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1 enero 2012

El año de Bizkaia

Vías de discordia

Los conflictos en torno a Metro Bilbao y EuskoTren marcan un año de huelgas, averías y críticas a los gestores socialistas de estos servicios

Alberto G. Alonso - Sábado, 31 de Diciembre de 2011 - Actualizado a las 05:39h

 

Miembros de comité de empresa de EuskoTren, en la entrada de la estación de Atxuri durante el paro parcial que convocaron a mediados de este mes. (Jose Mari MArtínez)

Miembros de comité de empresa de EuskoTren, en la entrada de la estación de Atxuri durante el paro parcial que convocaron a mediados de este mes.

Bilbao. Tomar el transporte ferroviario dependiente del Gobierno vasco no ha sido fácil este año en Bizkaia. Lejos de disiparse la crispación generada en 2010 con la llegada de gestores socialistas a Metro Bilbao y EuskoTren, el año que acaba hoy se ha teñido de una tensión mayor que ha generado numerosos problemas a los usuarios de ambas compañías. Unos viajeros que han aguantado estoicamente demasiadas averías en el suburbano y los paros que han protagonizado las respectivas plantillas con motivo de lo que han considerado una "nefasta gestión" de los equipos rectores.

A ello hay que añadir la crispación política existente todo el año, en la que ha llegado a intervenir el lehendakari Patxi López y que ha tenido un nuevo episodio hace apenas 72 horas con graves acusaciones por parte del nuevo presidente de Metro Bilbao, Txema Oleaga, contra el diputado general, José Luis Bilbao.

Una muestra de la deriva en la que está inmerso el transporte que más viajeros mueve de Euskadi es que, a lo largo de este año, ha sumado tres presidentes diferentes. Empezó con Ernesto Gasco, viceconsejero de Transportes del Gobierno vasco, que abandonó el cargo en junio debido a su desembarco obligado en el Ayuntamiento de Donostia como portavoz del grupo socialista. Tomó el testigo la exalcaldesa de Basauri, Loly de Juan, tras perder las elecciones municipales. Este mes, presentaba su dimisión por un turbio asunto en el que se sorprendió a una mujer utilizando el carné y el billete de metro de la presidenta, que permite los viajes gratuitos en el suburbano.

El tercer presidente El PSE colocó la semana pasada en el cargo político a Txema Oleaga, exconcejal bilbaino, que fue llevado a Gasteiz a ocupar un puesto en el Gobierno vasco y que ahora vuelve a la capital parece que con la encomienda de calmar las aguas en el metro. Pero no empezado con buen pie. Aunque desde su presentación esta misma semana ha desplegado su habitual encanto y bonachería con los sindicatos y los medios de comunicación (por primera vez se ha permitido hacer fotos de una reunión interna en Metro Bilbao) la decisión tomada el jueves en el consejo de administración de congelar los salarios de la plantilla y obligar a los trabajadores a devolver una media de 1.500 euros de lo cobrado este año ha dinamitado todo ese buen talante.

La reiterada falta de información a los consejeros del PNV en el consejo de administración del suburbano también supuso el plante de la diputada foral de Obras Públicas y Transportes, Itziar Garamendi. La gota que colmó el vaso fue que la Diputación, entidad que financia al 50% el mantenimiento y la construcción del suburbano, se enterara por la prensa de un informe jurídico que avalaba la medida de la devolución de parte del sueldo de 2011 de la plantilla.

El comité ya ha dicho que esta decisión agrava más el conflicto que se viene padeciendo en el metro durante todo el año. La concreción de la plantilla y sus condiciones provocaron a inicios del verano varias jornadas de paros que concluyeron finalmente con un acuerdo de cara a la llegada del metro a Basauri.

incumpliendo del acuerdo Ello permitió un verano tranquilo, pero la interpretación de ese acuerdo por parte de la empresa volvió a traer diferencias con la parte social. Ello supuso que la frágil confianza que tenía los sindicatos en el staff directivo de metro, responsabilidad de Iñaki Prego, se rompiera definitivamente y se convocaran nuevos paros. El primero de ellos fue el 11 de noviembre, con lo que se deslució el 16 cumpleaños del suburbano y la inauguración de la última estación de Basauri. El último, y más polémico, la primera huelga de 24 horas que tuvo lugar la festividad de Santo Tomás. La celebración de la feria agrícola y el presunto caos en el que se iba a ver inmersa la capital supuso un rosario de ataques hacia la plantilla por parte de los políticos, sobre todo del PSE, que enturbiaron el conflicto laboral. Algo que se comprobó desmedido ya que no hubo que cerrar estaciones como se auguraba y el servicio funcionó sin problemas. La intervención del lehendakari, posicionándose contra la plantilla, sorprendió a los trabajadores y al resto de la sociedad que no entendía una comparecencia pública e inédita sobre un conflicto laboral.

la sombra de euskotren Donde no ha intervenido López, a pesar de que la empresa es responsabilidad 100% de su gobierno, ha sido en EuskoTren. La compañía también ha vivido un año movido con constantes quejas sindicales y paros por la gestión que efectúa el equipo dirigido por Javier Cruz.

Estos son algunos ejemplos. La labor de Juanjo Olaizola al frente de uno de los museos más queridos por los ferroviarios, desarrollada durante más de una década, se ha ido al traste tras un año de expedientes que se concretaron este mes con el despido directo del reconocido profesional. En julio, el anterior director de Recursos Humanos dimitió por presuntas irregularidades al gastar dinero de dietas que luego no pudo justificar. La empresa reconoció tras el verano que Tomás Martínez Nuño devolvió 9.000 euros que había gastado a cargo de la compañía de manera irregular.

El mes pasado, la contratación para un puesto de responsabilidad en plantilla de la candidata a concejal del PSE en Bilbao, Alaitz Jiménez, supuso otro revés para la imagen de la compañía ferroviaria. Aparte de su perfil político, los sindicatos se rebelaron contra un proceso de selección del cual no fueron informados y que desmonta las fórmulas de selección que se prevén en el convenio. Este hecho, junto a la política de personal de los gestores socialistas -su staff directivo ha aumentado de 41 a 58 miembros- y su repercusión en los clientes de la compañía, derivó en una huelga parcial el 15 de diciembre, que tuvo gran seguimiento entre la plantilla.

En definitiva, un año 2011 abrupto que los usuarios de Metro Bilbao y EuskoTren quieren olvidar con el deseo de que el próximo ejercicio disminuya la tensión y estos transportes vuelvan a prestar el servicio que ofertaban con anterioridad.

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