eldiario.es
2 julio 2018
Huelva-Mérida-Madrid, un trayecto de 700 kilómetros con trenes antiguos y sin mantenimiento
La Asociación Extremeña de Amigos del Ferrocarril exige la llegada de más modelos 599, que van a Salamanca o Logroño “mientras que nosotros pagamos a Renfe cuatro millones de euros”
Después de varias averías, la última el viernes en Fregenal, Renfe se queda sin trenes y estaría obligada a traer otros más nuevos
José L. Aroca
En un diccionario de maldiciones e insultos no se encontrarían las palabras del tamaño adecuado para referirse a la situación del ferrocarril en Extremadura. El incendio de un tren hace nueve días en la provincia de Toledo, o la avería de otro este viernes pasado en Fregenal de la Sierra, que ha dejado ya a Renfe sin trenes de reserva, tienen en común que se han producido en la misma línea, Huelva-Mérida-Madrid.
Tampoco es exclusivo porque las relaciones Badajoz-Madrid, Cáceres-Valencia de Alcántara o las Puertollano-Badajoz no se libran de averías, retrasos, y falta de confort en los convoyes.
Lo que ya resulta común a todas ellas es que se producen en los trenes de media distancia modelo 598, un material que llegó a Extremadura al final de su vida útil, y que da muchos problemas sobre todo en verano en el sur de España por las temperaturas altísimas, explica Ángel Caballero, de la asociación extremeña de amigos del ferrocarril.
Otros colectivos como la plataforma ciudadana Milana Bonita también recogen las quejas por ese modelo de tren, y la predicción de que los problemas que va a dar llegado el calor serán los mismos que causaron el escándalo regional hace un año, con la consecuencia de una manifestación en Madrid en noviembre a la que acudieron 40.000 extremeños.
Los 598 son el modelo más habitual para las comunicaciones con Madrid desde Extremadura, aparte del Talgo recientemente incorporado.
Están fabricados en Euskadi y según Ángel Caballero funcionan bien en climas norteños, pero en el sur de España la electrónica se vuelve loca al subir el termómetro. Y sobre todo, añade, es que “son muy viejos y están al final de su vida útil”. Tienen 15 años de antigüedad y millones de kilómetros, además de que acusan una falta alarmante de mantenimiento: “Cuando se estropean arreglan lo justo para que sigan funcionando pero por falta de unidades por parte de Renfe no se tiran en el taller parados el tiempo necesario”.
El problema es especialmente grave cuando se les usa para un trayecto de 700 kilómetros entre Huelva y Madrid pasando por Extremadura. Es un servicio que de lunes a jueves funciona entre Madrid y Zafra, pero que viernes, sábado y domingo se prolonga hasta Huelva, con la idea en su día de que fuera usado para ir a las playas de esa provincia.
Entre su antigüedad, falta de mantenimiento, y que no son adecuados para el verano del sur, están reventando literalmente. La Asociación de Amigos del Ferrocarril propone sustituirlos los fines de semana por un Talgo que cambie la locomotora si es necesario en Mérida, y se evitan problemas; los 598 son distintos, automotores, funcionan con unas cabezas tractoras que a la vez hacen de coches de viajeros.
Nosotros pagamos, otros los tienen
Pero la Junta debe exigir, apunta esa asociación, la sustitución de los 598 por otros más modernos y confortables, los 599, que tienen la mitad de antigüedad y disponen de enchufes para móviles y portátiles, más accesibilidad para discapacitados, más cómodos en general.
Hay alguna unidad circulando por la región, pero muy pocas, mientras que ciudades como Salamanca o Logroño están siendo servidas desde Madrid por ese tipo de unidades, algo “ paradójico porque esas comunidades no están pagando déficits de explotación mientras nosotros pagamos cuatro millones a Renfe”, protesta Ángel Caballero.
Así, derivando 598 a esos trayectos, y trayendo 599 para Extremadura, “tendrían la oportunidad de disfrutar de las maravillas de esos modelos”, añade con ironía este antiguo trabajador de Renfe y ex director general de Transportes en la Junta de Extremadura.
La situación es igualmente insostenible por la falta de un mantenimiento adecuado de los convoyes, y la inexistencia de taller alguno propiamente dicho en la región a falta de crear el anunciado en Badajoz. “Lo único que hay ahora son tres personas en Badajoz con una furgoneta que se desplazan a donde les mandan y hacen lo que pueden”.
