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11 enero 2017

La Renfe de Ana Pastor regaló un contrato de más de 27.000 euros a la empresa eje de la trama Púnica para mejorar sus Oficinas mientras sus trenes se quedan desfasados

Enero 10, 2017

 

Cofely habría logrado contratos con diferentes organismos públicos utilizando el nombre de Francisco Granados y en los que podría haberse dado el pago de comisiones ilegales a miembros de la red. Recientemente, 40 pasajeros del AVE Madrid-Sevilla tuvieron que soportar temperaturas superiores a los 40 grados por averías en el aire acondicionado.

 

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Muchas son las quejas que se acumulan en el servicio de atención al cliente de la Red Nacional de Ferrocarriles Españoles (RENFE). Y es que la empresa estatal presidida, entonces, por Pablo Vázquez, y dependiente del Ministerio de Fomento de Ana Pastor, hoy presidenta del Congreso de los Diputados, atraviesa uno de sus peores momentos. La gran mayoría de ellas, relativas a la incomodidad de los espacios que ofrecen los vagones, el estado viejo y gastado de sus compartimentos o que muchos de sus aparatos no funcionen debido a múltiples averías. Muchas de estas desavenencias son provocadas por la indolencia y la pésima gestión de Renfe, como ocurre cuando sus pasajeros viajan hacinados en los vagones debido a una venta de billetes que supera el aforo del tren. Otras, simplemente, ocurren por lo anticuado de los carruajes, un estado obsoleto que genera las más variopintas molestias.

Una de ellas acontecía este pasado verano en el  AVE de las 17 horas entre Madrid y Sevilla que cubría este trayecto el pasado 29 de julio. Las 40 personas que viajaban en el vagón número cinco se vieron obligadas a realizar el periplo en sofocantes condiciones, sin aire acondicionado, cuando en el exterior se sobrepasaban los 40 grados de temperatura. El motivo, una avería en el aire acondicionado que también se produjo en la cafetería del mismo tren. “Ha sido llegar a Córdoba, que se abrieran las puertas y que pudiéramos respirar”, decían los viajeros.

La Dirección General de Renfe Viajeros sabe bien para quién deben ir los principales privilegios: para sus trabajadores en detrimento de los clientes. Un procedimiento que no ha sido abierto, sino que ha seguido las normas internas de la empresa estatal ha sido el escogido para otorgar el contrato de “instalación de aire acondicionado en Oficinas de primera planta y vestuarios de planta baja del edificio personal operativo de la gerencia de servicio público en el centro del norte de Valladolid”.

La matriz de la trama Púnica, un poco de aquí otro poco de allá…

 

Cofely, una filial de la multinacional francesa GDF Suez que ofrece servicios de eficiencia energética, se llevó el contrato por un total de 27.195,36 euros, siendo la única oferta presentada al proceso. En otras palabras, Renfe le regaló la adjudicación para instalar el aire acondicionado en sus Oficinas de Pucela a la empresa que operó como el eje de la operación Púnica. La investigación se centró por aquel entonces en varios contratos sobre eficiencia energética que Cofely habría logrado con algunos ayuntamientos españoles y en los que podría haberse dado el pago de comisiones ilegales a miembros de la red.

Desde finales de 2014, la Unidad Central Operativa (UCO), de la Guardia Civil, amplió las investigaciones a todos los órganos que tenían alguna licitación con Cofely, que habría utilizado a la principal figura de la Púnica,Francisco Granadosex consejero de Presidencia, Justicia e Interior de la Comunidad de Madrid. ¿Debería de ser investigada ahora tambiénRenfe?

Trenes de otra época

 

El aire acondicionado también es un caballo de batalla para la empresa pública española en su tren Celta. Un modelo que, desgraciadamente, causaba el pasado 9 de septiembre un descarrilamiento mortal en O Porriño (Pontevedra), en el tramo que une Vigo y Oporto y que realiza dos veces cada día. Estos trenes son llamados camellos por las visibles cajas del aire acondicionado, pero no es lo único que es viejo en estos convoyes. Tienen sobre sus ruedas más de 30 años de servicio ya queRenfe los adquirió a finales de los 70 y la compañía portuguesaComboios de Portugal los opera bajo alquiler.

Está claro que no se puede achacar la totalidad del fatal desenlace del accidente al estado de un tren cuando éste circula a una velocidad de 118 km/h en una zona limitada a 30. Sin embargo, muchas desgracias se podrían evitar con un mejor mantenimiento de los carruajes de la Red Nacional de Ferrocarriles Españoles. Y sobre todo, con la reposición de los que año tras año van quedando, irremediablemente, obsoletos.

Doinel Castro

 

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