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3 julio 2014

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LA TRACCIÓN VAPOR EN LA VÍA ESTRECHA ESPAÑOLA (III)

 
Locomotora articulada sistema Garrat del ferrocarril de La Robla. Fotografía de Peter Willen. Archivo EuskoTren/Museo Vasco del Ferrocarril
 
INNOVACIÓN TECNOLÓGICA
 
Pese a que como se ha señalado, la demanda de locomotoras de vapor con destino a los ferrocarriles de vía estrecha españoles fue por lo general muy conservadora, con tipologías en las que primaba la robustez y la sencillez antes que los alardes tecnológicos y las grandes prestaciones, algunas compañías se anticiparon a las concesionarias de vía ancha en la introducción de importantes novedades tecnológicas en España, como fue el caso de las locomotoras articuladas o la aplicación de la doble expansión.
El ferrocarril de Durango a Zumárraga contó con las primeras locomotoras articuladas sistema Mallet de la península ibérica. Archivo EuskoTren/Museo Vasco del Ferrocarril
 
Las primeras locomotoras articuladas según el sistema mallet circularon en España en el ferrocarril de vía métrica de Durango a Zumárraga. Esta línea contaba en los pasos de las divisorias de Mallabia y Descarga con violentas rampas de 28 milésimas y una constante sucesión de curvas y contracurvas de hasta 60 metros de radio, por lo que el uso de máquinas convencionales resultaba prácticamente imposible. Por ello, en 1889, tan solo dos años después de que se patentase el modelo, adquirió un par de unidades construidas en Bélgica por Couillet y que habían sido diseñadas por el propio Anatole Mallet, inventor del sistema que lleva su nombre. Lamentablemente, diversas modificaciones introducidas por sugerencia del cliente, entre las que destaca la del diámetro de los cilindros de alta presión, redujeron las prestaciones de estas interesantes locomotoras.
Locomotora Mallet del ferrocarril de Madrid a Aragón, uno de los modelos más elegantes de la vía estrecha española. Fotografía de Trevor Rowe. Archivo EuskoTren/Museo Vasco del Ferrocarril
 
Pronto otras compañías se interesaron por el sistema mallet, que fueron adquiridas tanto nuevas como usadas, con destino a líneas como la de Madrid a Almorox, Madrid a Aragón, Peñarroya a Puertollano, Compañía General de los Ferrocarriles Catalanes o Utrillas. Por su parte, las primeras unidades de este tipo no se introdujeron en las líneas de vía ancha hasta el año 1901, cuando el Central de Aragón adquirió cuatro locomotoras al constructor alemán Borsig.
La Compañía General de Ferrocarriles Catalanes contó con las primeras Garrat de la península ibérica. Fotografía de Frank Jones. Archivo EuskoTren/Museo Vasco del Ferrocarril
 
Los ferrocarriles de vía estrecha también fueron pioneros en la introducción en España de otro de los tipos de locomotoras articuladas más comunes en todo el mundo; el Garrat. Las primeras unidades de este sistema circularon en la red de la Compañía General de los Ferrocarriles Catalanes a partir de 1922, mientras que en vía ancha las primeras no fueron adquiridas hasta 1930 por la Compañía del Ferrocarril Central de Aragón.
Locomotora Engerth del ferrocarril del Cantábrico, dotadas además de bogie Krauss-Helmholtz. Fotografía de Trevor Rowe. Archivo EuskoTren/Museo Vasco del Ferrocarril
 
Junto a estos modelos de máquinas articuladas, en las líneas de vía estrecha han circulado numerosas series de locomotoras semiarticuladas, siendo el más representativo el sistema Engerth, en el que el ténder no es completamente independiente de la máquina, al apoyarse en ella, lo que permite incrementar su peso adherente y mejorar por tanto las prestaciones. Introducidas a partir de 1902, iban además dotadas de un bogie Krauss-Helmholtz que enlazaba el bisel delantero con el segundo eje motor, lo que facilitaba notablemente la inscripción en las cerradas curvas que caracterizan los trazados de la vía estrecha española. Este dispositivo, que en vía ancha solamente fue empleado por las famosas Santa Fe, fue muy común en otros tipos de locomotoras de vía métrica.
Locomotora articulada, sistema Engerth, del ferrocarril de La Robla. Fotografía de Xavier Santamaría. Archivo EuskoTren/Museo Vasco del Ferrocarril
 
Las primeras locomotoras Engerth, fueron suministradas por Krauss a los ferrocarriles de Elgoibar a San Sebastián y al ferrocarril del Cantábrico en 1902. Tras sus buenos resultados, gracias a su perfecta adaptación a las características del trazado y el tráfico de las importantes líneas de vía métrica del norte, donde se precisaban máquinas capaces de arrastrar importantes tonelajes, pero que a su vez ofreciesen una reducida base rígida, fueron adquiridas por los ferrocarriles del Plazaola y de La Robla, así como por la Compañía de los Ferrocarriles Vascongados con destino a su línea principal entre Bilbao y San Sebastián. Por otra parte, la temprana electrificación de este último itinerario, en 1929, permitió su posterior reventa a otras empresas como Santander Bilbao, Vasco-Asturiano, Utrillas o Ponferrada Villablino, donde a su vez tendrían descendencia en otras cuatro unidades muy similares construidas en Valencia por Macosa entre 1950 y 1956.
Locomotora compound de dos cilindros de la línea de Onda al Grao de Castellón. Se parecía claramente la diferencia de diámetros entre ambos cilindros, menor en el de la izquierda (alta presión) que en el de la derecha (baja presión). Fotografía de Trevor Rowe. Archivo EuskoTren/Museo Vasco del Ferrocarril
 
Otra innovación tecnológica en la que los ferrocarriles de vía estrecha fueron pioneros fue la introducción de la doble expansión, el sistema compound, que permitía un mayor aprovechamiento del vapor y, por consiguiente, un incremento en el rendimiento. Todas las locomotoras articuladas sistema mallet trabajaban según este principio, pero entre las no articuladas, las primeras máquinas de serie que circularon en España fueron cuatro unidades del ferrocarril de Onda al Grao de Castellón, construidas por Krauss en 1890. Cabe señalar que pese a esta precoz utilización, el sistema compound no volvió a ser empleado en la vía estrecha española, salvo en un pequeño grupo de locomotoras adquiridas de ocasión por Robla en Suiza. En ambos casos, se trataba de máquinas de dos cilindros, cuando la disposición más común ha sido de cuatro.
Las primeras Consolidation españolas circularon en el ferrocarril de La Robla. Fotografía de Lawrence G. Marshall. Archivo EuskoTren/Museo Vasco del Ferrocarril
 
Las líneas de vía métrica también fueron pioneras en introducir en España los tres rodajes más representativos de su tracción vapor, el consolidation en 1898, el mastodonte en 1906 y el mikado, en 1912, mientras que su incorporación a la red de vía ancha se retrasó hasta los años 1909, 1913 y 1917 respectivamente.
El Santander-Bilbao introdujo la primera Mikado en 1912. Archivo EuskoTren/Museo Vasco del Ferrocarril
 
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