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30 abril 2018

Las estaciones con los nombres más bonitos del metro de Madrid

¿Te has parado alguna vez a pensar en la belleza que se esconde tras la nomenclatura de algunas de las paradas de metro que estás tan acostumbrado a utilizar?

InstagramMetro de Madrid

Para los habitantes de Madrid, el metro de la ciudad es algo así como una parte consustancial con su vida cotidiana. Es la sexta red metropolitana más grande del mundo y cuenta con 585 millones de usuarios anuales. El Metro de Madrid vertebra la ciudad y se llena, cada día, de los rostros somnolientos de los que madrugan para ir a trabajar, de voces que hablan en todos lo idiomas posibles, del chirrido del tren contra las vías y del sonido de los músicos del metro que, como decían Pereza en aquella canción, "qson la salsa del rock & roll”. Y, sí, también, de olores pocos apetecibles, sobre todo en verano.

El próximo año, el Metro de Madrid celebrará su centenario, pues fue el 17 de octubre de 1919 cuando el rey Alfonso XIII inauguró la línea Norte-Sur de la que se denominó Compañía Metropolitano Alfonso XIII. Un tramo que contaba con ocho estaciones: Puerta del Sol, Red San Luis, Hospicio, Bilbao, Chamberí, Martínez Campos, Ríos Rosas y Cuatro Caminos.

Desde sus orígenes hasta nuestros días, sus estaciones han ido aumentando en número y por ellas han pasado un incalculable número de personas e historias de vida. También ellas, las estaciones, tienen una historia propia y muchas cuentan con preciosos nombres que rayan lo lírico. Y de ésas es de las que os hemos venido a hablar. De una selección de aquéllas cuya nomenclatura nos resulta lo suficientemente poética y sugerente como para dedicarles estas palabras y tratar de encontrar y compilar los orígenes de sus nombres.

Sol

Debe su nombre a la Puerta del Sol, “centro de gravedad” del urbanismo madrileño y la plaza más conocida de la ciudad. El lugar donde, cada 31 de diciembre, se congregan miles de personas para comer uvas y recibir al nuevo año frente al Reloj de la Casa de Correos, el más televisado de España, ya que, desde 1962, se se emiten las campanadas de fin de año.

En sus orígenes, fue uno de los accesos de la muralla que rodeaba la villa en el siglo XV. Ésta recogía en su perímetro los arrabales medievales que habían ido creciendo por la periferia, alrededor de la muralla cristiana del siglo XII. El nombre de la puerta proviene de un sol que adornaba la entrada y que se colocó ahí ya que estaba orientada hacia levante.

Durante tres años, la parada estuvo patrocinada por Vodafone y se le cambió el nombre por “Vodafone Sol”, hasta que en 2016 se acabó el contrato e, inmediatamente, se liberó de su “comercial apellido”. Algo que agradeció la gran mayoría de la población y que, de no ser así, esta parada no estaría en esta lista ni por asomo.

 

Delicias

Según la RAE, “delicia” es un placer muy intenso del ánimo. También el placer sensual muy vivo. Algo así evoca el nombre de esta estación del suburbano madrileño. Aunque, también, nos podría llevar a pensar en aquellos dulces conocidos como “delicias turcas”.

Delicias es una estación de la línea 3 del Metro madrileño, que discurre bajo el paseo homónimo del distrito de Arganzuela. Ya en la época de Fernando VI, allá por mediados del siglo XVIII, la avenida se llamaba “de las Delicias”, debido a que conducía a un espacio cercano al canal del Manzanares que transcurría paralelo al río y que se conocía como “Delicias del río”.

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Ríos Rosas

Imaginar que esta parada del barrio de Chamberí debe su nombre a ríos que, de verdad, llevan agua de color rosa en su caudal es lo que convierte este lugar en algo poético, por lo sugerente de su nombre. Pero lo cierto es que le viene de la calle que lo vertebra, y que son los apellidos de Antonio de los Ríos Rosas.

Se trata de un jurista y político español, nacido en Ronda en 1808, y que fue presidente del Congreso de los Diputados durante varias legislaturas. Debido a sus estrictos valores morales y su desagrado por la deshonestidad en asuntos públicos, se convirtió en una figura singular y destacable en la política española de aquella época.

 

Pacífico

Esta estación cuenta con el único vestíbulo original del Metro de Madrid de principios del siglo XX, que fue diseñado por Antonio Palacios con azulejos valencianos y sevillanos. Toma su nombre de la Calle del Pacífico, que es como se llamaba antiguamente la Avenida de la Ciudad de Barcelona, perteneciente al distrito de Retiro de Madrid. La calle fue nombrada “Pacífico” en recuerdo de las hazañas y expediciones de guerra que protagonizó la Armada española en las costas de Chile y Perú en el año 1985.

Pirámides

Como era de esperar, no encontrarás, tampoco, por los alrededores ninguna pirámide construida por los egipcios. Si quieres arquitectura del Antiguo Egipto por las calles de Madrid, lo mejor es que te dirijas hacia el Templo de Debod. Mejor al atardecer, si te es posible, y no te molesta compartir un lugar así con cientos de personas que han tenido la misma idea que tú.

En realidad esta estación debe su nombre a la Glorieta de Pirámides, que constituye el acceso este al Puente de Toledo, uno de los puentes históricos de la ciudad. Originalmente, era denominada Glorieta del Puente de Toledo, pero, entre 1830 y 1831 se construyeron dos obeliscos, obra de Francisco Javier de Marietegui, lo que propició el cambio de denominación, debido a estos dos monolitos.

 
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Mar de cristal

Esta estación fue inaugurada al público el 27 de abril de 1998 y se ubica bajo la glorieta homónima. Como podrás imaginar, no hay mares cerca de esta estación, ni de cristal ni de ningún otro tipo, tampoco los hay cerca de Madrid, para desgracia de la mayoría. Los únicos mares de la zona son los que nombran las calles del barrio, de ahí el motivo de que esta estación reciba esta evocadora manera de llamarse. Mar de Cristal es, en realidad, una localidad que pertenece a Cartagena, en Murcia, y su playa es muy conocida por la calidad y la transparencia de sus aguas -de ahí lo de cristal-.

Casa del Reloj

Si viviéramos en un mundo fantástico, al salir al exterior, nos encontraríamos frente a la casa que el pequeño personaje de Disney, Dindon, se habría comprado tras la cuantiosa indemnización que la Bestia tuvo que pagar a todos sus empleados por años de esclavitud, maltratos varios y cosificación.

Pero en nuestro mundo, la denominada “Casa del Reloj”, construida entre 1908 y 1928, bajo la dirección de Luis Bellido, fue, antiguamente, el Pabellón de Servicios Centrales del Matadero y Mercado Municipal de Ganados de Madrid y, actualmente, es un centro cultural que organiza múltiples actividades.

 

Esperanza

“Próxima estación: Esperanza”, que diría Manu Chao. Como ocurre en todos los casos, el nombre le viene dado por el barrio en el que se encuentra. En esta ocasión, la Colonia Virgen de la Esperanza del distrito de Hortaleza. Curiosamente, en ese disco del cantautor, se puede escuchar la voz femenina grabada que avisa en los trenes del Metro madrileño de que ésa es su siguiente parada. Y resulta inspirador ir en el vagón y escuchar que una voz te avisa de que la siguiente estación es la Esperanza.

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