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20 abril 2017

Tren turístico: cruceros de gran lujo sobre raíles para recorrer España

19/04/2017 - 15:15
 
 
  • Los usuarios pueden llegar a pagar más de 4.000 euros por persona
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Tren 'Al-Andalus', que comenzó a operar en 1985.

 


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En un momento en el que el ferrocarril ha perdido una gran parte de su romanticismo viajero, y tan sólo se busca alcanzar más y más velocidad -superar los 350 kilómetros por hora-, Renfe ha vuelto a poner sobre los raíles a unos convoyes formados por trenes de otra época, de los años 20, equipados con todo tipo de detalles de lujo, para que aquellos que puedan permitirse pagar los más de 4.000 euros por persona que puede llegar a costar una semana en alguno de esos trenes, aprovechen la calidad comparable, y en algún caso superior, a la que se ofrece en los cruceros de lujo que recorren los oceános.

 

Son cuatro tipos de trenes los que se consideran dentro de este concepto de lujo por parte de Renfe: el Al Andalus, que se ubica en el sur del país y que se desplaza por la vía convencional; y los que utilizan la vía métrica o de vía estrecha, como son el Transcantábrico Gran Lujo; el Transcantábrico de consideración Clásica y el más estándar Expreso de la Robla.

Estos trenes movieron el pasado año más de 2.700 personas, con una ocupación de entre un 79,58% para el Al Andalus, hasta un 96,65% del Transcantábrico Gran Lujo, en una temporada que va desde finales de abril hasta mediados de mayo, y con unos resultados de negocio que superó los 7 millones de euros del año anterior, aun cuando aún no hay una cifra exacta por no haberse cerrado las cuentas del ejercicio.

Trenes de otra época

En todas las épocas, ha habido trenes míticos que han protagonizado viajes en los que se mezclaban a partes iguales el lujo singular de su interior con unos recorridos también muy especiales. Por ejemplo, se encuentra el Oriente Express, considerado históricamente el tren más lujoso del mundo, que iniciaba su recorrido en París para finalizar en la antigua Constantinopla (Estambul), y que fue inaugurado en 19 83 y cerró en 2009 en su recorrido tradicional. Durante su existencia, sirvió de punto de reunión de miembros de la nobleza europea y de las clases altas mundiales. Es el tren que más se ha relacionado con la belle epoque, y que ha servido de marco para un buen número de relatos de importantes novelistas, sobre todo de misterio. Aún hay en Estambul una placa, en la estación donde terminaba su recorrido, recordando a Agatha Christie.

También se ha hablado siempre del Transiberiano, que inició su andadura en 1904 y que continúa siendo una vía de comunicación de gran importancia en Rusia ya que, atravesando la estepa siberiana, muere en las orillas del Pacífico, pero se trata de un tren de uso mucho más doméstico y de un corte modesto.

De momento parece que los trenes de lujo españoles no son protagonistas de ninguna de esas aventuras noveladas, pero sí compitiendo y superando a los otros trenes que se consideran de lujo en algunos países y que a la sazón no son de naturaleza comparable.

Todo comenzó para Renfe en el año 1983, cuando el operador ferroviario se dio cuenta de que tenía varias joyas en su patrimonio histórico, coches de los años 20 y 30 del siglo XX, y que con una oportuna rehabilitación se podía ofrecer un producto de lujo para aquellas personas que quisieran disfrutar de una forma diferente de hacer turismo, y de moverse en tren por la geografía española, no con el uso propio de medio de transporte, sino como forma de disfrutar de un viaje diferente. Desde esa fecha, los trenes de lujo de Renfe han pasado por diversas vicisitudes, siendo el único que ha estado operativo siempre en estos casi 35 años el Transcantábrico.

En 2016 se han superado los 2.300 viajeros, con un crecimiento de más de un 4 % con respecto al año anterior, con ocupaciones que van desde el 96,5 % el Transcantábrico Gran Lujo (13 puntos más que en 2015), hasta el 79,5 % del Al Andalus (10 puntos de crecimiento), pasando por el 84,5 % del Expreso de la Robla (6 puntos más) y el 84,2 % del Transcantábrico Clásico (12 punto más). Así mismo, el mayor número de viajeros lo han registrado el Transcantábrico Clásico, 945, seguido del Al Andalus, con 850 usuarios..

Al Andalus y Transcantábrico, referentes mundiales

Pero..., ¿cómo son estos trenes de lujo españoles? ¿Qué historia tienen?. El Al Andalus, denominado así porque nació para moverse por tierras de Andalucía, comenzó sus operaciones en 1985, y funcionó hasta 2005, año en el que canceló sus viajes, esperando siete años para ser restaurado y puesto de nuevo en servicio. En 2015 celebró su 30 cumpleaños y ha ido incorporando, poco a poco, un mayor abanico de viajes saliendo de tierras andaluzas para adentrarse en otras próximas como son las de Extremadura. Se trata de una joya formada por vagones de los años 1928 y 1930 que, con todas las comodidades moderna, conservan su sabor de esa época. En esta temporada va a realizar 11 salidas. Tiene capacidad para 64 pasajeros y su composicón es de cuatro coches salón, dos coches restaurante y siete unidades que albergan las 32 suites donde se alojan los viajeros.

Por su parte, el Transcantábrico cuenta con dos tipos semejantes y a la vez diferentes de tren, uno más lujoso que otro dado que lleva suites, aunque su decoración general es similar, mientras que el otro mantiene las cámaras normales. Ambas unidades cuentan con coches de los años 20 que son los que se utilizaban por parte de los ferrocarriles vascos en el trayecto entre Bilbao y San Sebastián en aquellos años y que, a imitación de otros convoys europeos, daban servicio de restauración a bordo.

El tren de Gran Lujo va a llevar a cabo 24 salidas regulares durante el año, moviéndose por la Cornisa Cantábrica en recorridos de 8 días. Puede llevar a 28 viajeros en 14 suites de gran tamaño, y esa es una de las características que le diferencia del Clásico, que cuenta con capacidad para 43 plazas y sus camarotes son de menor tamaño, ofreciéndose además en este segundo caso, la posibilidad de hacer itinerarios más cortos.

Por último, otro de los trenes turísticos, de menor glamour pero no por ello menos interesante, es el Expreso de la Robla, cuyo recorrido, similar al que realizaban años atrás en las comarcas hulleras, nació hace cinco años, y que se ha ido consolidando como una nueva experiencia, también gracias a que cuenta con itinerarios de menos días (cuatro) y con un precio más asequible, en el entorno de los 850 euros por persona. Las cabinas que se ofrecen son más funcionales, pero el servicio a bordo poco tiene que envidiar a los otros tres trenes mencionados.

A estos ferrocarriles se suman los turísticos, que ya no son de lujo, pero que cubren también su parcela de ocio, como son el Tren del Peregrino; el Medieval de Sigüenza, y las rutas temáticas por Galicia, itinerarios estos últimos que se cubren durante un día por trenes que circulan durante el verano en colaboración con la Xunta.

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