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31 marzo 2015

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¿HE LLEGADO A BILBAO?

 
No será por carteles, pero... ¿estamos en Bilbao?

Si algún forastero decide viajar en tren a Bilbao puede que, cuando alcance su destino albergue serias dudas de haber llegado a la capital vizcaína. En efecto, en la rotulación de la estación terminal en ningún lugar podrá encontrar el nombre de Bilbao. De hecho, lo único que podrá leer en su profusa cartelería es el nombre de Abando Indalecio Prieto.
La cuestión es que en el año 2006 el Ministerio de Fomento decidió rebautizar la histórica estación de Bilbao-Abando con el propósito de rendir homenaje al político asturiano, aunque bilbaíno de adopción, Indalecio Prieto. Es muy posible que, al resultar el nombre final demasiado largo para el espacio disponible en los soportes indicadores, alguien, con muy dudoso criterio, decidiera eliminar Bilbao del nombre de la estación. Sin embargo, personalmente no creo que este homenaje hubiera resultado del agrado del antiguo Ministro de Obras Públicas de la Segunda República.
 
En materia ferroviaria, durante el año y medio en el que estuvo al frente del Ministerio de Obras Públicas, Indalecio Prieto se hizo famoso por declarar que no iba a destinar ni una sola peseta para nuevos ferrocarriles. No obstante, durante su ministerio, planteó la necesidad de reordenar las redes arteriales ferroviarias de las principales capitales, con la creación de Comisiones de Enlaces Ferroviarios en Madrid, Barcelona, Bilbao y, más tarde, también en Zaragoza. Fue precisamente en la capital de España donde sus propuestas alcanzaron el máximo desarrollo, y de hecho, hoy en día, las obras proyectadas bajo su ministerio, siguen siendo la base de su importante sistema de trenes de cercanías.
Bilbao contaba con seis estaciones ferroviarias disperas por la ciudad, dos de ellas reflejadas en la imagen. En primer plano, la estación de La Naja, punto de origen de los trenes con destino a Santurce y, tras ella, la de la Concordia, de la que partían los trenes a Santander y León. Durante la República se proyectó unificar sus servicios en Abando
 
Indalecio Prieto también intentó reordenar la red ferroviaria de Bilbao, caracterizada por la enorme dispersión de estaciones terminales. Con este propósito, el 23 de marzo de 1933 creó la preceptiva Comisión de Enlaces Ferroviarios. Bajo la presidencia del Ingeniero Juan Barceló, y con la estrecha colaboración del ilustre arquitecto Ricardo Bastida, la citada comisión planificó el aprovechamiento de parte de los terrenos que ocupaba la estación de Bilbao-Abando para crear en ellos una nueva terminal que sirviera de cabecera no solo para los trenes con destino a Orduña y Miranda, sino también para los de las restantes líneas que tenían su punto de origen en Bilbao, sobre todo los Ferrocarriles Vascongados, concesionarios de la actual línea de EuskoTren a San Sebastián, el ferrocarril de Bilbao a Portugalete y el de Santander a Bilbao. Además, la operación implicaba también una actuación urbanística de gran envergadura, ya que planteaba el retranqueo de la estación, desde su tradicional emplazamiento en la plaza Circular hasta la confluencia de la calle de Hurtado de Amézaga con la calle Padre Lojendio. El espacio libre resultante permitiría crear una plaza pública así como la construcción de un edificio singular que acogería diversas instituciones dependientes  del gobierno central, al mismo tiempo que facilitaría la creación de nuevas conexiones viarias entre el Casco Viejo y el ensanche a través del puente de La Mercedhacia Gardoqui y Rodríguez Arias.
Proyecto de nueva estación centralizada de Bilbao-Abando impulsado por Indalecio Prieto. La instalación levantada una década más tarde en nada respondía a los propósitos del ministro de la República
 
En 1935 se iniciaron las primeras obras para la reforma de la estación de Abando, cuyas instalaciones, inauguradas en 1863, resultaban insuficientes para atender el servicio de la Compañía del Norte en la ciudad. Sin embargo, problemas con los contratistas primero y, poco después, el estallido de la Guerra Civil, paralizaron los trabajos. Finalizada la guerra se reformularon los proyectos impulsados por la Comisión de Enlaces Ferroviarios y el nuevo régimen decidió levantar una nueva terminal diseñada por el arquitecto Alfonso Fun­gairiño Nebot en 1940. 

Al levantar la nueva estación de Abando, inaugurada en 1948, en lugar de retranquear las vías hacia Cantalojas, se hizo todo lo contrario, adelantar el emplazamiento del edificio de viajeroshasta la Plaza Circular. Además, la nueva terminal se destinó exclusivamente al servicio de los trenes de la línea a Orduña y Miranda de Ebro, por lo que sus instalaciones en nada respondían a los proyectos impulsados por Indalecio Prieto durante la República. Ni siquiera la propia Renfe centralizó sus servicios y, de hecho, hasta 1999, mantuvo dos estaciones en la capital vizcaína: la de Abando para los servicios con destino a Orduña y Miranda de Ebro y la de La Naja para los trenes con destino a Santurce y Triano. En consecuencia, Bilbao mantuvo una de sus principales señas de identidad ferroviaria; la enorme dispersión de sus terminales: Atxuri para los trenes a San Sebastián, Calzadas para los de Lezama, Aduana para los de Plencia y Concordia en el caso de los que se dirigían a Santander o León que, unidas a las dos estaciones de Renfe convertían a Bilbao en un caso único en el Estado, ¡ni más, ni menos que seis estaciones diferentes!
Obras de derribo de la primitiva estación de Bilbao-Abando. Archivo Miguel Villaverde
 
La historia de la estación de Abando, pone en evidencia el error que supuso bautizar con el nombre de Indalecio Prieto una estación que precisamente representa todo lo contrario a lo que este político pretendió realizar en la capital vizcaína. En efecto, la actual estación de Abando en nada responde, ni a su propósito de centralizar en una sola terminal todas las estaciones ferroviarias de la capital vizcaína ni al de modificar el ordenamiento urbano en el entorno de la Plaza Circular.

No pretendo cuestionar en este blog si Indalecio Prieto u otros personajes históricos merecen esta clase de homenajes aunque considero que las denominaciones de las estaciones deben, ante todo, informar con precisión al viajero del lugar al que acaban de llegar. En este sentido, resulta inexplicable que no figure el nombre de Bilbao en la rotulación de la principal terminal ferroviaria de la ciudad. De hecho, la propia Renfe es consciente del problema que ésto representa y, en su sistema de venta de billetes, no figura ninguna estación con el nombre de Abando Indalecio Prieto, sino con la histórica denominación de Bilbao-Abando. 

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Estación de Bilbao-Abando fotografiada en 1988, antes del traslado a sus instalaciones de los servicios ferroviarios a Santurce y Triano
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