Cuesta trabajo si quiera vislumbrarlo, pero así era. Cádiz era burguesa. También comercial. Por supuesto, era industrial. Y todas las localidades de la provincia pujaban por conectarse con su puerto allá por finales del siglo XIX. De facto, ya lo hacían por medios tradicionales como las diligencias, pero en ese entonces, el sueño era de hierro y madera. Todas las provincias luchaban por hacer realidad las ansias ferroviarias. La provincia lo consiguió en 1854 para conectar Jerez con el Trocadero, primero, y Cádiz, después; justo pasaban seis de la primera línea ferroviaria de España.

Así nació esos aires de grandeza industrial que en la provincia tendrían idas y venidas por toda la geografía gaditana. Porque hubo una línea que conectaba Cádiz con Sanlúcar que, finalmente, se desestimó por su escasa rentabilidad. Porque se intentó construir una linea por la escarpada Sierra que se abandonó sin que la empresa se viera concluida. Porque se levantaron fastuosas estaciones, solo comparables a la de grandes ciudades. Por suerte, tanta eclosión entre finales del siglo XIX y principios del XX, dejó una honda huella de ladrillo, hierro y cristal.Vías, caminos, túneles, infraestructuras ferroviarias y estaciones resisten como gloriosos vestigios de un pasado industrial que esperan ser redescubiertos.

Y eso es lo que precisamente ha hecho Antonio Carlos Baños en su blog de curiosidades ‘Mirando al Sur’. «Queda un importante patrimonio ferroviario conservado, aunque muchos mutilados, y otros desaparecidos, por el paso del tiempo, y de las nuevas tecnologías», considera Baños como primer paso a un bello paseo que une pasado y presente en diversos puntos de la provincia.

Cádiz término

«Cádiz término», suele anunciar la megafonía de los trenes actuales a los viajeros que llegan a la capital. No andan descaminados, no obstante la estación gaditana es de las pocas de España que simplemente termina porque ya no hay más, solo el mar. Por eso era tan importante en el pasado, era el término del camino en tren y el inicio del viaje en mar. Tal importancia se conmemoró con una genial estación de estilo ecléctico, fechada en 1890, caracterizada por su decoración de cresterías de hierro, su cubierta o sus columnas de hierro colado. Como las mercancías debían seguir al puerto, su cabecera estaba abierta. Por ello se le construyeron dos edificaciones laterales a modo de espacio para viajeros y taquillas. Hoy, su arquitectura de hierro, cristal, ladrillo visto y piedra luce a la espera de un uso claro.

La Vía Verde de la Sierra fue una línea que nunca se puso en marcha.

De un punto a otro, de joya a joya. Porque poco tiene que desmerecer a la de Cádiz, la estación de Jerez. Edificada a principios del siglo XX, su construcción está ligada a la Exposición Universal de 1929 en Sevilla, como explica Baños. Su conjugación de hierro, ladrillo, cristal y azulejos tienen una clara impronta regionalista, pero hay más. Una «mezcla de estilos neorenacentista y neomudéjares» puede verse en sus líneas arquitectónicas y decoración, especialmente en su bella azulejería que narra alegorías y escenas del progreso de España y Andalucía. Su fachada principal está resuelta como una serie de arcos que dan acceso a un atrio y torres que rematan un bello conjunto con fuertes aires sevillanos.

Pero no todas las estaciones de la provincia corrieron la misma suerte que las de Cádiz y Jerez. Aún es sonada (y reciente) la desaparición bajo la piqueta de las estaciones de El Puerto, Puerto Real o San Fernando. En esta última localidad se conservan un curioso testigo, el depósito de aguas. Como explica Baños, fue lo único que se salvó de un soterramiento que acabó con todo tipo de edificaciones y con el puente de la Casería. De todo ello, queda este depósito que estaba junto a la casa del guardabarreras y está realizado en ladrillo visto y parte superior metálica. «Cerca se encuentra la locomotora del XIX, que la Azucarera Jerezana donó a la ciudad, y que se conserva francamente bien, aunque en ocasiones aparezca llena de pintadas», como explica Baños.

San Fernando conserva un antiguo depósito de aguas.

De estas ansias de ferrocarril tiene algo que decir la estación de Algeciras antigua. Hoy subsiste olvidada junto a la nueva luciendo la típica arquitectura andaluza regionalista de pilastras, cornisas de tejas y azulejos. «Inaugurada en 1890, era estación término de la linea Algeciras a Bobadilla, pero no obstante, se situaba en un lateral de las vías para facilitar el acceso de los ferrocarriles hacia el puerto», como reconoce Baños.

Muchas veces se ha hablado de la necesidad de conectar Cádiz con esaestación de Algeciras, un sueño nunca alcanzado y ni siquiera iniciado. Más curioso es lo que ocurrió en la escarpada Sierra de Cádiz que también quiso tener su línea de ferrocarril, nunca terminada. Concretamente, fue el gobierno de Primo de Rivera, en un proyecto de modernización, el que pretendía unir « Jerez y Almargen (Málaga), y con interés militar de proyectar una línea entre Cádiz y Cartagena».

Pero no lo consiguió, como rememora Antonio Baños: «La crisis financiera, la posterior guerra, y la peor posguerra, acabó con todo proyecto casi a terminar, faltando de poner sólo las vías». Y así se conserva hoy en día, reconvertida como vía verde de gran interés. El bloguero isleño lo resume muy bien: «Hoy nos queda puentes, túneles y estaciones de paso, correctamente restauradas en un ejemplar proyecto que se ha llevado ya, varios premios, algunos a nivel europeo».

Fue un intento que no corrió tanta suerte como las estaciones y líneas que aún subsisten y que tuvo más fortuna que la línea Cádiz-Algeciras. Todas, las terminadas, las inconclusas y los sueños; hablan de las ansias de prosperidad de una provincia que, en no pocas ocasiones vio su sueño ferroviario, impulsado por los británicos que tenían empresas en la zona. Ecos de un viaje al pasado que conviene realizar para llegar sin pérdidas a la estación del futuro.

La estación de Jerez tiene un bello estilo regionalista.