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7 enero 2015

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LA VUELTA AL MUNDO EN OCHENTA DÍAS

 
 
Tras mi última entrada, dedicada al ferrocarril y la medida del tiempo, he mantenido un interesante intercambio de correos con mi buen amigo Juan Manuel Grijalvo sobre éste y otros temas hasta terminar hablando de Julio Verne y su magnífica obra "La vuelta al mundo en 80 días".
 
Uno de los capítulos más conocidos de esta obra es el relativo a la travesía de la India en el que, según la novela de Verne, su protagonista Phileas Fogg tuvo que realizar parte del trayecto a lomos de un elefante, al no haberse finalizado la construcción de la línea ferroviaria entre Bombay y Calcuta.
 
No cabe duda que esta circunstancia no era sino una licencia literaria que se tomó Julio Verne para hacer más emocionante su novela, ya que, en realidad, en el momento en que se desarrollaba la obra, la totalidad del ferrocarril de Bombay a Calcuta llevaba en servicio cinco años.
 
En efecto, según indica la novela de Verne, Phileas Fogg inició su fabuloso viaje el miércoles, 2 de octubre de 1872, a las 8:45 horas. Al llegar a la India, el intrépido viajero suponía que ya se había completado la construcción de la vía férrea entre Bombay y Calcuta. Sin embargo, al llegar a la estación de Kholby el jefe de tren le informó que todavía no habían concluido las obras y que debían realizar un trasbordo de 80 kilómetros hasta alcanzar Allahabad.
 
En realidad, Phileas Fogg estaba bien informado, ya que desde el 1 de agosto de 1867 los trenes de la East Indian Railway Company enlazaban en Jabalpur con la Great Indian Peninsular Railwaypor lo que era posible viajar en ferrocarril desde Bombay hasta Calcuta. Sin embargo, no debemos olvidar que se trata de una novela de ficción y seguramente Julio Verne pensó que para sus lectores resultaría más emocionante un trasbordo en elefante, en el que además los protagonistas de su obra vivirían intensas aventuras, incluido el rescate de la princesa Aouda, que un anodino viaje en tren.
 
No cabe duda de que Julio Verne era consciente de que, desde el 1 de agosto de 1867, es decir, cinco años antes de que Phileas Fogg iniciara su viaje, era posible atravesar la península india en tren ya que, como era costumbre en él, se documentó detalladamente sobre las posibilidades del viaje. Para ello, entre otras informaciones, contó como herramienta de primera mano con laBradshaws Continental Rail and Steam Transport and General Guide, verdadera Biblia del viajero del siglo XIX.
 
Esta guía, editada por el británico George Bradshaw, aportaba información sobre los horarios de los principales trenes y barcos de vapor del mundo, por lo que no es de extrañar que una de las primeras acciones de Phileas Fogg fuera precisamente la adquisición de un ejemplar actualizado en la librería de la londinense estación de Charing Cross.
 
Editada desde 1847 hasta 1939, la guía Bradshaw ofrecía en sus más de mil páginas información detallada y actualizada sobre los principales servicios de transporte público del mundo, así como informaciones diversas sobre hoteles y restaurantes, por lo que resultaba imprescindible para los viajeros. Asimismo, muchas personas que, por su situación económica no podían realizar grandes viajes, adquirían la guía para soñar con países lejanos y exóticas aventuras en los lugares más recónditos del planeta.
Primitiva locomotora de los ferrocarriles indios. http://www.irfca.org/gallery/Heritage/
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