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10 octubre 2016

Imagen:VÍTOR MEJUTO

La fusión que prometió más de lo que dio

Opiniones divididas en el concello que inició hace tres años el poco transitado proceso de unión municipal

JORGE CASANOVA 
CERDEDO / LA VOZ 10/10/2016 05:00

Lo primero que llama la atención al circular por el concello de Oza Cesuras es que el topónimo oficial no aparece por ningún sitio. Tres años y pico después de la boda, los contrayentes no han cambiado sus tarjetas de visita y los carteles que uno va encontrando por el interior del municipio especifican claramente si se está en el antiguo territorio de Cesuras o en el de Oza dos Ríos. En realidad, eso no es del todo cierto porque en el cartelón que marca la salida de la A6, sí aparece el nombre oficial. Y en algunos contenedores nuevos, también. Pero poco más.

En la pequeña población de Cesuras todavía funciona el centro de salud. No fueron pocos los agoreros que pronosticaron su cierre, pero el centro aguanta. A la puerta, un armarito de avisos de esos que se abren con llave es testigo del cambio administrativo: con sus buenas telarañas, se aprecian dentro unos escritos fechados en el 2014, antes de que Cesuras dejara de ser un concello, para ser la mitad de otro. «Non fixeron nada», sentencia una chica que sale del ambulatorio. «Unha guardería», rectifica. «Yo no he notado nada», dice una joven madre que sale a toda pastilla, precisamente para recoger a su hijo en la nueva guardería, estratégicamente colocada en el antiguo territorio de Cesuras, pero más cerca de la villa de Oza.

 

 

Durante un buen rato paseando por Cesuras, no cosecharé más que evasivas. Nadie quiere dar su opinión sobre un tema que ya se ha tratado hasta el hartazgo. Fue tan cacareada aquella fusión que la siguiente que abordó la Xunta, la de Cerdedo y Cotobade, se tramitó a velocidad de vértigo sin dar pie a que el debate creciera entre los ciudadanos. «Eu non vou dicir nada porque todo o que se fixo fíxose para abaixo», me espeta un señor que muda su aspecto amable por otro de irritación en cuanto le hago la pregunta.

En el viejo sanatorio

Es evidente que en Cesuras la herida aún supura. Eran el pueblo pequeño y eso no ha cambiado. El alcalde y la capitalidad están en Oza y la sensación es que las inversiones, las que hubo, también se han ido para allí. «De aquí se llevaron los árboles, y de la rehabilitación prometida, nada», explica un vecino al pie del viejo sanatorio de Cesuras, una obra impresionante de principios del siglo pasado que nunca llegó a terminarse y que probablemente no tendría ya sentido su recuperación. Pero es cierto que es uno de los proyectos que se manejaron en aquellos meses cuando parecía que la fusión iba a ser jauja:una planta de biomasa, la factoría de Coca-Cola, el replanteamiento del paso del tren por la villa de Oza...

«Aquí lo tiene delante», apunta un vecino de 44 años al lado de la nueva guardería. «Yo creo que esto es una cosa buena. Antes no la había. Y mire las aceras y las farolas». Nuevecitas, sí. El hombre me confiesa después que es de Oza pero fía el verdadero bum del nuevo ayuntamiento al plan urbanísticoque aumentará la zona urbana. Más construcción, más proyección para el concello como una alternativa a la zona metropolitana de A Coruña. «Dele un año más y verá como cambia esto», dice este señor convencido de la fusión.

Lo cierto es que en la villa de Oza tampoco desborda entusiasmo el proceso. Muchos opinan que las cosas apenas han cambiado y, aunque no han ido a peor, queda por debajo el runrún de aquellas inversiones que han sido mucho menos de lo que se dijo: «Bah, eu nacín aquí e vivín aquí. E cando era pequeno xa se dicía que estaba mal», razona Manuel, que tiene 74 años y prefiere no hablar demasiado. De la fusión.

En el colegio

A la puerta de la farmacia de Cesuras una vecina de 48 años se expresa con menos prejuicios: «A fusión non nos prexudicou. Temos os mesmos servizos que tiñamos. Algún máis, diría eu. Recollen máis as fosas sépticas, aumentaron as actividades extraescolares... O problema é que ninguén dixo a verdade». Esta señora, que dice ser funcionaria, muestra también una inquietud común en el pueblo de Cesuras: el cierre del colegio: «Queren pechalo e concentrar os nenos no de Oza». El plan expresado en algún momento por el alcalde incluye transformar el actual colegio en un instituto.

«No hay ningún plan», aclara la directora del colegio de Cesuras. Hasta donde la Xunta le ha dicho, Educación no tiene previsto crear un nuevo centro de secundaria en un área donde ya hay tres que apenas completan su matrícula: «Pero es verdad que todo este asunto ha generado mucha inquietud entre los padres». Las instalaciones del colegio de Cesuras son claramente superiores a las de Oza, pero en el primero hay 59 alumnos y en el segundo 150. Son los desajustes que el proceso de fusión deberá ir limando.

«¡Formidable!»

«Igual o peor», valora una joven de 30 años que claramente no está nada conforme con el proceso: «Se xa iamos en decadencia, agora é peor. Que foi de todo o que ían facer? Que eu saiba, cero patatero. Se quere escoitar outra cousa, vaia á Ameixeira». Y eso hago. Se trata del segundo núcleo más importante del antiguo Cesuras, aunque está más animado que el primero. Dos restaurantes hacen mucho por el ambiente, sobre todo a la hora de comer: «¡Formidable!», responde el primer vecino con el que me cruzo, que resulta llamarse Manuel y calzar unos envidiables 83 años: «Outros lle dirán outra cousa, porque aquí hai moita política. Pero mire que ben están as carreteiras... Estamos servidos!». Tenía razón la rapaza que me envió hasta aquí. Intento rebajar el entusiasmo de este vecino tocándole la fibra sensible:

-E non lle molesta que lle cambiaran o nome ao pobo?

-Bah. Só son tres letras: O-z-a. Nas esquelas poñen Oza Cesuras, pero logo poñen tamén a parroquia. Así que non hai confusión.

El silencio y el pesimismo de Cesuras contrasta con la dicharachera locuacidad de Ameixeira y la indiferencia en Oza: «Ni mejor ni peor», resume Pilar, una señora de 53 años que trabaja en la capitalidad municipal y que añade una coletilla que también es fácil escuchar: «Esto lleva muchos años igual». En realidad, el tren pasa un par de veces al día por la estación de Oza y otro par por la de Cesuras. Así que el concello tiene dos paradas, pero la misma frecuencia de servicios.

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