PERIODISTA DIGITAL

6 mayo 2014

Versión Ferroviaria del último tren que te lleva a casa echando humo

05.05.14 | 04:20. Archivado en CALLE DE LA TINTA

 

Las películas de vaqueros bien o mal logradas,(westers para los mas recios entendidos) llegaron a crearme un enganche estrecho y peculiar desde bien chico; desde que bien poco podía sostenerme en los brazos de la butaca de la sala de los matinales sin respuesta. Y si a estos films le añadías el tren de Jhon Ford en El hombre que mató a Liberty Valance (que al Marshall de los fiscales, Torres Dulce, le encanta, y me consta) la locomotora de penachos inquietos y pompas de humo, al ritmo del cha-ca-chá, marcando compases en el silencio de la sala, para que contar mi extasis peliculero de los sábados por la mañana después del desayuno.

Han transcurrido los años, y el entusiasmo infantil, diluido por esta cosa corriente llamada vida mentirosa de la verdad, no ha hecho mella en mí lo suficiente como para tirar por la borda a los caballos salvajes montados por aguerridos vaqueros; a las chicas buenas y con dudas afrodisiacas en el saloom enseñando la liga y sonriendo los dientes blanqueados; a Morgan, el duro sin historias(Kirk Douglas); a Craig Belden, el casposo- brillantina (Anthony Quinn); al buenote sheriff Will Kane con cara de juzgado(Gary Cooper) y a todo aquel pistolero de carácter que con cuatro tiros bien disparados por su revolver Colt 45, solucionaba todo tipo de litigios en un santiamén, y cuyas víctimas, serias de cumplimiento, quedaban prestas para el futuro cruzado, en el camposanto del jamás amén, como Dios manda.

Mas, eso sí, nunca olvidaré, ni siquiera un instante, El tren de las 3:10 a Yuma, (que poco se ven los railes) o de "El último tren de Gum Hill" entre trincheras, donde vine a sufrir aquel cambio entregado; una de esas experiencias religiosas sublimes y sin huecos.

En aquel instante pasé a ser, de un simple visionario de película de reestreno en sesión contínua, a uno de los mas nítidos y firmes admiradores del ferrocarril de vapor y carbonilla que pueda verse en las líneas turísticas de Aranjuez y Arganda. Y de la maravillosa guitarra de Pat Metheny, bien sonada y con efectos, en tan solo nueve minutos y veintiséis segundos. ¡Try it! ¿O es que hablamos de otra cosa en el día de hoy..?

 

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