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11 marzo 2016

GENTE CORRIENTE

Raül Valls Oliva: «El tren ha sido un gran recurso cinematográfico»

 

JUEVES, 10 DE MARZO DEL 2016

Raül Valls Oliva: «El tren ha sido un gran recurso cinematográfico»

RICARD CUGAT

Las clases en el instituto Jaime Balmes no dejaban mucho espacio a la imaginación, ni a la diversión.«Izaban la bandera y nos hacían formar cada mañana al son del himno nacional» -recuerda el alumno Raül Valls (Barcelona, 1958)-. Así que él, con un compañero, «un descendiente de Monturiol»-precisa-, alternaban las clases con fructíferas campanas. De museo en museo, se patearon Ciutat Vella. Y el día que les dio por entrar en la Estació de França, Valls quedó fascinado. Tenía 12 años y desde entonces su vida viajaría siempre sobre los raíles de un tren.

Coleccionista y modelista de maquetas de tren. La feria del próximo fin de semana en Lleida, Expo Tren, nació de su pasión.

-¿Qué fue lo que le causó tanto impacto? Todo, el espacio; el olor a hierro; los trenes llegando y partiendo; aquel mundo era bastante decadente, antiguo, pero yo percibí en él un encanto especial. Podías adentrarte en las vías hasta el puente de comando de los desvíos y el empleado te decía «ven chaval, mira esto». Yo siempre quería volver.

-Hay un antes y un después de aquel día... Sí. Una tarde que volví, descubrí que la Associació d'Amics del Ferrocarril de Barcelona, fundada en 1944, la primera de España, estaba allí. Y me hice socio.

-¿En casa qué le dijeron? Les pareció muy bien, mis padres me dieron el dinero de la cuota de socio. En casa estábamos acostumbrados a las aficiones. Y a las miniaturas. Mi padre era un manitas, un apasionado de los muebles para casas de muñecas. Montó su taller en casa y en los años de posguerra así se ganó la vida: construía diminutos muebles y los llevaba a vender a céntricas jugueterías, donde clientes ricos de la ciudad, turistas o marines de paso por ella los compraban.

-¿Qué hacía un niño en la asociación? Yo no era el único, alguno más había. Recuerdo a aquellos socios adultos, eran señores mayores que jugaban como niños, y nos decían: «No corráis por aquí». Los niños alucinábamos con las maquetas de trenes. Yo, enseguida que pude me compré una.

-¿Hoy cuántas tiene? Tengo unas 400 locomotoras y unos 1.200 vagones. Y una maqueta (de 1:22,5) que circula, con sonido y sacando humo, por el jardín de mi casa, en La Seu d'Urgell.

-O sea, sus vecinos viven junto a la única estación de tren de La Seu. Debe ser grande su casa. Y su familia, comprensiva. Solo tengo montado el del jardín, el resto está en cajas. A mi mujer, es curioso, también la conocí gracias a los trenes. A principios de los 80, harto de Barcelona, quise irme a Suiza o Alemania, porque me había fascinado su estima al mundo ferroviario, pero no me atreví, y me fui a Andorra.

-¿Por qué Andorra? Entre otras cosas, por el catalán. La lengua oficial allí era la mía. También porque allí tendría cerca una de las mejores tiendas de maquetas de tren de Europa, que aún existe. Me casé con la dependienta.

-¿Qué más decidió el tren en su vida? Después de trabajar siempre en el diseño gráfico y la publicidad, inspirándome en publicaciones para apasionados del modelismo ferroviario europeos, hace siete años fundé la revista Más Tren (www.mastren.com). Y, en paralelo, con apoyo de Fira de Lleida y la Federació Catalana d'Amics del Ferrocarril, monté Expo Tren, el salón del ocio ferroviario (sábado y domingo próximos, en Lleida, www.expotren.com).

-¿Qué se verá y se podrá hacer allí? Habrá talleres de modelismo para niños, y el sábado por la mañana se podrá visitar el taller de ARMF, en el Pla de Vilanoveta. Allí restauran trenes históricos, como los de las películas. El tren ha sido un gran recurso cinematográfico, inspiró a Agatha Christie, y enmarcó brillantes escenas como la de Marilyn Monroe en un andén..., además, fue el primer transporte moderno que socializaba con asientos encarados.

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