti western en los años sesenta le otorgó un sinnúmero de papeles protagonistas en aquellas películas.
Locomotora 140-2054 en cabeza del tren conmemorativo del sesquicentenario del ferrocarril entre Miranda de Ebro y Alsasua. Fotografía de Juanjo Olaizola Elordi
 
En el año 2001, la 140-2054 fue completamente restaurada y puesta nuevamente en servicio en los talleres de ARMF de Lleida. Más tarde, tras la firma de un convenio con el CEHFE, esta locomotora ha sido utilizada en cabeza de diversas circulaciones como el Tren de la Fresa o el sesquicentenario del ferrocarril entre Miranda de Ebro y Alsasua. A principios del pasado año la máquina retornó a Guadix, donde espera que se consolide algún proyecto que permita su regular puesta en marcha. Ante la experiencia de otras iniciativas similares en España (Azpeitia, Arganda, Utrillas) o la propia Andalucía (Río Tinto), en un entorno privilegiado, próximo a las playas del Mediterráneo, la imponente Sierra Nevada o recursos turísticos de categoría mundial como la Alhambra de Granada, no cabe duda que la creación de un museo ferroviario en las instalaciones del abandonado depósito de Guadix y la implantación de un tren turístico hacia Moreda o La Calahorra, sería un éxito que podría atraer a la capital accitana más de 50.000 turistas al año. Evidentemente, es necesaria una notable inversión para recuperar este antiguo equipamiento y las colecciones que deberían conformar el museo pero, sin duda, sería una inversión rentable que rápidamente repercutiría en el tejido económico de la ciudad. Pero, además, de los recursos económicos precisos, probablemente menores de los que a simple vista se podría suponer, es necesaria la firme voluntad de todas las instituciones que deberían implicarse en el proyecto: Ayuntamiento, Diputación, Junta de Andalucía, Adif, Renfe y la Fundación de los Ferrocarriles Españoles. 
Locomotora 140-2054 durante las pruebas realizadas el 28 de marzo de 2015. Fotografía de Juanjo Olaizola Elordi

 

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