TRENEANDO

Coches del ferrocarril como restaurantes

 
 
 
 
 
 
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La crisis ha bloqueado la restauración de vehículos ferroviarios. No hay dinero. Sin embargo, en estos años se han producido iniciativas empresariales que han salvado del desguace los coches que en otro tiempo trasladaban a los viajeros de un lugar a otro. Durante un tiempo, también se puso de moda la restauración de viejos vagones de mercancías y su adaptación como casa de campo. También hay quien ‘colecciona’ algún coche de los antiguos ferrocarriles, aunque es un gusto caro y con poca salida. Bastantes dificultades hay para conservar algunas piezas históricas del pasado.

Dentro de las iniciativas empresariales destaca la de restaurar estos vehículos para acondicionarlos como restaurantes. Al Vagón de Beni (Hoyo de Manzanares-Madrid) y El vagón (Miranda de Ebro-Burgos) se unen el coche restaurante del Museo del Ferrocarril (R12-12954), uno de los vehículos de la antigua CIWL, y el segoviano La Postal y el murciano El Patio IV. Es muy probable que haya más. De hecho, hace unos años cerca de Madrid había un coche del Talgo III a la orilla de la carretera que servía a los automovilistas que allí paraban. Hoy os cuento la situación de estos que aquí os planteo.

El Restaurante La Postal situado en Segovia ofrece unas vistas privilegiadas de la ciudad medieval mientras se disfruta de un menú castellano desde un vagón de los años 50 que ha sido bautizado como Antonio Machado. Se trata de un vagón, bautizado con el nombre del escritor muy vinculado a la ciudad de Segovia ya que fueron innumerables los viajes que el escritor realizó en tren para ver a su amada Pilar Valderrama a Madrid. Se considera que este tren fue lugar de inspiración y el lugar escogido para escribir parte de su obra. Desde el restaurante se puede disfrutar de unas vistas excepcionales del Alcázar de Segovia.

El vagón, que pesa 60 toneladas y mide 22 metros de largo, ha sido habilitado como un comedor con capacidad para 54 comensales. Cuenta también con un pequeño jardín, zona de juegos infantil y una terraza cubierta donde se pueden celebrar actividades al aire libre. El tren viene de Granada y las vías de Alicante. Cuenta además con un restaurante anexo con comedor principal con chimenea con capacidad para 220 personas. El restaurante también ofrece talleres de cocina y ‘showcooking’. Sus actividades se completan con paquetes de enogastronomía, turismo activo y turismo cultural por la zona.

En el 1987 Benito Celestino, propietario del restaurante de Hoyo de Manzanares, tuvo la idea de reformar un antiguo vagón de tren, para rememorar los antiguos coches-restaurantes de Wagon Lits en donde se mezclaban el lujo, el placer de viajar y la comida. La idea surgió de combinar sus dos grandes pasiones: la restauración por parte de la familia de su mujer y los vagones de tren, a los que han estado ligados sus hermanos durante años. En 1989 adquirió el primer vagón de tren, “El Vagón Grande”. Un vagón de madera de 1931, que compró en los desguaces de Renfe. Pasados un sinfín de problemas, propios de una tarea tan ardua como es el traslado de un vagón de 35.000 kilogramos hasta Hoyo de Manzanares, comenzó un proceso de años de duro trabajo, en los que compaginó su trabajo como litógrafo con el de restaurador.

Siempre cuenta Benito que el vagón se hizo en sus pocos ratos libres, por eso en un principio se pensó en llamar “La estación de los Ratos” como así lo demuestran las locomotoras serigrafiadas en los cristales interiores del vagón. Después de este largo proceso, en 1994 da comienzo la andadura del vagón como restaurante, consolidándose como una referencia indiscutible en la sierra madrileña.

Pero Benito, hombre incansable, siempre apoyado por su mujer, María del Carmen, no deja aquí su proyecto y se decide a adquirir años más tarde un nuevo vagón de tren, en esta ocasión de vía estrecha, que data del año 1890, procedente de una finca en Majadahonda y en el que viajó Alfonso XII durante una visita a Cataluña, “El Vagón Pequeño”. También remodela la terraza anexa al vagón, para conseguir un ambiente más ferroviario si cabe, e intentar trasladar a sus clientes a una estación escondida en la sierra de Madrid.

