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7 noviembre 2016

OURENSE CIUDAD

7 noviembre 2016

 

Imagen:PITA

La ruta bucólica «pola beira do Miño» o un paisaje de viaductos

La Voz viaja entre Ourense y Vigo utilizando las dos alternativas que ofrece Renfe

E. V. PITA 
VIGO 06/11/2016 05:00

Al mirar por la ventanilla del tren Intercity y atisbar el paisaje otoñal de viñedos reflejado en el río, uno rememora la canción de Andrés do Barro: «O tren que me leva pola beira do Miño, me leva e me leva polo meu camiño. O tren vai andando pasiño a pasiño e vaime levando cara o meu destino». Nada ha cambiado en casi 50 años, salvo que los convoyes eliminaron el 80 % de las paradas para ganar tiempo y llegar a Ourense en 95 minutos. Su alternativa, el transbordo en Santiago. ¿Qué es mejor y más rápido?

El viaje triangular entre Vigo, Ourense, Santiago y Vigo comienza en la estación de Guixar. El Intercity con destino a Hendaya sale puntual a las 9.16 horas. Irá por el Miño. En el andén espera una locomotora con un único vagón. Como en las películas del Oeste, si abres la puerta trasera te caes a la vía. Es un modelo algo desfasado, de los años 80 y 90, que ha sido modernizado y supera el centenar de plazas. Las butacas tapizadas son cómodas.

Algunos detalles rechinan: hay desconchados de pintura en el metal del posabrazos, la ventanilla o la máquina del aire acondicionado, señal de que el convoy trotó mucho. Y carece de enchufe para encender el móvil.

Solo suben una treintena de personas, la mayoría rumbo a Castilla-León o al País Vasco. Unos estudiantes juegan o leen apuntes en sus portátiles, otra viajera arregla el mundo por el móvil y una pareja de mochileros se levanta para buscar un asiento con vistas al Miño. El viaje dura apenas una hora y 34 minutos porque solo hace dos paradas.

Pero a los trenes les cuesta circular hacia Ourense por el Miño. Es una centenaria línea estrecha, encajonada entre casas y fincas, con curvas. El tren rodea silencioso la costa. La isla de San Simón asoma entre la neblina y gira en Redondela, donde sube una pasajera. Pasa casi pegado a las palmeras de los chalés y aminora la marcha en el el tramo urbano de O Porriño, donde es inevitable recordar la tragedia del Tren Celta. Pasados los polígonos, en Guillarei, sube la última pasajera.

El paisaje cobra interés: la fortaleza de Salvaterra, las casas en los altos de Monçao, la Plisan y los cañones del río Miño. Muchas estaciones parecen muertas. En Frieira para 5 minutos porque un mercancías tiene prioridad. Se atisban las orillas de Ribadavia teñidas de amarillo y rojo otoñal por los viñedos. El Intercity llega puntual a Ourense a las 10.53 horas. Solo se apean siete personas, una para estirar las piernas.

El regreso de Ourense a Vigo se hace esta vez por Santiago. A las 12.10 horas, parte el Avant hacia A Coruña. Es un modelo adaptado para circular a velocidades de 200 km/h. Pero a pesar de su rapidez el viaje a Vigo durará 2 horas y 20 minutos por culpa del transbordo en Compostela. Al menos, se puede cargar el móvil. Los vagones van casi completos. Hay grupos de estudiantes extranjeros. Sale de la estación de Ourense, toma velocidad y deja atrás al Regional Exprés, un camello que sale a la misma hora a Vigo pero por el Miño.

El Avant surca veloz una moderna vía salpicada de túneles y espectaculares viaductos que brindan vistas de vértigo a boscosos valles. Cerca del Pico Sacro, pasa literalmente por encima de las nubes. En solo 34 minutos, arriba en Compostela.

Pero tanta rapidez es inútil porque una vez apeado, hay que esperar 42 minutos para hacer el transbordo al MD a Vigo de las 13.30 horas. Los horarios no están sincronizados. Da tiempo a subir a pie hasta la Alameda compostelana. El MD parte cargado de estudiantes. Bellas vistas al Ulla y Arousa. Llega a Urzaiz a las 14.35 horas, 20 minutos después que el Regional Exprés.

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