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El ferrocarril más extremo del mundo, Qinghai-Tibet, sigue pulverizando récords de pasajeros

4 enero 2012

El ferrocarril Qinghai-Tibet, el más elevado del mundo, transportó más de 6,5 millones de pasajeros en el 2011, un 9% más que el año anterior. Y se espera que en 2012 lleguen a viajar en sus especiales trenes 7 millones de pasajeros. La línea, que conecta Xining con la capital tibetana de Lhasa también transportó 40 millones de toneladas de carga en el 2011, un 8% más que en 2010.

Un total de 8,43 millones de turistas visitaron Tíbet en los primeros 11 meses de 2011, un incremento del 27,7% en comparación con el mismo periodo del año pasado. El turismo en la región autónoma del Tíbet, ubicada en el suroeste del país, aumentó considerablemente desde que la ruta ferroviaria de 1.956 kilómetros entró en funcionamiento en julio de 2006.

La meseta de Qinghai y Tíbet, ubicada a una altitud promedia superior a los 4.000 metros, es conocida como ‘techo del mundo’ o ‘tercer polo de la Tierra’ y considerada como “zona inhóspita para el ser humano”. Durante los años cincuenta 3.000 trabajadores murieron por congelación y mal de altura cuando construían la carretera del Tibet, en la que ocuparon a un batallón de obreros chinos

El ferrocarril tiene 1.956 kilómetros de largo y es tendido del norte al sur, desde Xining, capital de la provincia de Qinghai hasta Lhasa, capital de la Región Autónoma de Tíbet. El sector de Xining a Geermu, de 814 kilómetros, fue terminado de construir en 1979 y se abrió al tráfico en 1984. En 2001, se inició el tendido desde Geermu hasta Lhasa, con 1.100 kilómetros de largo, que en su mayoría se sitúan en zonas inhóspitas o áreas sin huellas humanas incluyendo a los 550 kilómetros de suelo congelado. La línea fue inaugurada el 1 de julio de 2006 por el presidente Hu Jintao.

Según reconocen los especialistas, el mundo de la ingeniería nunca había visto construir nada parecido y además en una de las zonas más extraordinarias e inhóspitas del planeta. Durante cinco años 140.000 trabajadores y 2.000 médicos lucharon para conquistar esta tierra hostil, con altitudes muy por encima de los Alpes suizos y temperaturas gélidas durante casi todas las estaciones, pero insufribles en invierno. Construir un ferrocarril en un entono tan hostil es como trabajar en Marte, explican algunos de los ingenieros más famosos del planeta. Siete túneles en pendientes escarpadas y 675 puentes levantados sobre valles y ríos hacen posible recorrer en 47 horas la distancia que separa Pekín de Lhasa, algo menos de 5.000 kilómetros.

El ferrocarril más extremo del mundo batió todos los récords. Es la vía férrea a mayor altitud del mundo, al tener que superar las montañas y Kunlun y Tagula a y subir al punto máximo de 5.072 metros sobre el nivel del mar. También tiene la estación ferroviaria a mayor altitud del globo terráqueo, Tangula, ubicada a 5.068 metros. Asimismo en su recorrido se encuentra el túnel construido a mayor altitud del planeta y que atraviesa la montaña Fenghuo; tiene 1,338 metros de largo y los rieles, a altitud de 4.905 metros, están tendidos sobre el suelo congelado de carácter perpetuo y de espesor de 150 metros.

La estructura geológica del suelo a lo largo del ferrocarril es muy complicada, con movimientos bastante frecuentes, bajo intensa insolación, a gran altitud y con complicidad y peculiaridad sin precedentes del suelo congelado. Algo menos de 600 kilómetros de su trazado fue tendido sobre permafrost, un terreno permanentemente congelado ya en los niveles superficiales y que en verano, al derretirse, forma una especie de lago pantanoso que hace inestable cualquier construcción. Un verdadero quebradero de cabeza para la ingeniería china y para el desarrollo científico y tecnológico de China que marca un hito en la construcción del tendido ferroviario de Qinghai-Tíbet.

Los trenes, orgullo de los ferrocarriles chinos donde solo trabajan los mejores, salen cada día con 13 coches y en total podrán transportar a 863 personas. La velocidad es ligeramente superior a los 110 kilómetros a la hora durante el recorrido por la tundra. Algunas de las estaciones, las situadas a mayor altitud, solo sirven para el cruce de los convoyes, ya que buena parte de la línea solo tiene una vía. Las locomotoras diesel han sido objeto de mejoras en la sobrealimentación de los motores, debido a la considerable pérdida de potencia inherente al aumento de altitud. El tren está equipado con sistemas de reciclaje de residuos (el ecosistema está en peligro ya que la presencia humana en esta zona es muy limitada y el turismo la pone en peligro) y todos los vagones son herméticos, lo que impide arrojar residuos al exterior.

Las locomotoras se comercializan como GE C38AChe y han sido construidas en los Estados Unidos por General Electric. Son de propulsión diésel-eléctrica y motores eléctricos en corriente alterna. Disponen de un motor principal de 12 cilindros que producen 4.000 CV a 1.050 r.p.m. La cabina recuerda a las locomotoras diésel alemanas e incluso por su frontal tiene cierto parecido con las 333 españolas.

Los coches de viajeros están presurizados de forma similar a los aviones, con suministro de oxígeno adicional durante una buena parte del itinerario para evitar el mal de altura de los pasajeros. Un servicio médico abordo atiende a los viajeros que soportan peor la falta de oxígeno y entregan mascarillas en los casos de emergencia. Los coches usados en la sección de Golmud-Lhasa son cualquier de color verde oscuro/amarillo o de color rojo oscuro/amarillo.

(Fuente Qinghai-Tibet railway Autor de la imagen Henry Chen on flickr)

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