“Todo este marco quiere propiciar que las sensaciones que experimenten sean placenteras y que los platos que realizamos, escogiendo con mimo las mejores materias primas y preparándolas con su buen saber hacer por nuestro equipo de cocina, hagan de su estancia con nosotros un viaje distinto, divertido y especial. Esperamos que disfruten del placer de viajar en nuestro pequeño Orient Express!!”, dicen en su publicidad.

Miranda está intrínsencamente unida al ferrocarril, que dio a la ciudad hace 150 años carácter e identidad. No es de extrañar, por tanto, que se rinda tributo al tren y que una emblemática cadena hostelera haya tenido la idea de instalar frente a su edificio un coche ferroviario. Ferrocarriles de la Generalitat de Cataluña adquirió en 1994 dos unidades de ancho métrico procedentes del ferrocarril suizo Appenzeller Bahn, con el fin de poder superar una importante punta de tráfico entre tanto se recibían trenes de nueva construcción. Conocidos originalmente como ABe 4/4 44 por FGC para su línea Catalans (actual línea Llobregat-Anoia) cubrieron servicio entre Igualada y Martorell de 1995 a 1999. Sus remolques con cabina conformaron la serie 8200; uno fue matriculado como 8201 y el otro como 8202.

Uno de esto automotores suizos de Appenzeller Bahn se reconvierte en 2013 en un restaurante de cuatro tenedores. Bautizado como ‘El Vagón’, funciona bajo la supervisión del equipo de cocina del vitoriano Zaldiaran, con una estrella Michelín en su haber. El reputado cocinero Mikel Castañares, elegido en su día como el mejor de Euskadi, se unió a la plantilla para «ofrecer esa cocina tradicional, de calidad y de producto que caracteriza a los chefs del norte». El coleccionista que los compró en su día, tras su retirada del servicio, terminó por desguazar todos los vehículos suizos de FGC, salvo el remolque con cabina 8201, por tanto, este es el que se encuentra en Miranda. En Suiza, su matrícula fue Dzt65.

El Museo del Ferrocarril de Madrid, ubicado en la antigua estación de Delicias, alberga desde septiembre de 2016 un servicio de restauración dentro de uno de los antiguos coches expuestos en la nave central. El coche R12-12954, junto a otros tres de la misma serie, llegó a España en 1964 y prestó servicio como restaurante en los expresos nocturnos de Madrid a Vigo, La Coruña, Hendaya y Cerbere. Construido por la Compagnie Internationale des Wagons-Lits, el R12-12954 pasó a formar parte del inventario del Museo del Ferrocarril de Madrid en 1999. Había dejado de circular en 1983; Renfe lo adquirió cinco años más tarde para que formara parte de algunos de los trenes especiales de aquella época.

Este coche, matriculado como R12-12954,se construye en 1926 en los talleres de Leeds Forge Company (Leeds, Inglaterra) como un coche salón de primera clase. Prestó servicio en varios ferrocarriles europeos hasta 1939. Ese año se incorporó al ‘Flèche d’Or’, el tren de gran lujo que circulaba entre París y Calais. Con la Guerra Mundial, estos servicios quedaron suspendidos. Se reanudaron en 1946, pero sin el esplendor de las décadas anteriores a la contienda mundial.

El restaurante El Patio IV ( para muchos conocido como Los Vagones) se encuentra en Los Alcázares (Murcia), especializado en arroces a la leña, delirio de muchos de los comensales que hasta allí se acercan. Tienen una barra donde tapear o comer rápido para los que llevan la agenda ajetreada, un pequeño salón muy luminoso que da una terraza y unos vagones de mercancías antiguos, que se rehabilitaron y se convirtieron en un pequeño salón, siendo una zona más íntima, para comer o cenar en pareja, familia o amigos. Son antiguos vehículos de los años 50 recuperados y restaurados para la ocasión.

¿Conoces alguno más?

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