La posible desaparición del diésel antes de lo esperado afecta también al transporte ferroviario. «Llevamos cien años haciendo tracción eléctrica, pero también con gasóil», explicó la pasada semana durante la jornada 'Smart Energy: las vías hacia la transición energética', el jefe de Vigilancia Logística de Adif, Mariano Andrés Martínez.

Las líneas que no están electrificadas requieren diésel para su funcionamiento y por eso, Martínez, señaló que «toda innovación aplicada al ferrocarril debe hacerse a largo plazo, ni en cinco ni en diez ni en quince años» e incidió en que para avanzar en tecnología deben tenerse en cuenta también la eficiencia, la sostenibilidad y la seguridad.

Sin embargo, el transporte ferroviario ya ha empezado a dar sus primeros pasos hacia un futuro alejado del diésel. De hecho, Adif tiene comprometidos 53 millones de euros con el Ministerio de Fomento para innovación en energías renovables certificadas. «Nadie innova solo», señaló Martínez.

Desde las empresas privadas, como Alstom, trabajan también en nuevos vehículos que permitan sustituir los de las líneas no electrificadas, las más contaminantes. Para ello, trabajan en trenes de hidrógeno que «en Alemania ya están funcionando para dar un servicio comercial y esperamos traerlo pronto a España», señaló durante la mencionada jornada, Jaime Borrel, director comercial de Alstom, quien añadió también están trabajando para poner en marcha trenes con baterías.