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10 marzo 2015

La historia del tren en Galicia, vive en el museo de Monforte

Sin fondos económicos y con un enorme potencial, es reconocido fuera e ignorado en Galicia // Muestra al público viejas locomotoras que han sido recuperadas en sus talleres y sorprende a todos los que lo visitan

 

ÁNGEL ARNÁIZ LUGO  | 08.03.2015 

La imagen muestra a la Mikado del Museo del Ferrocarril de Galicia (Muferga) a toda presión subiendo la rampa de Rubián para adentrarse en el angosto e histórico túnel de Oural, de más de dos kilómetros bajo tierra. Este túnel era la negra pesadilla de los maquinistas de tracción vapor del depósito de Monforte de Lemos.

El esfuerzo que realizaba esta locomotora es similar al que, durante años, han hecho los responsables del museo de Monforte para reunir, rehabilitar y preservar unas instalaciones y un material rodante histórico, que ha dado vida a un espacio museístico único en Galicia y de los mejores de España. Y como casi nadie es profeta en su tierra, el callado y excelente trabajo aquí desarrollado, con un museo vivo e interactivo, es más reconocido y alabado fuera de nuestras fronteras que en la propia comunidad gallega.

Las felicitaciones recibidas de organismos vinculados con el ferrocarril histórico se cuentan por decenas y, sin embargo, el museo no cuenta con el apoyo económico que precisa para desarrollar un interesante proyecto que lo podría convertir en el 'Centro ferroviario de la época del vapor del sur de Europa'. Esta iniciativa, que necesita un mecenas, contempla la creación de una operadora de trenes turísticos con el material ferroviario histórico del Muferga y la puesta en marcha de una ruta ferroviaria turística por la Ribeira Sacra, que la podría convertir en la pequeña Suiza gallega y ser todo un referente, un foco de atracción y negocio.

Galicia, sin el tren, hoy no sería la misma. En la historia de la llegada del ferrocarril a la geografía gallega, que supuso el fin del aislamiento de una región periférica, Monforte de Lemos jugó un papel protagonista.

La capital de Lemos, por su estratégica situación geográfica, fue el núcleo por donde, en 1883, entró el tren, desde tierras castellanas, a las galaicas. El día primero de septiembre de ese año, procedente de Madrid, el rey Alfonso XII llegaba a Monforte, en el viaje inaugural de la línea férrea que unió la capital de España con la ciudad portuaria de A Coruña.

Este camino de hierro facilitó la comunicación y las relaciones comerciales entre Galicia y Castilla. Representó un hito histórico que suponía el fin del aislamiento secular de esta esquina verde de la península, que se había quedado fuera del primer estallido ferroviario nacional del decenio 1855-65, en el que se abren la mayor parte de los ejes radiales que configurarían la futura red ferroviaria de España.

Monforte de Lemos creció, social y económicamente, montado sobre raíles, al calor de las calderas y el humo de las viejas locomotoras de vapor que circulaban por las vías en los tiempos dorados del tren. Durante la primera mitad del pasado siglo fue el principal nudo ferroviario de Galicia. Las instalaciones de la estación, talleres de material rodante, reserva de locomotoras, almacenes y la rotonda de máquinas de Monforte, con una superficie de 270.000 metros cuadrados, las más extensas de Galicia, reflejan la febril actividad que aquí hubo.

Todo ese entramado industrial se derrumbó a partir de los años 60, con el fin del vapor, la apertura de la línea Madrid-Ourense por Zamora y la brutal reconversión del mundo ferroviario que acometió Renfe hasta los años 90 y que dejó a Monforte viudo de su principal fuente de riqueza .

Pese a esa coyuntura adversa, nadie puede negar a Monforte haber sido la cuna del ferrocarril en Galicia. Esa dilatada y heroica historia del tren en Galicia se mantiene viva, desde hace más de una década, en el Museo del Ferrocarril de Galicia, con sede en Monforte de Lemos, cuyo Patronato está presidido por el titular de la Consellería de Medio Ambiente, de la Xunta.

 


UN MUSEO ÚNICO. Visitar las impresionantes instalaciones del Museo del Ferrocarril de Galicia en Monforte de Lemos es hacer un viaje en el tiempo. Entrar en este espacio museístico es como dar un salto a mediados del siglo pasado, cuando el ferrocarril vivía sus tiempos dorados y heroicos. Es volver a la época de la tracción a vapor, en la que locomotoras como la Mikado F2111, que se puede ver en el museo, circulaban por las vías cual enormes caballos de hierro que resoplaban humo negro.

Si la Mikado es una joya del museo, no menos interesantes son otras veteranas locomotoras diesel y eléctricas, que dieron el relevo a las máquinas de vapor, retiradas definitivamente en 1975. Entre ellas figuran una espectacular 7.722, apodada "Inglesa" y una Alco 1.800, recuperadas y restauradas por el museo, que parecen recién salidas de una cadena de montaje industrial.

Otra máquina singular que exhibe el museo es la eléctrica 269, conocida como "la japonesa", que salió de la factoría de Mitsubishi. En Monforte puede verse la primera de la serie, protagonista de un récord de velocidad en España, con 242 Km/h en vía convencional. Este ejemplar desplazó al museo, años atrás, un equipo de una televisión japonesa para filmar esta reliquia rodante de la tecnología nipona.

Una antigua grúa móvil mecánica de gran intervención, pieza única que se conserva operativa en España, es otra reliquia del museo. En sus instalaciones también se muestra diferente material ferroviario que va de los sistemas de comunicaciones a la señalización vertical, pasando por maquetas de trenes a escala, fotografías y un interesante fondo documental abierto a las consultas de los investigadores interesados en la arqueología industrial.

 


HISTORIA SOBRE RUEDAS. Dentro de lo que podría calificarse trenes con historia, el museo del ferrocarril de Monforte también expone al público un exclusivo coche de construcción metálica, muy similar a los que prestaban servicio en el mítico y lujoso Orient Express. Su construcción tuvo lugar en 1928 por la firma británica

The Metropolitan Carriage Wagon Finance Cº Ltd.

Este coche fue adquirido en su día por el Estado y quedó al servicio de las altas autoridades del Estado para su uso en circunstancias de especial importancia. En él viajó el que sería rey Don Juan Carlos a España desde su exilio portugués en 1948, cuando contaba 10 años de edad. Fue en ese año cuando el entonces príncipe dejó la residencia paterna en Estoril para residir en nuestro país, según el acuerdo de Franco y su padre D. Juan de Borbón.

Ese escaparate se completa con un Tren Histórico de las Fuerzas Armadas, con material utilizado por el Ejército de Tierra, incluido un carro de combate; así como un tren a escala de 5 pulgadas que circula rodeando el recinto expositivo, que es la delicia de los chavales y los no tan niños.

 

En las instalaciones, el depósito de vapor, de principios del siglo XX, es una estructura de la arquitectura industrial única en España, junto a la que se conserva en Vilanova y la Geltrú. Es un edificio semicircular con 19 vías bajo cubierta y otras tantas radiales exteriores que confluyen en un puente giratorio para unirlas y cuya finalidad era invertir el sentido de la marcha de las locomotoras y situarlas en sus correspondientes fosos de la rotonda para su mantenimiento y reparación.

 

Vista aérea de la rotanda del depósito de tracción de vapor que forma parte de las instalaciones del museo del ferrocarril de Monforte de Lemos
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