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Valladolid quiere el Depósito de Locomotoras

 

 

 
 
 
 
 
 
 
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El Ayuntamiento de Valladolid ha aprobado, por unanimidad de todos los grupos municipales, una moción institucional para solicitar a Adif a través de la Sociedad Valladolid Alta Velocidad la titularidad del Depósito de Locomotoras, incoar expediente de declaración Bien de Interés Cultural (BIC) a esta edificación, y poner en marcha el punto 4 de la Proposición No de Ley (PNL) aprobada el pasado 18 de diciembre por la Comisión de Fomento del Congreso de los Diputados para conseguir financiación a través del 1,5% cultural para su restauración. Su recuperación forma parte del proyecto de ‘Depósito Taller Campo Grande’ de Ferrocarriles del Duero para la utilización de las instalaciones ferroviarias de esta zona de Valladolid una vez liberadas del actual planteamiento urbanístico.

La materia ferroviaria ha protagonizado, una vez más, buena parte del debate municipal. La propuesta estaba planteada en una moción de Ciudadanos, que proponía instar a la SVAV y sus socios a tomar “medidas urgentes” que eviten la desaparición del depósito, protegerlo y ponerlo en valor. Finalmente, se ha acordado solicitar que sea de propiedad municipal y también se reclama a la Junta de Castilla y León su catalogación como Bien de Interés Cultural.

El Depósito de Locomotoras de Valladolid “está catalogado como Bien Protegido” y es “único en España”, pero desde su última intervención en 2015 a manos de Adif, para la retirada del tejado de uralita, el edificio “ha quedado al descubierto y ha ido sufriendo un grave deterioro que ha llevado a su inclusión en la lista roja del patrimonio”. Esta instalación, con más de siglo y medio de historia, ha sido uno de los depósitos de máquinas de vapor de mayor importancia de Europa.

El dterioro evidente de esta infraestructura no solo deja al descubierto el interior por la caída del del tejado, sino que también deja menos protegidas algunas máquinas históricas que la compañía ferroviaria guarda en estas naves. Las instalaciones ferroviarias, en desuso desde hace varias décadas, son el epicentro de los actuales talleres de Renfe en Valladolid. Es un proyecto de 1863 del ingeniero francés Théopile Luc Ricour.

El paso de los años sin ningún tipo de mantenimiento y las adversas condiciones meteorológicas registradas en la capital son el gran enemigo de un inmueble considerado entre los profesionales de la arquitectura como de gran calidad constructiva e incluso vanguardista para la época en que fue erigido, constituyendo la edificación más antigua de ese entorno ferroviario y que además está catalogada con la máxima protección por el Plan General de Ordenación Urbana.

Es un edificio de gran calidad constructiva, magnífica adecuación al programa de instalaciones de los propios talleres y muy vanguardista por lo novedoso en aquellos momentos de la tipología utilizada, la forma llamada de ‘fer de cheval’ (herradura de caballo). El depósito es un edificio simétrico, con una parte central recta de taller y dos zonas curvas a ambos lados de la primera para depósito de las locomotoras, cada una con capacidad para abrigar once máquinas. El servicio de maniobras para la entrada y salida de las locomotoras en el depósito se realizaba mediante dos placas giratorias, situadas en los centros de curvatura de cada una de las partes del edificio, capaces de rotar una longitud de 12 metros de carril.

La estructura del edificio es similar a la de una gran nave con cerchas que van girando alrededor de un punto, que es el centro de cada placa giratoria. Las cerchas metálicas son de tipo Polonçeau, y cubren una luz de 18 metros. Sobre ellas se sitúa un lucernario corrido para evacuar los humos de las locomotoras. Los cerramientos son de ladrillo con carpintería metálica, con un zócalo y remates de piedra. Un inmueble que no puede acabar derruido.

 

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