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18 julio 2014

Aniversario de su inauguración

Canfranc reencarna sus tiempos de esplendor pensando en la reapertura

V. Millán. Zaragoza| 18/07/2014 a las 06:00                                  

El Ayuntamiento ha organizado una recreación en la que confluirán más de 150 figurantes que emularán la inauguración de la estación en 1928.

La Estación de Canfranc

La Estación de Canfranc. Heraldo

La Estación Internacional de Canfranc vuelve este viernes a 1928. Aquel año, la hoy abandonada instalación recibió el 18 de julio a los primeros trenes cargados de personalidades para celebrar su inauguración. Un acto que estuvo presidido por Alfonso XIII y el Presidente de la República Francesa, Gaston Doumergue y que ahora, 86 años después, es recreado de forma multitudinaria gracias a la coordinación del Ayuntamiento de la localidad en colaboración de asociaciones y entidades españolas y francesas.

Ha sido un esfuerzo colectivo, y esperamos que sea la primera representación de muchas”, explica el alcalde canfranero, Fernando Sánchez, quien también forma parte del elenco de actores y figurantes voluntarios -precisamente representando el papel de regidor de la localidad- que este viernes devuelven a la estación una imagen de apogeo perdida hace ya más de seis décadas. Para esta particular vuelta al pasado se espera la participación de entre 150 y 200 voluntarios, para ello, se ha adecentado la fachada del edificio y el entorno de la estación y se cuenta con autos de la época y la colaboración de varios grupos de recreacionistas llegados de varias partes de la Comunidad y de Francia que representarán el desfile militar que coronó la inauguración de 1928.

“El objetivo es dar una imagen de unión entre España y Francia, porque para llevar esto a cabo nos hemos implicado colectivos de los dos lados de la frontera que deseamos que la estación vuelva a ser un punto de confluencia entre los dos países”, señala el alcalde.

Casi 5 décadas en vía muerta

Dado su carácter internacional y su labor como conexión entre España y Francia, la estación fue concebida como un macrocentro en el que convivían el edificio de pasajeros, las aduanas, un centro de Correos y un hotel, todo ello enmarcado en una gran extensión que permitiera la carga y descarga de mercancías debido al cambio del ancho de vía. Su inauguración, tras cinco años de obras, transformó el salvaje paisaje pirenaico del valle del Aragón en uno de los centros de conexión más importantes de Europa, con la que fue durante tiempo la estación más grande de España. Una construcción planteada con magnificencia al ser la primera imagen de buena parte de la gente que llegaba cruzando los Pirineos.

Su época dorada llegó durante los años de la Segunda Guerra Mundial, cuando esta conexión concentró la mayor parte del tráfico de mercancías ante el cierre intermitente de los otros pasos de Irún y La Junquera. Sin embargo, el declive de la línea Pau-Canfranc comenzó a ir a más progresivamente hasta que en 1970 un accidente de un tren de mercancías en Estanguet, al otro lado de la frontera, decretara el cierre del servicio entre ambos países, echando el cerrojo al único paso ferroviario que conectaba Aragón con Aquitania.

Con la mente en 2020

A pesar de que los 44 años de dejadez y de idas y venidas entre las administraciones de los dos estados ha convertido al recelo en la principal sensación que provoca los anuncios del regreso del Canfranc a sus impulsores, la coordinadora para la reapertura del ferrocarril Canfranc-Oloron (Crefco), organización que lleva desde 1993 reclamando la vuelta de los trenes a este tramo del Pirineo, ve los acontecimientos ocurrido en los últimos meses “como el primer viso de esperanza en mucho tiempo”. A principio de mes, los gobiernos de Aragón, Aquitania, España y Francia salieron de su última reunión con una fecha en el horizonte: 2020. Un año “viable” para la reapertura de la línea según esgrimió el consejero de Obras Públicas de la DGA, Rafael Fernández de Alarcón, a la salida de la reunión.

“Aquitania ha comenzado los trabajos para reanudar la circulación ferroviaria hasta Bedous, lo que al finalizar las obras, dejaría el tren a tan solo 32 kilómetros de Canfranc”, explica Diego Colás, portavoz de Crefco, quien recalca, no obstante, que “la situación se debate entre la indiferencia del gobierno central francés y la falta de recursos del español para cambiar el ancho de vía ibérico que aún perdura en Canfranc, algo que ayudaría a que Francia tuviera una mayor predisposición”.

Así, con la intención de seguir reclamando la necesidad de una línea “vital para Aragón”, la coordinadora organizará el próximo domingo, en el marco de las fiestas de la localidad oscense, una concentración en las inmediaciones de la estación a la que invitan a unirse a cualquier aragonés que puede llegar a través del tren de media distancia que une Zaragoza con Canfranc. “Lo importante es que en los últimos meses se está volviendo a hablar más y mejor de Canfranc después de varios años de silencio. Y eso es algo que hay que seguir incentivando para que de una vez por todas se pongan las cartas sobre la mesa para reanudar un proyecto que sería mucho menos costoso que la Travesía Central del Pirineo y que además podría incentivar el turismo y las conexiones en la región”, valora Colás.

Y es que, en el último año y medio, la estación y su entorno ha vuelto a ser visible para muchos visitantes después de años de desidia. Un altavoz que se ha potenciado gracias al comienzo de las visitas al interior de la Estación después de que la DGA se la adquiriera a ADIF a finales de 2012 o la difusión dada a todas aquellas historias que una vez alumbró el paso ferroviario, plasmadas en los documentales 'Juego de Espías', a cargo del periodista de HERALDO Ramón J. Campo y Germán Roda, o 'El Rey de Canfranc', ambos estrenados el pasado año.

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