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2 junio 2016

El alcalde exige a Adif que proteja la zona por la que accedió a las vías la chica arrollada por el tren

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Tres menores cruzaron ayer las vías del tren para ver la zona en la que fue atropellada la chica. / G. CARRIÓN/ AGM

  • La muerte de una joven, de 14 años, no impidió ayer que los estudiantes siguiesen empleando los raíles para atajar camino de casa o el instituto

     

    Encara la valla, se apoya para tomar impulso, salta y prosigue hacia las vías del tren para llegar más rápido al otro lado del casco urbano. Eran las 14.27 horas de ayer, y como este alumno de la ESO del instituto Villa de Alguazas, al minuto, otra estudiante baja por la calle América y repite el gesto. En el horizonte, otros tres chicos se dirigen en sentido opuesto al Barrio del Carmen. Todos coinciden usando el mismo atajo: las vías. No habían pasado ni 24 horas desde la muerte de una chica arrollada por un Altaria, pero los adolescentes del municipio ya han olvidado la manta que cubría el cadáver de la joven.

    «Lo utilizan todos los días», lamentaba con amargura Paula. Esta camarera de la cafetería El Albergue, ubicada a unos metros del punto donde fue arrollada la joven, de 14 años, ve a diario cómo los vecinos atajan por los raíles. «A las nueve de esta mañana, cuando estaba montando la terraza, llamé la atención a dos grupos de jóvenes y evité que cruzasen por las vías».

    El problema es que a un lado hay una pasarela peatonal, que costó 30.952 euros, y al otro lado, un puente con paso específico para viandantes, pero al final tiran por el camino de enmedio: el tramo hundido de la verja metálica. «Muchos alumnos cruzan por la vía», reconocen desde el IES Villa de Alguazas. De hecho, este diario comprobó ayer que la zona de la verja por la que la joven accedió a las vías para atajar hacia la academia de baile seguía sin estar repuesta, y muchos jóvenes cruzaban para mirar dónde se produjo el siniestro.

     

    Desde el instituto avanzaron que enviarán un escrito al Ayuntamiento pidiendo que «se refuercen las medidas de seguridad». También van a organizar un taller para los amigos de la víctima para que «afronten el duelo» y van a recoger sus propuestas para resolver esta problemática. La víctima residía en Alguazas y tenía muchos amigos en ese instituto, aunque cursaba tercero de la ESO en el colegio El Taller de Molina de Segura. En el centro molinense, su jefe de estudios detallaba que «tenemos previsto organizar charlas de refuerzo sobre el empleo de dispositivos móviles por la calle, a la hora de cruzar pasos de peatones....». El profesorado no olvida las circunstancias en las que se produjo la tragedia: la chica cruzó los raíles con unos auriculares. Así lo confirmó ayer la Guardia Civil, tras localizar los investigadores los restos del móvil y los auriculares que impidieron a la víctima escuchar las señales acústicas del Altaria con destino Cartagena. «Llevaba los cascos posiblemente conectados al teléfono».

    Localizan los auriculares

    Las mismas fuentes de la Benemérita precisaron que «el maquinista vio a la chica cruzar con el teléfono». Pero cada día se cometen otras muchas negligencias. Este diario comprobó cómo los vecinos pasean a sus perros cerca del viejo apeadero. En concreto, por la zona de servidumbre que da al Barrio del Carmen, donde no hay vallado. «La estación está en desuso y la gente no es consciente de que siguen pasando trenes», alertan desde el IES Villa de Alguazas.

    El entorno del apeadero también es zona de botellón en fiestas patronales y fines de semana. La ley del Sector Ferroviario establece sanciones para esas conductas, según la Policía Local, de hasta 7.000 euros.

    Cruzar las vías puede costar 751 euros, pero un agente reconoce que solo han multado por tirar piedras a los trenes, hacer pintadas y colocar obstáculos. La primera sanción por 'pasear' por los raíles fue impuesta ayer. La tragedia de la menor ha vuelto a poner en el ojo del huracán la división que sufre el municipio por el tren. El Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif) aseguró ayer que el mantenimiento del vallado «es responsabilidad del Ayuntamiento. Existe un convenio firmado en 2010 que así lo recoge».

    Pero el alcalde, Blas Ángel Ruipérez, aportó un documento en el que acredita que el tramo de verja de titularidad municipal acaba unos metros antes de la zona que está hundida y por la que siguen cruzando los jóvenes, pese al siniestro. La valla del Consistorio está reforzada con un murete con pie de obra, en la base, para evitar que sea forzada.

    La zona de Adif no tiene refuerzo. «Pueden decir lo que quieran y sacudirse la responsabilidad. La valla del accidente no está en el convenio», defendió el regidor. «El día del siniestro estuvieron sus técnicos y no arreglaron su valla, fue ridículo». También se preguntó cómo en el margen del Barrio del Carmen, donde está el instituto y un colegio, «no han vallado nada». Con verjas a ambos lados de la zona de servidumbre «habría más obstáculos». Adif aclaró que «la ley no obliga a vallar ambos márgenes, depende del recorrido de la línea».

    Un problema crónico

    El Ayuntamiento reparó ayer la fatídica verja, pero Ruipérez avanzó que se reunirá con el Administrador Ferroviario para «depurar responsabilidades y pedirles que adopten medidas». El regidor también pidió a los vecinos que «empleen la pasarela peatonal». Cristian, residente en las inmediaciones de la vieja estación de tren, recordaba a las administraciones que «hasta que no pasa una desgracia nadie centra la atención, si revisan el ferrocarrill encontrarán cientos de puntos así». No exageraba, a unos kilómetros, en Javalí Nuevo, es habitual que los jóvenes se desplacen a pie hasta Alcantarilla siguiendo la vía del tren.

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