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28 septiembre 2016

Pajaritos pierde la mitad de sus comercios en dos años por las obras de metro y AVE

La cafetería 'Le Petit Train', cerrada a las once de la mañana.La cafetería 'Le Petit Train', cerrada a las once de la mañana. / Alfredo Aguilar

  • Los comerciantes de la zona denuncian la clausura de una veintena de negocios en los últimos dos años y piden que el barrio «deje de ser una jaula»

     

     

     

     

    El 29 de junio de 2014 la capital estrenó su nueva red de autobuses. La entrada en la ciudad de la Línea de Alta Capacidad (LAC) removió planos y frecuencias y trastocó a aquellos que vivían de una determinada parada. En Pajaritos se dejó de ver pasar a los granadinos de una decena de pueblos del área metropolitana, que hasta hace dos años se detenían frente al hospital Ruiz de Alda, pero que tras la puesta en marcha de la LAC cambiaron su parada de referencia y la rutina de pasar por las calles y comercios de este barrio granadino. Fue el comienzo de dos años para olvidar en los que Pajaritos desea cada mañana que terminen las obras de la estación de tren, que el metro entre en funcionamiento y que se construya la prometida pasarela peatonal que les unirá con Camino de Ronda. Mientras tanto, el barrio aguarda cerrando negocios, que la asociación de comerciantes de Pajaritos cifra en torno a 25, la mitad de los que se encontraban abiertos hace dos otoños.

    Las fechas clave

    LAC. La implantación del nuevo sistema de transporte público en junio de 2014 redujo la afluencia de granadinos por las vías de Pajaritos.

    Metro. En noviembre de 2014 se iniciaron las obras del último tramo del metro, en el entorno del apeadero de Andaluces.

    Estación. Las obras de la estación del AVE comenzaron en abril de 2015, con el corte de gran parte del tráfico ferroviario.

    La transformación del transporte público no sólo acabó con parte del tránsito de viajeros. También encajonó un poco más a este barrio, que desde hace décadas sólo ha tenido entrada por Avenida de la Constitución, al encontrarse blindado por la estación de ferrocarril y el viejo cuartel de Automovilismo. Actualmente sólo hay dos accesos para entrar a Pajaritos con vehículo, las calles Faisán y Avenida de Andaluces. La primera de ellas, que comienza en el cruce con Avenida de la Constitución, se ha convertido en una vía de acceso taponada en hora punta. La segunda nunca ha dejado de estar operativa, pero las obras del metro y de la estación en esta calle han provocado que, según los residentes, hayan disminuido los coches y motos que entran al barrio. Asad Ali, presidente de la asociación de vecinos de Pajaritos, reconoce que existe «un problema de tráfico y de aparcamiento» que provoca que sólo se acuda a la barriada por obligación o alguna cuestión concreta -como por ejemplo acudir a la oficina de Correos-.

    A la reordenación del tráfico le siguió el comienzo de las obras del metro. De forma similar a como ocurriera hace una década en Camino de Ronda, el final de la avenida Andaluces se levantó para colocar las vías de tren. Son 300 metros que permitirán unir el Norte y Sur de la capital, para así enlazar Albolote y Armilla con un tranvía. En paralelo, se inició la reforma de la estación de ferrocarril. Una zapatiesta importante que todavía continúa.

    La obra del metro se encuentra dando sus últimos coletazos y estará lista en unas semanas. Las previsión de la Junta de Andalucía es que el tranvía eche a andar antes de final de año por lo que la reforma no puede prolongarse en el tiempo mucho más. Con la estación de trenes la situación es bien distinta. Ahora mismo ADIF no es capaz de garantizar cuando se terminará, mientras que a diario se acumulan en la zona obreros y máquinas excavadoras.

    Taxis, bares, limpieza...

    En la estación el número de taxistas que se pueden encontrar son contados y solo aparecen allí a determinadas horas en las que saben que aparece algún autobús descargando pasajeros desde Antequera. Dentro ya no se encuentran las siete personas que se quedaron sin empleo por la rescisión del contrato de limpieza de la estación. También está cerrado a cal y canto el bar en el que los pasajeros de los ferrocarriles hacían hora hasta la llegada de los trenes. Y en los laterales de la estación hay que fijarse bien para localizar a las dos empresas de alquiler de vehículos que sobreviven en el apeadero de Andaluces, Europcar y Avis. Aunque sus responsables sobre el terreno guardan silencio para evitar ser señalados por sus superiores, los rostros de los clientes que esperan entre brazos de hierro muestran que las obras no se deberían haber eternizado. En los exteriores del apeadero, incluso, ha llegado a cerrar un amplio supermercado.

     

     

    El desasosiego es evidente. Si se asciende por avenida Andaluces a la derecha se mantienen un par de restaurantes que ya se encontraban consolidados hace dos años y otro par de negocios ajenos a la restauración. Sin embargo, se encuentran más persianas bajadas o abandonadas, que demuestran que es prácticamente imposible hacerse un hueco en la zona. A la izquierda el panorama es similar. Un par de bares aglutinan a 'parroquianos' habituales. Al salir del ellos, se descubre que la mayoría son granadinos que reconocen que las obras en torno a estos establecimientos han reducido «drásticamente» la afluencia de clientes no habituales.

    Manuel Casares, vocal de la asociación de comerciantes Plaza de Toros-Pajaritos, se encuentra impulsado una agrupación propia sólo para este barrio con el objetivo de crear un frente común que ponga sobre la mesa los problemas de los comercios tradicionales de Pajaritos. Casares explica que el sector más afectado ha sido «el de barrio». «Más que la ausencia de viajeros a la estación lo que nos ha afectado es que los granadinos vean este lugar como un sitio al que no se puede entrar. Pajaritos tiene que dejar de ser una jaula», explica el comerciante.

    Entre las demandas que presentan se encuentran la construcción de una unión con Camino de Ronda por encima de la estación de tren, una entrada peatonal al barrio que catalogan los vecinos como «vital» para que Pajaritos recupere el pulso comercial. En paralelo, esperan al metro y que las obras de la nueva estación acaben. Saben que no será un gran centro comercial como los que existen en otras capitales andaluzas, pero creen que el hecho de que el AVE entre en la ciudad por el barrio abrirá nuevas oportunidades de negocio. Una esperanza que todavía tendrá que esperar.

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