TRENEANDO

El Museu del Ferrocarril se transforma

 
 
 
 
 
 
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El Museo del Ferrocarril de Vilanova y la Geltrú se mete en obras a partir de este otoño, con un ambicioso objetivo: relanzar el museo y situarlo “entre los mejores centros de patrimonio industrial de Europa”. Aunque con cierto retraso, el centro catalán aborda una importante remodelación para introducir nuevas tecnologías, redefinir las exposiciones para hacerlas más interactivas y hacerlo más atractivo para los visitantes. “No solo queremos hablar de tecnología, sino de sociedad. Explicar qué significó el tren en los siglos XIX y XX y qué significa ahora”, explica su directora Pilar García.

La dirección confía que las obras estarán listas el año 2020, coincidiendo con el 30 aniversario del centro. Prevén, ademñas, que para ese año se dupliquen los 33.000 visitantes que recibe anualmente el museo que, hasta hace pocos meses era un enorme almacén de antigüedades ferroviarias sin catalogar, buena parte de las cuales se han expuesto en el nuevo espacio destinado a las mercaderías.

Pilar García asegura que las obras que se pretenden acometer serán el detonante para revisar el resto de la exposición y hacerla más atractiva para todas las edades. En línea con la mejora de su imagen, está previsto restaurar la fachada, aunque una de las actuaciones principales pasa por rehabilitar la Gran Nave, un recinto de 1.100 metros cuadrados que se construyó en 1891 para guardar los trenes que daban servicio a la línea ferroviaria y con el depósito de locomotoras, como uno de sus platos fuertes. Con el fin de preservar este último (uno de los escasos supervievientes del vapor), se inició en 2008 un Anteproyecto Museológico, subvencionado por el Museu de la Ciencia i de la Técnica de Catalunya, que determinó las actuaciones a realizar en el siguiente decenio para convertirlo en un museo a la altura de los requerimientos del siglo XXI. En 2011, también con fondos del Ministerio de Fomento, se realizaron los proyectos arquitectónicos de la Gran Nave y de la Nave del Puente-Grúa, en la que a continuación se acometieron las obras de rehabilitación que prosiguieron en 2013 y 2014 para su habilitación como espacio público y para su uso compartido, por convenio con el Ayuntamiento de Vilanova i la Geltrú.

Menos de la mitad de las máquinas que se exponen en este centro (más de cincuenta vehículos) están bajo cubierta; el resto de locomotoras sufre el desgaste de encontrarse a la intemperie, con una importante afectación por la proximidad del mar. De ahí, la necesidad de proteger de las inclemencias ma mayor parte de la colección móvil, con vehículos de todas las clases: locomotoras eléctricas, diesel y coches de viajeros de diversos tipos, entre ellos la composición completa del Tren del Centenario, réplica del primer tren que circuló en la península en 1848.

Pilar García asegura que el nuevo espacio museístico quiere ser, más que un almacén de máquinas, un exponente del progreso del ferrocarril. Y por eso la rama del Talgo II del museo (en 1950 hizo el viaje inaugural) tendrá un protagonismo especial y será el hilo conductor e interactivo de la historia ferroviaria de nuestro país y servirá para hablar de tecnología y explicar el significicado del tren en los siglos XIX y XX.

El gran objetivo de esta remodelación y adecuación tecnológica al siglo XXI es aumentar las visitas el centro. A pesar de su reconocimiento internacional en el ámbito industrial, las cifras de visitas actuales no le hacen justicia. “Queremos que se convierta en un centro de cultura, ocio e interacción”, afirma Pilar García. Con este objetivo, la directora del museo cree que la inclusión de la realidad aumentada permitirá subir el número de visitantes.

El Museo del Ferrocarril de Cataluña abrió sus puertas en 1990 en el depósito de locomotoras de vapor de Vilanova i la Geltrú, unas edificaciones ferroviarias a caballo entre el siglo XIX y comienzos del siglo XX. La creación de este museo se remonta a septiembre de 1972, con la celebración del XIX Congreso de Modelistas Europeos del Ferrocarril (MOROP), que organizó una exposición de locomotoras de vapor en el depósito, cerrado en 1967 y donde trabajaron más de 900 personas. Finalizado este congreso, los vehículos quedaron apartados y las edificaciones cerradas hasta 1980, año en que los diferentes organismos públicos se interesaron en la creación de un museo ferroviario, y en 1992 la Fundación de los Ferrocarriles Españoles se hizo cargo de su equipamiento y gestión.

La colección del Museo incluye más de sesenta vehículos de todas las épocas, tecnologías y países. Destacan 28 locomotoras de vapor, pero también hay coches de viajeros, máquinas diésel o eléctricas y otros vehículos curiosos, entre ellos la composición completa del Tren del Centenario, réplica del primer tren que circuló en la península en 1848, o el primer Talgo que circuló en España.

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