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5 diciembre 2016

La demora en la vía y ventilación impide abrir la variante antes de finales de 2018

  • El montaje de traviesas y carriles comenzará en primavera y exigirá quince meses e instalar el sistema antiincendio precisará de, al menos, catorce

    • RAMÓN MUÑIZ

    •  
    • GIJÓN

     

    De Francisco Álvarez-Cascos a Ana Pastor, todos los ministros de Fomento que con la variante de Pajares han convivido tropezaron en igual piedra: anunciar fechas de inauguración basadas más en el deseo que en la realidad de una de las obras más difíciles emprendidas en España. Respetando la tradición, el Principado reclamó la apertura en 2017 y el Gobierno de Mariano Rajoy rubricó misma fecha en su pacto de investidura con Ciudadanos. El anhelo es imposible. El montaje de vía en la vertiente asturiana y la instalación de los ventiladores no han arrancado; los plazos que exigen demoran, al menos hasta finales de 2018, el momento en el que los asturianos utilizarán esta infraestructura de más de 3.000 millones capaz de recortar en unos 45 minutos el viaje ferroviario a Madrid.

    La etapa de Pastor pasará como el momento en el que el escalafón político acabó asumiendo problemas que los técnicos llevaban años avisando. En unos meses, la ministra pasó de prometer un calendario a reconocer que «más que un túnel aquello parece un río por la gran cantidad de agua» y que la ladera de Campomanes «cae a plomo». Hoy las filtraciones al interior de los macrotúneles se dan por controladas; los trabajos para estabilizar el terreno se centran en los dos últimos deslizamientos para terminar alrededor febrero. Como desveló EL COMERCIO, hay fallos en la pantalla de pilotes del deslizamiento número 2 y para resolverlos, la empresa pública Adif contratará de urgencia un estudio geológico que aclare los refuerzos a ejecutar.

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    Los técnicos aseguran que este trabajo es compatible con el montaje de vías. Dragados lo tiene encomendado desde 2014 y se prepara ahora para iniciarlo, alrededor de marzo. El proyecto que le entregaron cifra en 15.440 metros la vía única en placa a ensamblar en túnel y en 2.460 la doble a ejecutar de la misma manera. En exterior las traviesas se dispondrán sobre balasto, siendo de 1.926 metros el tramo en vía única y 3.853 el doble.

     
     

    Tras analizar actuaciones parecidas, el plan de obra se fijó en quince meses. Los tres primeros se irán en iniciar los movimientos de tierras, la integración ambiental, las obras complementarias y ejecutar drenajes. El despliegue comenzará en la estación de Pola de Lena, aprovechando la noche para no afectar al tráfico ferroviario. El objetivo es empalmar la línea actual con una base de acopio para los carriles fabricados en Arcelor, soldados en barras de 270 metros en Redalsa (Valladolid), y que irán llegando en trenes carrileros. La vía auxiliar dará acceso también a un cargadero de balasto, piedra de la que se necesitan 14.146 metros cúbicos para extender sobre una subbase de 16.044 metros cuadrados de imprimación asfáltica o 2.937 de gravilla bicapa.

    Nuevos andenes en Lena

    Un mes durará la ejecución de un nuevo andén y seis semanas la demolición de los actuales. Con los materiales distribuidos, comenzará el montaje en el interior de los macrotúneles. Esta labor se iniciará entrando desde la boca de Pola de Gordón, continuando la vía que ya hay lista hasta la mitad del pasadizo.

    Las maniobras están medidas y dejan escaso margen para acelerar. Peor es el caso de los ventiladores. Hace un año Adif suspendió la obra al comprobar que el proyecto era erróneo. Se había avanzado 3,5 de los 36 millones en los que adjudicó el trabajo. Desde entonces el contratista se ha consagrado a labores menores, a la espera de que Adif despeje si la nueva instalación, más ambiciosa, se solventará con un modificado o con la rescisión. La expectativa más optimista sería que desbloqueara la cuestión en las próximas semanas, y siguiera manejando un plan de catorce meses, como figuraba en el proyecto original. En este caso, vías y sistema antiincendio avanzarían en paralelo para, en septiembre de 2018, ceder el testigo a la fase de pruebas con los primeros trenes de Renfe. Los ensayos, con Alvias y mercancías, todavía precisarán de unos cuatro meses.

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